El día de los besos
Por Luis Carranza Torres
Dicen que el 13 de abril se festeja el día internacional del beso. Pasaría por uno más de tantas fechas, de no ser por la importancia que esa acción tiene en nuestras vidas.
"Contacto o presión que se hace con los labios sobre una persona o una cosa, contrayéndolos y separándolos, en señal de amor, afecto, deseo, saludo, respeto, etc.", leemos en un diccionario. Es cierto, pero también es mucho más que eso.
No estamos solos en dicho gesto. En otras criaturas de la naturaleza se ven acto semejantes, que según los expertos resultan: "la facturación de las aves, el cataglotismo de las palomas y el juego antenal de algunos insectos" (Crawley, Ernest. Studies of Savages and Sex, Kessinger Publishing (revised and reprinted) 2006). Mamíferos y primates tan cercanos a nosotros como los monos muestran un comportamiento de besos (Jane Goodall Institute UK, "Chimp Facts"en www.janegoodall.org.uk.).
Todavía es materia de discusión entre los antropólogos si los besos se aprenden o un comportamiento por instinto. En dicho orden de ideas, se postula que pueden estar relacionado con el comportamiento de aseo o de facilitar el alimento de los hijos premasticando los mismos. Esta es una de las teorías más extendidas: que el beso humano es el producto de una evolución que parte de la regurgitación directa de los alimentos boca a boca (alimentación por besos) de padres a hijos o de machos a hembras (alimentación por cortejo), visible en diversas especies de mamíferos (Eibl-Eibesfeldt, Irenaus, Love and Hate: The Natural History of Behavior Patterns. New York: Holt, Rinehart and Winston, 1972).
El primer beso de la historia del cine lo dieron los actores May Irwin y John C. Rice y dio que hablar. Como para qué no: era el año 1896 y nunca se había visto una escena de ese tipo en las cintas cinematográficas. Que, dicho sea de paso, hacía también sus primeros palotes. Aun visto con los estándares de la época, no era una escena subida ni mucho menos. Solo veinte segundos de mostrarse acaramelados, sonrientes, y un beso final (de costado) que resultaba poco más que una expresión de cariño. Pero igual se habló pues se trataba de cosas que no debían mostrarse. Por eso mismo, Thomas Alva Edison, explotador de este nuevo invento de poder proyectar imágenes desde el celuloide, se lo había pedido especialmente al director de la cinta, William Heis. Además de un genio inventor, Edison era también alguien que conocía las reglas de su iniciático negocio de entretenimiento y de como volverlo una autentica mina de oro. La polémica subsiguiente a la exhibición de la escena provocó que la cinta fuera todo un gran éxito, de los primeros de lo que hoy denominamos como cine.
Sin embargo, en la opinión de un especialista en el tema, cuyo nombre nos reservamos por cuestiones de seguridad ( de él, obvio) el mejor de los besos del cine es el de la película “Spiderman” del año 2002. Allí, el famoso beso cabeza abajo entre Spiderman (Tobey Maguire) y Mary Jane Watson (Kirsten Dunst), el amor secreto de Peter Parker, se transformaría en una de las escenas más célebres no sólo de esa película sino de toda la saga.
No se trata de una opinión en solitario. Para Guioteca, resulta "El más famoso del cine del nuevo milenio" y hasta ha sido plasmado artísticamente en diversas oportunidades.
Reales o de ficción, románticos, amistosos o apasionados, sea de donde venga o a donde vaya, creemos que el beso seguirá permaneciendo entre nosotros como una de los modos de expresar del modo más acabado, nuestros mejores sentimientos con aquellas personas que verdaderamente nos interesan.