Un beso para el escándalo

 


Por Luis Carranza Torres

Especial para el blog. 


Deborah Jane Kerr-Trimmer más conocida en el mundo del celuloide simplemente como Deborah Kerr estaba cansada de hacer de buena en las películas que filmaba. Parecía que todos tenían una idea equivocada de ella. La suponían inglesa cuando era en realidad escocesa, de Helensburgh al norte del fiorde de Clyde para más datos. En cuanto a lo actoral, tenía fama de papeles de buenita e insulsa. 

Como suele pasar, nada que ver con lo que podía conforme sus dotes actorales. 

El desquite le llegó con De aquí a la eternidad, la película basada en la novela de igual título escrita por James Jones en 1951, uno de los pesos pesados de la literatura respecto de los dramas de guerra.

Natural de Robinson, en el estado de Illinois, Jones se alistó en el ejército estadounidense en el año 1939, sirviendo en la División de Infantería Nº 25, primero en Hawái y después en la campaña del pacífico, participando entre otros lances en la batalla de Guadalcanal, donde fue herido. Supo capitalizar esas experiencias en diversas novelas. 

Además de la ya citada novela "De aquí a la eternidad", también escribió La delgada línea roja, que también fue llevaba al cine y otra con el título de Silbido, en 1978, que narra la postguerra de los personajes.

El lugar donde Deborah Kerr y Burt Lancaster protagonizaron la famosa e histórica escena fue en la playa de Halona Cove en el este de Oahu, una de las principales islas del archipiélago de Hawái. Allí el personaje de Kerr, la sufrida Karen Holmes, harta de un matrimonio que no iba ni para atrás ni para adelante, se permite un desliz con un hombre aun más problemático que su marido, Milton Warden, papel que actúa Burt Lancaster.

Rodar la escena del beso apasionado, que sirvió de cartel para la película, tomó tres días e intervinieron en el rodaje más de 100 personas.

A Deborah la encantó ese papel de esposa adúltera que se ofrecía en una película de pasiones en la base de Pearl Harbor en el tiempo previo al ataque japonés que planeaba Columbia Pictures. Le pidió a su agente que lo consiguiera a como diera lugar, pero cuando el representante llamó al mandamás de Columbia, Harry Cohn, para proponerla, lo tomó como una posibilidad absurda. 

Él pensaba en Joan Crawford, que sí daba el piné de una esposa engaña maridos. Pero para suerte de la escocesa, tanto el director como el guionista del filme pensaron que podía ser una buena idea pues nadie se esperaría a Kerr en semejante papel y acabó siendo contratada. 




Conforme al guion, el beso no tenía lugar en la playa e iba a ser de pie; situarlo allí, en un entorno idílico, embardunados de arena y con el oleaje como acompañante, fue una idea de última hora del director de la película, Fred Zinnemann, un director austríaco famoso que lograría con sus diversos trabajos en Hollywood cuatro premios Óscar. 

Además, resultó bastante complicada de rodar. Conforme la propia actriz, y en contra de la creencia en el imaginario colectivo, no fue nada divertida llevarla a cabo: "Teníamos que elegir el momento justo por las olas, de modo que surgiera una grande y nos bañara. La mayoría de las olas llegaban hasta nuestros pies, pero necesitábamos una que se levantara por completo. Éramos como surfistas, esperando las olas perfectas. Entre cada toma, teníamos que hacer una limpieza total. Cuando todo acabó, teníamos cuatro toneladas de arena en la boca, y en otros lugares”.

El resultado en la pantalla fue otro. En palabras del director sobre Deborah: “En ese momento, era percibida casi como la Reina de Inglaterra, tan fría como un iceberg, pero funcionó perfectamente”.  A la luz de la historia del cine, no caben dudas de ello.




El escándalo y la polémica envolvieron al estreno de filme, en la rígida sociedad estadounidense de la década de 1950. Entre otras censuras y reproches, la Motion Picture Association of America, la organización que nucleaba a los principales estudios cinematográficos para velar por sus intereses y que regulaba el negocio del cine en cuanto a sus aspectos "morales", prohibió las fotos del beso al considerarlo "demasiado erótico", y los censores estadounidenses acortaron en cuatro segundos la escena.

La película fue nominada a trece premios Óscar y ganó ocho: a la mejor película, al mejor director, al mejor actor de reparto (Frank Sinatra), a la mejor actriz de reparto (Donna Reed), al mejor guion, a la mejor fotografía, al mejor montaje y al mejor sonido. Pero ni Burt Lancaster y Montgomery Clift, ambos nominados a mejor actor principal, ni la propia Deborah Kerr, nominada a la mejor actriz principal, ganaron los suyos. Quizás, en todos los casos, por la pacatería de la época. 

En 2002, en otra sociedad con otra concepción, la película fue seleccionada para su conservación en el National Film Registry. por la Junta Nacional de Conservación de Cine para que sea conservadas en la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos, conforme lo establecido por la Ley Nacional de Conservación del Cine de 1988por resultar "cultural, histórica y estéticamente significativa". 

Nunca más nadie se permitió pensar que esa escocesa de Helensburgh fuera alguien fría para un  personaje actoral. Su apodo de la "virgen británica", pasó al olvido para adquirir el estatus de mujer fatal y de una de las estrellas más cotizadas del momento en Hollywood. Sí, en cambio, siguieron confundiendo a Deborah Kerr como "una actriz inglesa". Algo es algo. 


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NOTICIA DEL AUTOR: Luis Carranza Torres nació en Córdoba, República Argentina. Es abogado y Doctor en Ciencias Jurídicas, profesor universitario y miembro de diversos asociaciones históricas y jurídicas. Ejerce su profesión y la docencia universitaria. Es autor de diversas obras jurídicas y de las novelas Yo Luis de Tejeda (1996), La sombra del caudillo (2001), Los laureles del olvido (2009), Secretos en Juicio (2013), Palabras Silenciadas (2015), El Juego de las Dudas (2016), Mujeres de Invierno (2017), Secretos de un Ausente (2018), Hijos de la Tormenta (2018), Náufragos en un Mundo Extraño (2019), Germánicus. El corazón de la espada (2020) y Germánicus. Entre Marte y Venus (2021). Ha recibido la mención especial del premio Joven Jurista de la Academia Nacional de Derecho (2001), el premio “Diez jóvenes sobresalientes del año”, por la Bolsa de Comercio de Córdoba (2004). En 2009, ganó el primer premio en el 1º concurso de literatura de aventuras “Historia de España”, en Cádiz y en 2015 Ganó la segunda II Edición del Premio Leer y Leer en el rubro novela de suspenso en Buenos Aires. En 2021 fue reconocido por su trayectoria en las letras como novelista y autor de textos jurídicos por la Legislatura de la Provincia de Córdoba.  





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