El encuentro francés de José de San Martín y Napoleón Bonaparte

 



por Luis Carranza Torres

especial para el blog


Transcurre el mes de 1798 en el puerto francés de Tolón. Una fragata española, aliada de Francia, entra en puerto. El joven general Napoleón les brinda una recepción a la oficialidad hispana. Entre ellos, se encuentra un aun más joven José de San Martín. 

Napoleón tiene por entonces 28 años y es uno de los generales más jóvenes del nuevo ejército francés surgido de la revolución que depuso a su rey, una fuerza armada de ciudadanos con reclutamiento obligatorio para todos los varones. 

Por aquella época tenía el apodo de «Pequeño Cabo» en virtud de su buena relación con la tropa. Venía de triunfar en la campaña de Italia, donde derrotó a fuerza austríacas superiores en número aportando en no pocas cuestiones a la ciencia y la técnica militar. El planeamiento detallado de las batallas, el desarrollo nuevas tácticas y, como oficial de artillería que era, emplear a la artillería como una fuerza móvil para respaldar los ataques de la infantería, así como usar sistemas de telecomunicaciones, la llamada «línea chappe de semáforos», espionaje y engaño, para conocer de antemano el movimiento enemigo.

Bonaparte en el puente de Arcole, por Antoine-Jean Gros (c. 1801).

 Poco más de dos años antes, se había casado con Josefina de Beauharnais. Tenía fama de un general agresivo, exitoso y disfrutaba de una gran popularidad en Francia, incluso superior a la del gobierno del Directorio. 

San Martín tiene por entonces 20 años, pero también ya nueve años de servicio en el ejército español, donde ha ingresado con solo 11. Revista en el Batallón de Infantería Ligera del Regimiento de Murcia, donde ha iniciado su vida militar como cadete. Tiene el grado de teniente 2.º, el tercero en la jerarquía de los oficiales subalternos, al que ha sido ascendido el 8 de mayo de 1795.  

Desde un año antes se halla a bordo de la fragata Santa Dorotea, como infantería embarcada. Ha luchado de tal forma en combates navales enfrentando contra Inglaterra y la flota del célebre Almirante Nelson.

“José de San Martín, cadete del Regimiento de Murcia”, óleo de Hocine Ziani – Argel 1991. Instituto Nacional Sanmartiniano

Dicha nave, de 600 toneladas y 42 cañones, al mando del capitán Manuel Guerrero había cumplido en el mediterráneo casi todas las tareas posibles de llevar a cabo por un buque de tales características: escolta de mercantes, dirección de escuadras, captura de corsarios ingleses, transporte de valores, tropas, provisiones y armamento entre los puertos españoles y el norte de áfrica. 

Como nos cuenta Juan Pablo Bustos Thames en “San Martín en España: el aprendizaje y las batallas”, notal digital publicada en Infobae: 

En mayo de 1798, la "Santa Dorotea" arribó al puerto francés de Tolón en donde se estaba aprestando la flota francesa para conducir al ejército galo que, al mando del general Napoleón Bonaparte, estaba a punto de partir, de campaña, hacia Egipto. Los oficiales de la "Santa Dorotea" pasaron a cumplimentar al general francés, quien se había hecho famoso a raíz de su brillante campaña en Italia, entre 1794 y 1795. Bonaparte los recibió en un cálido ágape, celebrado al día siguiente de su llegada. En un momento de la gala, Napoleón se acercó al joven teniente San Martín, tal vez atraído por su uniforme, que era distinto al de los demás marinos (correspondía a un oficial de infantería de baja graduación): aproximó sus dedos a uno de los botones de su casaca celeste y blanca y leyó en voz alta el nombre del regimiento de origen del joven teniente: "Murcia".

Sería el encuentro, algo que marcaría al joven oficial. Ya general, durante su campaña libertadora, llevaría entre sus pertenencias personales, un retrato de Napoleón. También, de su vencedor en Waterloo, Arthur Wellesley, más conocido como el duque de Wellington. 

Hubo un encuentro más entre ambos, de carácter póstumo. Ocurrió cuando los restos de Napoleón fueron repatriados a Francia en 1840 por el rey Luis Felipe de Orleans (tentado en alguna oportunidad para serlo en las provincias del Río de la Plata), por pedido del monarca, entre quienes recibieron con él los restos, llegados  el 30 de noviembre en el barco Belle-Poule al puerto de Cherburgo.

Repatriación de las cenizas de Napoleón a bordo de la Belle Poule, óleo de Eugène Isabey (1842)


La nave se había pintado enteramente de negro para la ocasión, siendo recibido el cuerpo con todos los honores, por el monarca junto a una comitiva en la que estaba José de San Martín que lo acompañó no solo en tal recepción, sino en los ulteriores homenajes.

La escritora argentina Justa Dose, citada por Fernando del Corro en su artículo “San Martín y la historia de una propuesta insospechada de 1830”, publicado en Ámbito Financiero en 2012 dice que, seguramente, ese día, San Martín habrá reflexionado sobre el olvido en vida y los honores póstumos.  Solo puede especularse al respecto. Lo que sí resulta incontrastable es que marca en una personalidad tan parca sobre sus gustos personales como San Martín, ese vínculo de admiración por una figura al que tenía de referencia, nada menos, en la vocación militar que lo acompañó gran parte de su vida y a la que debemos no pocos hechos de nuestra historia sudamericana. 


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NOTICIA DEL AUTOR: Luis Carranza Torres nació en Córdoba, República Argentina. Es abogado y Doctor en Ciencias Jurídicas, profesor universitario y miembro de diversos asociaciones históricas y jurídicas. Ejerce su profesión y la docencia universitaria. Es autor de diversas obras jurídicas y de las novelas Yo Luis de Tejeda (1996), La sombra del caudillo (2001), Los laureles del olvido (2009), Secretos en Juicio (2013), Palabras Silenciadas (2015), El Juego de las Dudas (2016), Mujeres de Invierno (2017), Secretos de un Ausente (2018), Hijos de la Tormenta (2018), Náufragos en un Mundo Extraño (2019), Germánicus. El corazón de la espada (2020) y Germánicus. Entre Marte y Venus (2021). Ha recibido la mención especial del premio Joven Jurista de la Academia Nacional de Derecho (2001), el premio “Diez jóvenes sobresalientes del año”, por la Bolsa de Comercio de Córdoba (2004). En 2009, ganó el primer premio en el 1º concurso de literatura de aventuras “Historia de España”, en Cádiz y en 2015 Ganó la segunda II Edición del Premio Leer y Leer en el rubro novela de suspenso en Buenos Aires. En 2021 fue reconocido por su trayectoria en las letras como novelista y autor de textos jurídicos por la Legislatura de la Provincia de Córdoba.  





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