Los mosquitos y la grandeza de Roma
Por
Luis R. Carranza Torres
Bien podríamos decir que Roma fue Roma, y se edificó donde
se la conocería para la historia universal, por cuestiones relativas a la
sanidad.
No fue por otra razón, que en el siglo VIII a.C. la colina
palatina fue la primera en ser habitada.
También denominado como monte Palatino (en latín Collis
Palatium o Mons Palatinus) forma parte de la llamada Roma Quadrata (en español
"Roma cuadrada"), nombre dado al conjunto de pueblos latinos,
etruscos y sabinos que vivían a las orillas del río Tíber y que formaron lo que
más tarde se llamaría Roma.
Según la mitología romana, el Palatino era el lugar donde
estaba la cueva, conocida como el Lupercal, en la que fueron encontrados Rómulo
y Remo y que era el hogar de Luperca, la loba que los amamantó. Según esta
leyenda, el pastor Fáustulo encontró a los niños, y con su esposa Aca Larentia
los crió. Cuando ellos crecieron, mataron a su tio abuelo, que había quitado el
trono a su abuelo, y ambos decidieron erigir una nueva ciudad propia a las
orillas del río Tíber. Tiempo despues, tuvieron una fuerte discusión y al final
Rómulo mató a Remo. De ahí surgió el nombre de ‘Roma’ (de Remo).
La verdad puede ser mucho más científica y simple. Para
comenzar, el Palatino con sus tres cimas (Cermalus, Palatium y Velia) era una
buena zona de asentamiento, ya que justo debajo de la colina se halla un
magnífico paso del río Tíber, lo que la convertía en una zona estratégica de
gran valor, a la vez que aseguraba la disponibilidad de agua. Asimismo, en ese
tiempo, detrás del Palatino estaba el la laguna que siglos después sería el
Foro de Roma, pero en tal tiempo tratábase sólo de una laguna insana, llena de
mosquitos y por ello sus habitantes buscaban las zonas altas.
Toda aquella zona estaba llena de pantanos. Es por ello que
el Palatino primero, con sus casi cincuenta metros de elevación, y las otras
colinas luego, fueron los lugares donde se asentaron los habitantes primitivos
del lugar.
Recordemos que el mosquito también era la causa (aunque por
entonces no lo supieran) que Roma fuese una ciudad “mediterránea”. Estando tan
cerca del mar, sus habitantes prefirieron establecerse tierra adentro, pues en dicha
época, la franja costera en la que se encuentra Roma estaba muy afectada por el
paludismo y la malaria debido a los pantanos que la ocupaban surgidos de las
continuas inundaciones, pero las siete colinas que algún día serían Roma,
fácilmente defendibles y relativamente a salvo de dichos males, eran un lugar
perfecto para establecerse.
Es por ello que situaron a Roma lo suficientemente cerca de
la costa para beneficiarse del comercio pero lo suficientemente lejos para
estar a salvo de tales endemias.
Para concluir, no fue la loba Luperca,
al salvar a Rómulo y Remo de la inanición, el animal que determinó la existencia de Roma,
como narra la leyenda, sino el mosquito y por razones imperiosamente prácticas.
Claro está que, aun de haberlo
tenido en consideración, es poco probable que los romanos hubiesen edificado un
templo o les rindieran culto a esos molestos insectos del orden de los dípteros.
Para seguir leyendo en el blog:
Germanicus: El corazón de la espada
Los secretos de las gladiadoras
Una pirata y un general que se añoran
NOTICIA DEL AUTOR DE LA NOTA: Luis Carranza Torres nació en Córdoba, República Argentina. Es abogado y Doctor en Ciencias Jurídicas, profesor universitario y miembro de diversos asociaciones históricas y jurídicas. Ejerce su profesión y la docencia universitaria. Ha recibido la mención especial del premio Joven Jurista de la Academia Nacional de Derecho (2001), el premio “Diez jóvenes sobresalientes del año”, por la Bolsa de Comercio de Córdoba (2004). En 2009, ganó el primer premio en el 1º concurso de literatura de aventuras “Historia de España”, en Cádiz y en 2015 Ganó la segunda II Edición del Premio Leer y Leer en el rubro novela de suspenso en Buenos Aires. En 2021 fue reconocido por su trayectoria en las letras como novelista y como autor de textos jurídicos por la Legislatura de la Provincia de Córdoba.