Una victoria sin brazos ni cabeza

 



La Victoria de Samotracia, también conocida como Niké de Samotracia, es una representación naval de Niké, la diosa de la victoria. Con una una altura de 2,75 metros, se trata de una de las más icónicas e hermosas obras escultóricas del mundo antiguo. 

Perteneciente a la escuela rodia del período helenístico, se elaboró en mármol hacia el 190 a. C. siendo originaria del santuario de los Cabiros en Samotracia. Se atribuye su autoría a Pithókritos de Rodas. 

La Victoria con figura de mujer y alas se posa sobre la proa de un navío, que funge como pedestal de la figura. Se vislumbra en el cuerpo, vestido un fino chitón atado bajo el pecho y un manto que se pega a la figura, una leve y graciosa torsión. La postura elegida es el contrapposto. 

El ropaje deja traslucir, además, las formas de su anatomía, tal vez por una aplicación de la técnica llamada de «paños mojados» que se atribuye a Fidias y otorga a la figura una sensualidad a través de la insinuación sutil del cuerpo femenino que cubre sin ocultar.

En su forma, el manto se torna un rollo sobre el muslo derecho para caer luego entre las piernas, en una composición característica de las representaciones de las figuras femeninas de la época.

Las ropas se han esculpido para dar la sensación de estar agitadas por el viento, como si recibiera en contrario el azote de los vientos marinos, para otorgar a la obra ese toque de dramatismo, gozoso en el particular, tan propio de la escuela escultórica rodia, una de las más barrocas del helenismo en sus efectos. En el mismo sentido se han pergeñado la forma de las alas. 

Se la puede contemplar, in situ, en el Museo del Louvre, París , en el descansillo de la escalera Daru. 



Se la esculpió en bulto redondo, siendo hallada en  y ya durante su excavación no se encontraron los brazos ni la cabeza. Su hallazgo se produjo por partes: en 1863 la estatua, sin brazos ni cabeza, por el cónsul francés en Adrianópolis y arqueólogo aficionado Charles Champoiseau. Recién en 1875 se halló la base de la escultura.


Inicialmente se pensó que fue ordenada realizar por Demetrio Poliorcetes para conmemorar el triunfo naval en Salamina sobre la flota de Ptolomeo Sóter en el año 306 a. C., ya que aparecía en monedas emitidas del 294 al 288 a. C. Pero al ser establecida la antigüedad hacia comienzos del siglo II antes de Cristo, en el presente es más aceptado que se labró para conmemorar la victoria de la polis de Rodas contra Antíoco III Megas de Siria. 



La obra rompe con la frontalidad, estando pensada para ser vista desde diversos puntos sin perder la simetría. Pensada para estar situada en la proa de un barco, tal cuestión llevó a simular el movimiento de las ropas al viento. Por eso se sirve del recurso de los paños mojados, herencia de Fidias, que le 

Cabe destacar que no la vemos como se mostraba en la antigüedad, ya que diversos estudios establecen que las esculturas griegas y romanas de la época tenían una capa de color encima del mármol que se ha diluido con el paso del tiempo. 

Se llevó a cabo en la Escuela de Rodas, taller del que salieron otras grandes obras como el conjunto del Laocoonte y sus hijos y el Coloso de Rodas. Obras, todas ellas, que representan las alturas que el genio creador humano puede alcanzar sobre la piedra. 


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NOTICIA DEL AUTOR: Luis Carranza Torres nació en Córdoba, República Argentina. Es abogado y Doctor en Ciencias Jurídicas, profesor universitario y miembro de diversos asociaciones históricas y jurídicas. Ejerce su profesión y la docencia universitaria. Es autor de diversas obras jurídicas y de las novelas Yo Luis de Tejeda (1996), La sombra del caudillo (2001), Los laureles del olvido (2009), Secretos en Juicio (2013), Palabras Silenciadas (2015), El Juego de las Dudas (2016), Mujeres de Invierno (2017), Secretos de un Ausente (2018), Hijos de la Tormenta (2018), Náufragos en un Mundo Extraño (2019), Germánicus. El corazón de la espada (2020) y Germánicus. Entre Marte y Venus (2021). Ha recibido la mención especial del premio Joven Jurista de la Academia Nacional de Derecho (2001), el premio “Diez jóvenes sobresalientes del año”, por la Bolsa de Comercio de Córdoba (2004). En 2009, ganó el primer premio en el 1º concurso de literatura de aventuras “Historia de España”, en Cádiz y en 2015 Ganó la segunda II Edición del Premio Leer y Leer en el rubro novela de suspenso en Buenos Aires. En 2021 fue reconocido por su trayectoria en las letras como novelista y autor de textos jurídicos por la Legislatura de la Provincia de Córdoba.  



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