Las bellas estatuas de los Horti de Mecenas



Por Luis Carranza Torres

Al empezar a escribir la saga de Germanicus pensé que sabía sobre la historia de la Antigua Roma. Descubrí que era aun más rica que cualquier conocimiento previo que tuviera. Y en tanto más se conoce, más admirado queda uno de los niveles de belleza artística y logros en casi todos los campos que obtuvieron. 

En no pocas cosas seguimos siendo romanos hoy en día. 

Cayo Mecenas, quizá el hombre más rico de Roma, fue el primer apoyo del joven Octavio para vengar la muerte de Julio César y, de paso, encumbrarse en el poder. Luego, su más cercano colaborador, ya convertido en Augusto en las tareas de gobierno y su suplente en varias de sus ausencias de Roma. Cuando Mecenas murió, en su testamento nombró a Augusto como su único heredero.

No resulta raro entonces que la fastuosa residencia de ese patricio en el monte Esquilino, que transformó de una zona de mala fama a un área residencial, pasaran a ser dominio imperial.

El Esquilino era un distrito histórico de Roma cuyo nombre se origina en que allí se levantaba la antigua "castra priora equitum singularium", el cuartel de la guarida a caballo del emperador.  

 De ella solo queda al presente el Auditorium, un triclinio de verano semi-subterráneo decorado con frescos de jardines en los cuales se insertan pequeñas esculturas y fontanas, Sus jardines, los Horti de Mecenas son los más antiguos de los jardines residenciales en la zona, poblados por diversas obras de arte. 



Se dice también que fue desde esos jardines que Nerón contempló el incendio de Roma.

La decoración escultórica de Mecenas dibuja con bastante precisión los intereses culturales del patrocinados de diversos artistas, compuesta por imágenes de Musas y retratos de ilustres personajes del círculo literario, así como su pasión para la colección de estelas funerarias griegas y copias de altísima calidad de esculturas originales griegas.

El Herma de Menandro, que muestra la figura del comediógrafo ateniense, máximo exponente de la llamada comedia nueva griega, da un detalle de los gustos en la materia del dueño de casa. Realizada en mármol, resulta una excelente copia de un original heleno del siglo III a.C.


Entre las obras más destacadas que adornaban los jardines se halla una muy bella fuente en forma de cuerno potorio firmada por el artista griego Pontios, que encuentra una directa respuesta temática en el refinado relieve con Ménade danzante derivado de modelos griegos de fines del Siglo V a.C.

Se trata de la reproducción en piedra de un bóvido que se empleaba para beber. Los Corni potori eran un elemento de gran importancia en la cultura del brindis ritual. Se difundieron durante la Antigüedad clásica especialmente en los Balcanes, permaneciendo con tal uso ceremonial durante la Edad Media y aun el comienzo de la era moderna en las partes germánicas de Europa, además de algunos pueblos  del Cáucaso. 



Otra de las obras que demuestra el sofisticado gusto de Mecenas, es la llamada estatua del perro, un obra seguramente de factura alejandrina, llevada a cabo en un mármol egipcio jaspeado que no era común de halla en la Roma de aquel tiempo. 


La estatua de Hércules luchador es copia de impecable factura de un original de fines del Siglo IV a.C. Se caracteriza dicha escultura, a pesar de estar incompleta, por un marcado dinamismo en la talla.



Impacta por su realismo extraordinario, de indudable concepción helenística, la estatua de Marsia, el sátiro que desafió a Apolo en un concurso musical, en la cual las lívidas vetas del mármol pavonazzetto muestran de forma acabada el sufrimiento de la figura.


Otra de las obras que tienen altísimo nivel artístico es la cabeza de Amazona, copia de un original atribuido a uno de los más grandes artistas griegos del Siglo V a.C.


En el Museo Capitolino de Roma existe una sala dedicada a todas ellas. Un museo, dicho sea de paso, tan antiguo que no tiene una fecha cierta de fundación, sino que se toma al año de 1471, cuando el Papa Sixto IV decide regalar al pueblo romano un grupo de estatuas de bronce de gran valor simbólico.

Reúne, en el antiguo centro de la vida romana, el monte capitolio, colecciones se enlazan de manera fuerte con el pasado de la ciudad de Roma. En tal institución, la Salas de los Horti de Mecenas destacan por la variada belleza de sus obras, de las que el siguiente video da acabada cuenta:





Son vestigios reveladores de una civilización y una cultura que estableció no poco del mundo que hoy vemos. 

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Germánicus: una historia de dos



NOTICIA DEL AUTOR: Luis Carranza Torres nació en Córdoba, República Argentina. Es abogado y Doctor en Ciencias Jurídicas, profesor universitario y miembro de diversos asociaciones históricas y jurídicas. Ejerce su profesión y la docencia universitaria. Es autor de diversas obras jurídicas y de las novelas Yo Luis de Tejeda (1996), La sombra del caudillo (2001), Los laureles del olvido (2009), Secretos en Juicio (2013), Palabras Silenciadas (2015), El Juego de las Dudas (2016), Mujeres de Invierno (2017), Secretos de un Ausente (2018), Hijos de la Tormenta (2018), Náufragos en un Mundo Extraño (2019), Germánicus. El corazón de la espada (2020) y Germánicus. Entre Marte y Venus (2021). Ha recibido la mención especial del premio Joven Jurista de la Academia Nacional de Derecho (2001), el premio “Diez jóvenes sobresalientes del año”, por la Bolsa de Comercio de Córdoba (2004). En 2009, ganó el primer premio en el 1º concurso de literatura de aventuras “Historia de España”, en Cádiz y en 2015 Ganó la segunda II Edición del Premio Leer y Leer en el rubro novela de suspenso en Buenos Aires. En 2021 fue reconocido por su trayectoria en las letras como novelista y autor de textos jurídicos por la Legislatura de la Provincia de Córdoba.  


Un viaje a la antigua Roma

Por Fernanda Pérez

Para quienes disfrutan de los relatos que tienen como escenario la Antigua Roma, recomendamos dos libros que si bien se pueden leer de manera independiente funcionan también como saga. Se trata de “Germanicus. El corazón de la espada” y “Germanicus. Entre Marte y Venus”, ambos del escritor cordobés Luis Carranza Torres.

“Germanicus: el corazón de la espada” transcurre en el siglo I d.C., durante el reinado de Domiciano. El imperio romano ha alcanzado dimensiones inconmensurables, desde Asia Menor hasta Britania. En ese último confín, los romanos combaten a los bárbaros. En una de esas incursiones, comienza la encrucijada de Publio Valerio Aquilio, llamado Germanicus. A la sombra de un padre famoso, con responsabilidades que lo esperan en Roma y con una ambiciosa prometida que quiere hacer de él un César, Publio encuentra el sosiego en el honor de la batalla y en la pasión vivida con una aguerrida celta esclavizada, que se transformará en gladiadora.

La segunda entrega, "Germanicus. Entre Marte y Venus" sigue los pasos de Publio Valerio Aquilio (quien pese a alcanzar la gloria en el Senado romano termina exiliado y en busca de sus orígenes), y de Kendrya la gladiadora celta que ha ganado su libertad y que busca vengarse de quienes arruinaron su vida. Los caminos de ambos vuelven a cruzarse, son dos fuerzas que no pueden estar juntas ni tampoco separadas. 












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