La judicialización de la novela francesa
La escritura en el banquillo.
En los
últimos tiempos no pocas obras literarias galas han dado inicio a un proceso
judicial.
Por Luis
R. Carranza Torres
“En un país donde la
literatura es casi un asunto de Estado, no es extraño que una novela termine en
los tribunales”,
escribe Álex Vicente en su artículo sobre el asunto, en el suplemento cultural
del diario El País.
Como si
se tratara de un cuento fantástico, últimamente ciertos personajes llevados a
la ficción en Francia “se han rebelado
contra sus autores, acusándolos de mentir o de calumniar y exigiendo derecho a
réplica”. La primera parada del fenómeno son los tribunales, pero con
frecuencia la cuestión no termina allí, sino que habrá grandes debates sociales
y hasta modificación de normas.
Autores
como Emmanuel Carrère son parte de este asunto. Un nombre de las letras de
renombre internacional con sus novelas de “no ficción”. Yoga, aparecida en
setiembre de 2020, resulta la narración en primera persona de una crisis
depresiva cuyo autor es internado en un centro de salud donde es tratado
durante cuatro meses, en virtud de un diagnóstico de trastorno bipolar. A la
par de eso, desfilan cuestiones como una crisis de pareja, con ruptura
afectiva, el fanatismo islamista y los refugiados. Una novela que rompe
bastantes moldes y que resulta difícil de encuadrar en algún género, que se
desarrolla siempre en la zona gris donde se entrecruzan la novela, la
autobiografía, el ensayo y la crónica periodística.
Al
parecer, a quien no le pareció ficción sino pura autobiografía fue a su ex mujer, la periodista de televisión Hélene
Devynck, quien tenía como parte de los convenios de divorcio con el escritor,
un acuerdo de confidencialidad por el que Carrère no podía usar en sus libros
sin su consentimiento aspecto alguno de ella conocido por su vida en común. El
escándalo subsiguiente abarcó desde un cruce mediático, hasta un planteo de la
periodista en tribunales contra su ex por violación de su intimidad y
rompimiento de contrato. El asunto abarca temas tan delicados como “una fantasía sexual acompañada de
revelaciones indeseables sobre su vida privada”. El primer daño colateral
de esta contienda, es haberlo dejado fuera a la obra de la clasificación para
el Premio Goncourt, el más importante de los premios literarios franceses.
Otro de
los alcanzados por el fenómeno tribunalicio es Édouard Louis con su obra “Historia
de la violencia”, en la cual describe su violación por parte de un inmigrante
magrebí, cuestión que terminó en los tribunales.
Durante
el juicio por agresión sexual, que tuvo lugar el 23 de octubre del 2020, la
fiscalía solicitó una pena de cuatro años de prisión, con tratamiento obligatorio,
por agresión sexual, pero el tribunal correccional decidió poner en libertad al
argelino de 35 años, destacando en particular la "inconsistencia de las declaraciones" del novelista
Edouard Louis, quien no quiso ser careado con su supuesto agresor. En cambio,
se lo condenó al acusado, Riadh B., a tres meses de prisión por robo agravado.
La
fiscalía apeló el 10 de diciembre conforme la crónica de Le Monde. Y en tanto
el abogado del escritor, Emmanuel Pierrat espera que en una segunda instancia "este caso se maneje
adecuadamente", luego de un “juicio
absurdo” que deja claro a su entender que: “queda mucho por hacer, sobre todo en los casos de violación
homosexual". Por su parte, Marie Dosé, la abogada del acusado,
entiende que el recurso es lo absurdo, preguntándose “¿Qué hará la corte de apelaciones casi diez años después del hecho?”.
Otro de
los casos es del de Camille Kouchner, hija de Bernard Kouchner, médico
cofundador de Médicos Sin Fronteras y Ministro de Relaciones Exteriores de
Francia entre 2007 y 2010.
Abogada,
doctora en leyes y profesora de derecho privado especialista en derecho social,
de contratos y derecho de la salud, el 7 de enero de 2021 publicó su libro
titulado “La Familia grande”, en el que acusa a su padrastro Olivier Duhamel,
un conocido politólogo galo, de violación e incesto a su hermano gemelo durante
su adolescencia.
Una
catarata de mensajes en Twitter trataron el tema, todos con la etiqueta
#MeTooInceste desataron una protesta social en las redes de proporciones. Visibilizó
una cuestión hasta entonces tabú y de proporciones: en una encuesta de
diciembre de 2020, 6,7 millones de franceses, el 10% de la población, dijo
haber sufrido abusos sexuales por parte de un familiar. En la Asamblea Nacional
ya se presentaron varios proyectos para modificar las penas en esas materias.
Dominique Dupart, profesora de literatura francesa en la Universidad de Lille, expresa que: “En Francia, todo lo que sea literario se beneficia de una legitimidad, sea cual sea el valor objetivo de un texto. Cuando un personaje público es imputado en la República de las Letras, a través de una obra literaria, el resultado solo puede ser explosivo”. La profesora entiende que las letras francesas llevan décadas funcionando con un sistema de vasos comunicantes entre la actualidad social y su representación literaria. Pero a diferencia de los folletines de Balzac o George Sand en el siglo XIX que se inspiraban en las noticias publicadas en los diarios, son ahora los libros quienes “provocan, desde las estanterías de las librerías, una transformación del espacio social”. Un fenómeno en el cual los tribunales y lo jurídico parecen ser un escenario privilegiado, agregamos de nuestra parte.
Artículo publicado en la contratapa del diario Comercio y Justicia del viernes 26 de febrero de 2021.
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