El lado poco conocido de Isaac Newton

 



Por Luis R. Carranza Torres


 

       Este científico, físico, filósofo, y matemático inglés, nació un 4 de enero de 1643 en Woolsthorpe, Lincolnshire, Inglaterra. Autor de Philosophiae naturalis principia mathematica, más conocidos como los Principia, donde describió la ley de gravitación universal y estableció las bases de la mecánica clásica, mediante las leyes que llevan su nombre. Entre sus otros descubrimientos científicos, se destacan los trabajos sobre la naturaleza de la luz y la óptica,  y el desarrollo del cálculo matemático.

       

     Fue el primero en demostrar que las leyes naturales que gobiernan el movimiento en la tierra, y las que gobiernan el movimiento de los cuerpos celestes son las mismas. Si bien el incidente que descubrió la ley de gravedad porque se le cayó una manzana en la cabeza, es rigurosamente falso.

           Como estudiante, fue un mediocre, principalmente a causa de su obcecación por aprender solo, sin seguir indicación alguna de sus maestros. En la Universidad de Cambridge nunca asistió regularmente a sus clases, ya que su principal interés era la biblioteca. Se graduó en el Trinity College como un estudiante con grandes claroscuros formativos, debido a su educación principalmente autodidacta, que le llevó a leer algunos de los libros más importantes de matemáticas y filosofía natural de la época.

            En cualquiera de sus épocas, Newton demostró una fuerte agresividad ante sus contrincantes, con quienes casi siempre el distinto punto de vista científico terminaba en una cuestión de enemistad personal. Al ejercer la presidencia de la distinguida Royal Society, fue descrito por propios y extraños, como un dictador cruel, vengativo y busca-pleitos.

            En 1687 defendió los derechos de la Universidad de Cambridge contra el impopular Rey Jacobo II, que intentó transformar la universidad en una institución católica. Como resultado de su eficacia como polemista, fue elegido miembro del Parlamento en 1689, cuando el monarca fue destronado y obligado a exiliarse. Y si bien mantuvo su escaño durante varios años, nunca fue muy activo durante los debates y repitió, en versión política, los faltazos de su época de estudiante.

            En 1693 sufrió una gran crisis psicológica, causante de largos periodos de acentuada depresión y arranques de paranoia, en los que permanecía aislado, sin comer ni dormir. La causa de ello fue, en opinión de la mayoría de los historiadores, que se había envenenado a sí mismo de forma accidental, al realizar sus experimentos alquímicos. Después de establecer la ley gravitatoria universal, abandonó Cambridge mudándose a Londres, donde ocupó diferentes puestos públicos de prestigio, tales como Preboste del Rey, magistrado de Charterhouse y director de la Casa de Moneda.

            Poco se conoce que sus intereses más profundos eran la alquimia y la religión, temas respecto de los cuales sus escritos sobrepasan largamente en volumen a sus obras de carácter científico. Educado en una familia puritana, defendía el arrianismo y estaba convencido de que las Sagradas Escrituras habían sido violadas para sustentar la doctrina trinitaria. Esto le causó graves problemas al formar parte del Trinity College en Cambridge, y sus ideas religiosas impidieron que pudiera ser director del College. Entre sus estudios alquímicos estaba interesado en temas esotéricos como la transmutación de los elementos, la piedra filosofal y el elixir de la vida.

            Newton dedicó muchos esfuerzos al estudio de la alquimia. Escribió más de un millón de palabras sobre este tema, algo que tardó en saberse ya que la alquimia era ilegal en aquella época. Como alquimista, Newton firmó sus trabajos como Jeova Sanctus Unus, un lema anti-trinitario por donde se lo mire: Jehová único santo; siendo además un anagrama del nombre latinizado de Isaac Newton: Isaacus Neuutonus - Ieova Sanctus Unus.

            Después de haber sido profesor durante cerca de treinta años, Newton abandonó su puesto para aceptar la responsabilidad de Director de la Moneda en 1696. Durante este periodo fue un incansable perseguidor de falsificadores, a los que invariablemente enviaba a la horca, sin importar la escala de la falta. Durante los últimos treinta años de su vida, abandonó prácticamente toda actividad científica y se consagró progresivamente a los estudios religiosos. Fue elegido presidente de la Royal Society en 1703 y reelegido cada año hasta su muerte.

En 1705 fue nombrado sir (caballero) por la reina Ana, como recompensa a los servicios prestados a Inglaterra. Murió el 31 de marzo de 1727 en Kensington, Londres. Un genio con más de una arista para considerar, como puede leerse en el presente.


NOTICIA DEL AUTOR DE LA NOTA: Luis Carranza Torres nació en Córdoba. Es abogado y Doctor en Ciencias Jurídicas, profesor universitario y miembro de diversos asociaciones históricas y jurídicas. Ejerce su profesión y la docencia universitaria. Es autor de las novelas Yo Luis de Tejeda (1996), La sombra del caudillo (2001), Los laureles del olvido (2009), Secretos en Juicio (2013), Palabras Silenciadas (2015), El Juego de las Dudas (2016), Mujeres de Invierno (2017), Secretos de un Ausente (2018), Hijos de la Tormenta (2018), Náufragos en un Mundo Extraño (2019), Germánicus. El corazón de la espada (2020) y Germanicus. Entre Marte y Venus (2021). Ha recibido la mención especial del premio Joven Jurista de la Academia Nacional de Derecho (2001), el premio “Diez jóvenes sobresalientes del año”, por la Bolsa de Comercio de Córdoba (2004). En 2009, ganó el primer premio en el 1º concurso de literatura de aventuras “Historia de España”, en Cádiz y en 2015 Ganó la segunda II Edición del Premio Leer y Leer en el rubro novela de suspenso en Buenos Aires.





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