La Divina Comedia según Cecilia Testa: Senderos de forma y color

 

Cecilia nace en 1971, en Córdoba. En su niñez y adolescencia participa en talleres Infanto – Juveniles y de adultos en la Escuela Provincial de Bellas Artes Dr. Figueroa Alcorta.

En 1993 obtiene el título de perito y profesora de Artes Plásticas en dicha institución, participando en las muestras colectivas organizadas por la misma. También en ese año comienza a ejercer como profesora de nivel medio, actividad que mantiene hasta hoy.

Desde 1993 hasta 1997 asiste al taller del profesor Carlos Peiteado y en la actualidad, al taller “La Casa Amarilla” bajo la dirección de la Lic. Claudia Guevara.

Son muchas las muestras y demás actividades en que ha tomado parte. Como muestra vale un botón, dicen, de todas ellas nos quedamos con el Salón de Pequeño Formato en La Pampa, donde es seleccionada en los años 2009 y 2011, ganando el primer premio en el año 2014. 

También participó del  Mercado de Arte Eggo en Cabildo Histórico en 2013 y 2014, El Paseo del Buen Pastor junto al artista Alan Quevedo en 2019 y en el presente año, entre muchas otras. 

En la selección de obras que mostramos en esta nota, se le anima, nada más y nada menos, que a Dante y su Divina Comedia. El texto curatorial de dicha muestra, escrito por Marta Rivero,  dice lo siguiente: 

“Paraíso y Bosque”
 Cecilia Testa se suspende en divinas virtudes mientras Alan Quevedo se adentra en la penumbra del bosque hurgando desde los tiempos de la infancia. Ambos, desde el movimiento que propone el conversar o el caminar, van descubriendo resquicios de luz y sombras. No es la primera vez que ponen su obra a dialogar en un espacio expositivo, como si el destino los fuese uniendo a través de espacios/tiempos para revisar, entrelazar sus obras, y volver a los mundos propios más nutridos. Ambos ligan sus trabajos a la arquitectura personal. Cecilia desde su serie Pandora en la que se entregó por un tiempo al mundo vegetal imaginario, transitando cielos e infiernos entre plantas que sanan o envenenan, llega ahora al Paraíso a conversar con el Dante. Alan desde su serie Fabulario en la que reconfiguraba las historias contadas por sus tías en su niñez, hoy se dispone no solo a escuchar sino a caminar ese Bosque ya de fábulas y voces propias y no tan familiares para llegar a la ciudad. Cecilia Testa nos invita a recorrer ahora su interpretación de la Divina Comedia. Su Dante, que ha viajado por el Infierno, el Purgatorio, y el Paraíso, se encuentra con ella en esta última estación y ambos, poeta y artista, en pleno siglo XXI, entablan un dialogo íntimo. Virgilio se encuentra con el Dante que se ha perdido en la selva y tropieza con bestias salvajes, Cecilia descubre el resquicio para traerlo a su mundo a dialogar con ella, y encuentra junto a él su Paraíso. Es una especie de mutación la que el Dante le ofrece a la artista. Este, se transforma, se viste y se desviste con minuciosidad. Cecilia lo traza en un nuevo Paraíso, el suyo. La obra presenta los 33 cantos donde el Dante camina junto a Virgilio por el Purgatorio. Este lugar, según cuentan los "Oh, Divina Virtud, si me ayudaras, tanto que a las imágenes del cielo, en mi mente grabadas manifieste. Y me veras junto al árbol que prefieres llegar. Y coronarme con hojas, que merecer me harás, tú y mi argumento. ...y tras las flores vendrán los frutos" textos, está dividido en 7 cornisas que corresponden a los 7 pecados capitales. Según el Dante, el Purgatorio es una montaña y en su cima se encuentra el Paraíso. El poeta decía que “el amor conquista todas las cosas”. Cecilia Testa, en la conquista del amor nos dibuja la amplitud que el mismo conlleva.

Pero que mejor que las propias palabras de la autora sobre sus obras, las que pedimos que eligiera para esta nota: 

"Esta obra es una representación en forma de dibujo casi botánico, donde la rosa cándida es el eje del mismo y, a sus lados, casi en forma pendular, el Dante y su amor Beatrice. Se diría que es el fin del mismo Paraíso".


"Aquí se muestra uno de los tres círculos que representan los tres lugares que describe la Divina Comedia, en donde Dante encuentra la rosa cándida".

 



"En estos círculos de pequeño formato juego con los 33 cantos de la Divina Comedia. Un juego casi irónico con el Dante, tan severo él".

 

"Este es otro de los tres círculos de la Divina Comedia. Acá hago un juego con un detalle de la obra "El jardín de las delicias" de El Bosco".

 

"Esta es una cápsula de vidrio, donde represento el amor casi casto, impoluto de Beatrice como algo intocable".

 

 

"En este círculo todo blanco aparece una superposición de imágenes dibujadas con diseños casi gráficos, y combinando las luces y sombras de las caladas para generar un poco de misterio".


Dueña de un estilo muy propio, audaz, de confluencia de estilos, materiales, formas y colores, su obra traduce ese universo múltiple pero sentido, tan personal. Poseedora de una forma muy íntima de afrontar el reto de la creación, evitando caminos fáciles y sorprendiendo con una perseverancia y técnica exploratoria, que tiene la capacidad fecunda de poner en escena sus representaciones salpicadas de novedades, marcando una constante capacidad de encontrar nuevos ángulos, de generar ideas nuevas como encarnación artística de un universo cambiante.

Una de las particularidades de Cecila, frente al hecho artístico, que no es otra cosa que el desafío de crear belleza, estética y arte, es la posibilidad de «jugar» con los elementos. Decía Oscar Wilde que «ningún gran artista ve las cosas como son en realidad y si lo hiciera, dejaría de ser artista». La visión de Cecilia es la de una inquieta innovadora, con ideas frescas, abierta a nuevas experiencias. Se evidencia en su obra la pasión para realizarla, a la par de el abandonar lo conocido para lanzarse a la elaboración de propuestas audaces. 

Con la inquietud creadora como incentivo y la audacia exploratoria como camino, Cecilia Testa se halla en un tránsito creativo fecundo, experimentable en el presente y que nos brinda la seguridad de nuevas cotas de arte de cara hacia el futuro.  




NOTICIA DEL AUTOR DE LA NOTA: Luis Carranza Torres nació en Córdoba. Es abogado y Doctor en Ciencias Jurídicas, profesor universitario y miembro de diversos asociaciones históricas y jurídicas. Ejerce su profesión y la docencia universitaria. Es autor de las novelas Yo Luis de Tejeda (1996), La sombra del caudillo (2001), Los laureles del olvido (2009), Secretos en Juicio (2013), Palabras Silenciadas (2015), El Juego de las Dudas (2016), Mujeres de Invierno (2017), Secretos de un Ausente (2018), Hijos de la Tormenta (2018), Náufragos en un Mundo Extraño (2019), Germánicus. El corazón de la espada (2020) y Germanicus. Entre Marte y Venus (2021). Ha recibido la mención especial del premio Joven Jurista de la Academia Nacional de Derecho (2001), el premio “Diez jóvenes sobresalientes del año”, por la Bolsa de Comercio de Córdoba (2004). En 2009, ganó el primer premio en el 1º concurso de literatura de aventuras “Historia de España”, en Cádiz y en 2015 Ganó la segunda II Edición del Premio Leer y Leer en el rubro novela de suspenso en Buenos Aires.






Lo más leído

Imagen

La foto del 2 de abril

Imagen

La leyenda del Halcón