La estatua del coloso cambiada




Por Luis Carranza Torres

Especial para el blog

 Marco Aurelio Valerio Majencio era un personaje particular. Sin mayores méritos en nada que no fuera ser el hijo de un emperador, Maximiano que gobernaba junto a Diocleciano, fue relegado de la sucesión y se retiró a su fastuosa Villa situada entre la segunda y tercera milla de la antigua Vía Apia.

En el año 306 tras una revuelta en Roma por impuestos y el rumor que se disolvería el resto de la cohorte pretoriana que todavía permanecía en Roma, un grupo de oficiales de las guarniciones de la ciudad Marceliano, Marcelo y Luciano le ofrecieron el cargo de emperador. Majencio lo aceptó, prometió donaciones a las tropas de la ciudad, y fue aclamado como tal en público el 28 de octubre.

A la par que iniciaba un gran programa de construcciones en la ciudad, tuvo la habilidad suficiente para sobornar a dos ejércitos que fueron enviados contra él.

Quizás el mayor de sus emprendimientos arquitectónicos fue la basílica que lleva su nombre. De autor desconocido, sus dimensiones eran monumentales y se ha dicho que quizás se trata del edificio civil más grande de la antigüedad. Pertenece al arte romano del Bajo Imperio y se halla inspirado en las termas de Diocleciano.  

Hoy en día el término basílica nos remite a un edificio dedicado al culto religioso, pero en Roma se trataba de un ornamentado edificio público que destinarse al tribunal, y que ocupaba un lugar preferente en el foro romano y en derredor del ágora griega.

Como todo ámbito público en Roma, la basílica tuvo otros usos además del más común y extendido de albergar a los jueces, siendo un lugar de transacciones financieras, culto o, simplemente, un lugar de reunión de los ciudadanos para tratar asuntos comunes.


De orientación este-oeste, su planta rectangular se erige sobre una plataforma de cemento con una nave central de eje longitudinal hacia el ábside semicircular y dos naves laterales también abovedadas, divididas cada una de estas naves en secciones perpendiculares a la nave central. Presentaba como novedad su sistema constructivo abovedado.

En el ábside norte habría un estrado para jueces y para ocupar el occidental Majencio mandó a realizar una gigantesca estatua suya. En atención a sus dimensiones, que excedían en mucho el tamaño natural, era lo que denominamos un coloso. Pero antes que pudiera concluirla, otro ejército se presentó para combatirlo, mandado por Constantino I, emperador de oriente.  

No se sabe por qué abandonó con él la estrategia previa del soborno y en cambio decidió combatirlo. Tal vez creyendo que los augurios le eran favorables, salió a su encuentro dejando atrás la seguridad de las murallas de Roma y ambos ejércitos se trabaron en lucha en la vía Flaminia, más allá del río Tíber que cruzaba el Puente Milvio.

Tras ser derrotado, se retiró con sus últimas fuerzas hacia el Tíber, y en el caos del ejército que huía para cruzar el río, Majencio cayó al agua y se ahogó.

Uno de los efectos de esa derrota para Majencio, a más de ser vilipendiado, fue que su cabeza en la estatua que debía colocarse en ábside de la basílica mandada a construir por él y que se trataba de uno de los edificios más grandes de la antigüedad, fuera cambiada en su cabeza por la de Constantino. Se trata de un acrolito, una estatua con las extremidades y la cabeza talladas en mármol en tanto el resto se fabricó probablemente en bronce. 


La cabeza de la estatua, se exhibe en el Palazzo dei Conservatori teniendo una altura de más de dos metros y medio, junto a otras de sus partes, da una idea de lo colosal de las dimensiones de la estatua.


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Germánicus: una historia de dos



NOTICIA DEL AUTOR: Luis Carranza Torres nació en Córdoba, República Argentina. Es abogado y Doctor en Ciencias Jurídicas, profesor universitario y miembro de diversos asociaciones históricas y jurídicas. Ejerce su profesión y la docencia universitaria. Es autor de diversas obras jurídicas y de las novelas Yo Luis de Tejeda (1996), La sombra del caudillo (2001), Los laureles del olvido (2009), Secretos en Juicio (2013), Palabras Silenciadas (2015), El Juego de las Dudas (2016), Mujeres de Invierno (2017), Secretos de un Ausente (2018), Hijos de la Tormenta (2018), Náufragos en un Mundo Extraño (2019), Germánicus. El corazón de la espada (2020) y Germánicus. Entre Marte y Venus (2021). Ha recibido la mención especial del premio Joven Jurista de la Academia Nacional de Derecho (2001), el premio “Diez jóvenes sobresalientes del año”, por la Bolsa de Comercio de Córdoba (2004). En 2009, ganó el primer premio en el 1º concurso de literatura de aventuras “Historia de España”, en Cádiz y en 2015 Ganó la segunda II Edición del Premio Leer y Leer en el rubro novela de suspenso en Buenos Aires. En 2021 fue reconocido por su trayectoria en las letras como novelista y autor de textos jurídicos por la Legislatura de la Provincia de Córdoba.  


Un viaje a la antigua Roma

Por Fernanda Pérez

Para quienes disfrutan de los relatos que tienen como escenario la Antigua Roma, recomendamos dos libros que si bien se pueden leer de manera independiente funcionan también como saga. Se trata de “Germanicus. El corazón de la espada” y “Germanicus. Entre Marte y Venus”, ambos del escritor cordobés Luis Carranza Torres.

“Germanicus: el corazón de la espada” transcurre en el siglo I d.C., durante el reinado de Domiciano. El imperio romano ha alcanzado dimensiones inconmensurables, desde Asia Menor hasta Britania. En ese último confín, los romanos combaten a los bárbaros. En una de esas incursiones, comienza la encrucijada de Publio Valerio Aquilio, llamado Germanicus. A la sombra de un padre famoso, con responsabilidades que lo esperan en Roma y con una ambiciosa prometida que quiere hacer de él un César, Publio encuentra el sosiego en el honor de la batalla y en la pasión vivida con una aguerrida celta esclavizada, que se transformará en gladiadora.

La segunda entrega, "Germanicus. Entre Marte y Venus" sigue los pasos de Publio Valerio Aquilio (quien pese a alcanzar la gloria en el Senado romano termina exiliado y en busca de sus orígenes), y de Kendrya la gladiadora celta que ha ganado su libertad y que busca vengarse de quienes arruinaron su vida. Los caminos de ambos vuelven a cruzarse, son dos fuerzas que no pueden estar juntas ni tampoco separadas. 

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