Por Luis Carranza Torres
Menéndez
Pidal es un español universal y una de las referencias imprescindibles en la
historia de la ciencia española moderna. Nacido en La Coruña, fue bautizado el
día 18 de marzo de 1869 en la Iglesia Parroquial Colegiata de Santa María del
Campo, con los nombres de Ramón Francisco Antonio Leandro.
Estudia
en las Universidades de Madrid y de Toulouse, ganando en 1899 la cátedra de
filología románica de la
Universidad de Madrid.
En
1900 se casa con María Goyri, a la que había conocido en una conferencia que
dio Marcelino Menéndez Pelayo en la
Escuela de Estudios Superiores del Ateneo. Ella, a pesar de
ser hija natural (un fuerte demérito en la época) de una costurera vasca, ha
hecho historia, al ser la primera mujer española recibirse de Licenciada
primero, y doctorarse luego, en la
Facultad de Filosofía y Letras, debiendo haber para ello
pedido autorización al Ministerio de Fomento, la que se le concedió con la
condición de no permanecer en los pasillos, entrar en el aula junto al
catedrático, y no sentarse en clase junto a sus compañeros, sino en una silla
al lado del profesor.
Su
viaje de luna de miel, es siguiendo la ruta del Cid Campeador. Descubren en
ella la persistencia del Romancero español como literatura oral y empezaron a
recoger muchos romances, los cuales aumentarían en sucesivas excursiones por
tierras de Castilla la Vieja.
Lo
del romance, también lo actuaron en otras cuestiones, y a la vuelta del viaje
María se hallaba embarazada del primer retoño. Fue niña y para no salir de
estilo, la nombraron Jimena, por la esposa del Cid. Su referente había sido hija del Conde de Oviedo, nieta de Alfonso VI y biznieta de
Alfonso V.
En 1901 es elegido
miembro de la Real Academia
Española. Comisionado por el rey de España en 1904 para mediar en la cuestión
de los límites de Perú y Ecuador, logra un gran éxito en su papel de amigable
componedor, luego de lo cual recorre nuestro país, entre otros.
Filólogo,
historiador, folclorista y medievalista, es creador de la escuela filológica
española, miembro erudito de la
Generación del 98 y quien vuelve a poner a España en el mapa
en cuanto a estas ciencias se refiere. Son múltiples sus obras (La España del Cid, Romancero
hispánico, Manual elemental de Gramática Histórica española, entre ellas), pero
más aun su compromiso de intelectual con la verdad, sea quien fuera el que
gobernase.
En
1925 fue elegido director de la Real Academia Española. Cuatro años después,
escribe su famosa carta al dictador Primo de Rivera, en la que defiende el
fuero de la universidad.
Durante
la Guerra Civil,
su independencia le granjeo la animadversión de ambos bandos. Franco lo mandó a
vigilar, leerle la correspondencia y hacer un informe sobre su ideología, que a
vuelta de correo (secreto, por supuesto) decía: "Presidente de la Academia de la Lengua. Persona de
gran cultura, esencialmente bueno, débil de carácter, totalmente dominado por
su mujer”.
Por
su parte, el gobierno de la
II República, aprovechando que daba un curso en Estados
Unidos, lo cesó en sus cargos, por “abandono de servicio”. A la vuelta, tuvo
que huir de Madrid junto a los suyos, por haberlo señalado el Frente Popular
como una de las personas a ajusticiar. Se trasladó a París, y hasta el 4 de
julio de 1939 el nuevo gobierno de Franco no le concedió permiso para regresar
a Madrid con su familia, pesando sobre el él un “expediente de depuración” del que
sólo se lo “sobreseyó”… cuando cumplió 83 años.
En
1939 cesó de Director de la
Real Academia en señal de protesta ante las decisiones que el
poder político franquista tomó sobre algunos de sus miembros; sin embargo,
volvió a ser elegido director en 1947 y siguió en este cargo hasta su muerte,
no sin conseguir, como pretendía anteriormente con su dimisión, que los
sillones de académicos exiliados permanecieran sin ser otorgados a nuevos miembros.
El día jueves 4 de marzo de 1964, vuelto a casa de sus tareas en la Real Academia Española se le presentaron solapados, algunos prenuncios de enfermedad; el 15 de noviembre de 1968 falleció, luego de la trombosis cerebral ocurrida el 9 de ese mes.
En
el prólogo al primer tomo de su Historia de España, dijo don Ramón sobre la
guerra fraticida: “No es una de las
semiespañas enfrentadas la que habrá de prevalecer en partido único poniendo
epitafio a la otra. No será una España de la derecha o de la izquierda; será la España total anhelada por
tantos, la que no amputa atrozmente uno de sus brazos, la que aprovecha
íntegramente las capacidades para afanarse laboriosa por ocupar un puesto entre
los pueblos impulsores de la vida moderna”.
Eran las palabras de un hombre lúcido y razonable, que como tal, en nada podía caerles bien a los que hacen negocio con desquiciar la historia, los pueblos y las vidas ajenas.
NOTICIA DEL AUTOR: Luis Carranza Torres nació en Córdoba. Es abogado y Doctor en Ciencias Jurídicas, profesor universitario y miembro de diversos asociaciones históricas y jurídicas. Ejerce su profesión y la docencia universitaria. Es autor de las novelas Yo Luis de Tejeda (1996), La sombra del caudillo (2001), Los laureles del olvido (2009), Secretos en Juicio (2013), Palabras Silenciadas (2015), El Juego de las Dudas (2016), Mujeres de Invierno (2017), Secretos de un Ausente (2018), Hijos de la Tormenta (2018), Náufragos en un Mundo Extraño (2019), Germánicus. El corazón de la espada (2020) y Germánicus. Entre Marte y Venus (2021). Ha recibido la mención especial del premio Joven Jurista de la Academia Nacional de Derecho (2001), el premio “Diez jóvenes sobresalientes del año”, por la Bolsa de Comercio de Córdoba (2004). En 2009, ganó el primer premio en el 1º concurso de literatura de aventuras “Historia de España”, en Cádiz y en 2015 Ganó la segunda II Edición del Premio Leer y Leer en el rubro novela de suspenso en Buenos Aires. En 2021 fue reconocido por su trayectoria en las letras como novelista y autor de textos jurídicos por la Legislatura de la Provincia de Córdoba.