Ese imponente y muy simbólico monumento germano

 



Por Luis Carranza Torres

El Hermannsdenkmal (monumento a Arminio, cuyo nombre se germanizó a Hermann) es un monumento ubicado en la zona alemana de Renania del Norte-Westfalia en Alemania. Homenajea a tal figura como primer unificador de las tribus germanas y vencedor de los romanos invasores de la Germania. 

Situado en la sur del Bosque Teutónico, al suroeste del municipio de Detmold en el distrito de Lippe, se ubica en una zona de bosque cerrado, a 386 metros de altitud. Se halla emplazado sobre una fortificación con forma de anillo llamada Grotenburg.

La razón del sitio es que por la época en que se lo erigió, se creía que dicha colina de Grotenburgo había sido el lugar donde se produjo la batalla entre germanos y romanos. En la actualidad las evidencias arqueológicas apuntan con mayores indicios a la vecina colina de Kalkriese.

Irónicamente el jefe de los queruscos y vencedor sobre tres legiones romanas al mando de Quintilo Varo en la batalla del bosque de Teutoburgo, en el año 9 d. C. se trataba de un germano que había servido como militar en el ejército romano, cuyo verdadero nombre germánico no es conocido.

 La construcción de dicho monumento se inscribe en la búsqueda de una identidad de los pueblos de habla alemana tras la disolución del Sacro Imperio Romano Germánico, pasadas las guerras napoleónicas. 

Prusia y Austria tratarían de liderar dicha búsqueda de identidad a nivel político. Una prueba de ello es que tanto el rey Guillermo I de Prusia con 10.000 táleros como el emperador Francisco José I de Austria con otros 1.082, contribuyeron a levantar el monumento. No fueron los únicos monarcas. Otras casas reales alemanas contribuyeron con otros 13.500 táleros más. 


Financiado tanto por ayudas privadas como aportes estatales, la construcción terminaría costando la fortuna de 90.000 táleros. 

Su idea y realización corresponde al escultor, arquitecto y pintor Ernst von Bandel, que empleó en él 38 años de trabajo, entre 1838 y 1875, así como toda su fortuna personal.

El creador trabajando en la cabeza de Arminio

Hasta diciembre de 2021 en que se destruyó por un incendio existió justo debajo del monumento una cabaña de madera en que Ernst von Bandel vivía en tanto trabajaba en el monumento, el que llegó a ver inaugurado el 16 de agosto de 1875, para morir al año siguiente.


De dimensiones colosales, el monumento resulta visible a kilómetros de distancia, con una altura total de 53,46 metros de altura de los que 26,89 corresponde a su base, constituida por un edificio circular de 26,89 metros de altura con diez pilares de fuste combinados con arcos de medio punto, en una mezcla de los estilos románico y gótico. Sobre su zócalo en forma de cúpula sobre el que se alza la figura de Arminio con coraza y caso alada, cuyo brazo brazo derecho, extendido hacia arriba, empuña una espada de 7 metros de longitud y media tonelada de peso, donada por la empresa Krupp.

El brazo izquierdo en tanto, se apoya en un escudo que llega a la altura del vientre. Un águila y un haz de lictores romanos son aplastados con el pie izquierdo.

Tanto en la espada como en el escudo existen inscripciones. En la primera, “Deutsche Einigkeit meine Stärke – meine Stärke Deutschlands Macht” (la unidad alemana es mi fuerza, mi fuerza es el poder de Alemania), en tanto en el escudo puede leerse “Treufest” (siempre fiel).


Realizada en una estructura de hierro tubular recubierta de placas de cobre, montada sobre una base metálica, la estatua tiene una altura de 26,57 metros de altura y un peso total de 42,80 toneladas.

Se trata de la estatua más alta de Alemania, así como el sitio es uno de los lugares turísticos más visitados del país.

De gran contenido simbólico, ha tenido diferentes interpretaciones por las muy diversas corrientes políticas que han gobernado Alemania desde su inauguración. Pero ninguna de ellas, dejaron de entenderlo como una expresión cabal de una parte importante de la identidad del país. 

Una prueba indubitable, más allá de sus virtudes estéticas y constructivas, de lo profundo que cala en el espíritu de sucesivas y en ocasiones muy diversas generaciones alemanas el simbolismo que trasunta. 


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NOTICIA DEL AUTOR: Luis Carranza Torres nació en Córdoba, República Argentina. Es abogado y Doctor en Ciencias Jurídicas, profesor universitario y miembro de diversos asociaciones históricas y jurídicas. Ejerce su profesión y la docencia universitaria. Es autor de diversas obras jurídicas y de las novelas Yo Luis de Tejeda (1996), La sombra del caudillo (2001), Los laureles del olvido (2009), Secretos en Juicio (2013), Palabras Silenciadas (2015), El Juego de las Dudas (2016), Mujeres de Invierno (2017), Secretos de un Ausente (2018), Hijos de la Tormenta (2018), Náufragos en un Mundo Extraño (2019), Germánicus. El corazón de la espada (2020) y Germánicus. Entre Marte y Venus (2021). Ha recibido la mención especial del premio Joven Jurista de la Academia Nacional de Derecho (2001), el premio “Diez jóvenes sobresalientes del año”, por la Bolsa de Comercio de Córdoba (2004). En 2009, ganó el primer premio en el 1º concurso de literatura de aventuras “Historia de España”, en Cádiz y en 2015 Ganó la segunda II Edición del Premio Leer y Leer en el rubro novela de suspenso en Buenos Aires. En 2021 fue reconocido por su trayectoria en las letras como novelista y autor de textos jurídicos por la Legislatura de la Provincia de Córdoba.  


Un viaje a la antigua Roma

Por Fernanda Pérez

Para quienes disfrutan de los relatos que tienen como escenario la Antigua Roma, recomendamos dos libros que si bien se pueden leer de manera independiente funcionan también como saga. Se trata de “Germanicus. El corazón de la espada” y “Germanicus. Entre Marte y Venus”, ambos del escritor cordobés Luis Carranza Torres.

“Germanicus: el corazón de la espada” transcurre en el siglo I d.C., durante el reinado de Domiciano. El imperio romano ha alcanzado dimensiones inconmensurables, desde Asia Menor hasta Britania. En ese último confín, los romanos combaten a los bárbaros. En una de esas incursiones, comienza la encrucijada de Publio Valerio Aquilio, llamado Germanicus. A la sombra de un padre famoso, con responsabilidades que lo esperan en Roma y con una ambiciosa prometida que quiere hacer de él un César, Publio encuentra el sosiego en el honor de la batalla y en la pasión vivida con una aguerrida celta esclavizada, que se transformará en gladiadora.

La segunda entrega, "Germanicus. Entre Marte y Venus" sigue los pasos de Publio Valerio Aquilio (quien pese a alcanzar la gloria en el Senado romano termina exiliado y en busca de sus orígenes), y de Kendrya la gladiadora celta que ha ganado su libertad y que busca vengarse de quienes arruinaron su vida. Los caminos de ambos vuelven a cruzarse, son dos fuerzas que no pueden estar juntas ni tampoco separadas. 

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