La gran noche de Françoise



La cantante francesa Françoise Hardy con un vestido del diseñador Paco Rabanne realizado con placas de oro, en 1968.
 

Por Luis Carranza Torres


Nacida en París el 17 de enero de 1944, Françoise Madeleine Hardy vivió una niñez solitaria marcada por su extrema timidez y una estricta educación en un internado religioso de La Bruyère. Se trataba de una vida colmada de reglas y rigores, en que un día era el calco del anterior. 

Su sola vía de escape y desahogo para tal monotonía vital era escuchar música en la radio. Pronto, se hizo escucha devota de los referentes de la chanson francesa de la época.​ Es de tal forma que la canción pop tradicional gala, el music-hall, el rock and roll, el jazz y el folk entran en su espíritu, para no abandonarlo nunca. 


En su adolescencia se atreve a imitarlos, tras regalársele su primera guitarra. El entusiasmo con la música le lleva a tomar clases en el Petit Conservatoire de Mireille Hartuch, afición que se las ingenia para compaginar con sus estudios de Ciencias Políticas en la Universidad de la Sorbona, una carrera que dejaría luego para dedicarse a estudiar Literatura. Cada vez más, el arte gana lugar en su vida. 

En 1961, con sólo diecisiete años, firma un contrato con la discográfica Vogue. Por entonces, solo era una joven de aspecto tímido, admiradora de los Everly Brothers y Jacques Brel, que canta sus propias canciones, de tristes y nostálgicas historias, con su guitarra acústica por diversos clubes parisinos. 

Un año después, en 1962 graba en Disques Vogue su primer "EP", extended play, una sigla inglesa que traducida al español significa reproducción extendida, Se trata de un formato de grabación musical discográfica por la época, muy larga para considerarse como un sencillo, y muy corta para considerarse como álbum.


Allí estaba su canción “Tous les garçons et les filles”, a la cual la discográfica no la consideró como la pieza más comercial del conjunto. Su letra hablaba de una muchacha que nunca conoció el amor y que espera encontrarlo algún día. 

Tanto la música como la letra fueron compuestas por ella, pero siguiente las prácticas del momento, se  registró al arreglista de la grabación, Roger Samyn, como compositor.


Hoy se trata de una de las canciones francesas más conocidas que marcó el signo de toda una época. En particular, respecto de una juventud que tenía aspiraciones ocultas y que cada vez gustaba menos de hacer las cosas como siempre se habían llevado a cabo. 


La noche del 30 de octubre de 1962, en la única cadena de TV francesa y ante un gran número de espectadores que esperaban los resultados del referéndum para la elección del presidente de la República, Françoise Hardy apareció en un intermedio musical interpretando esta canción, que al día siguiente sonaba con preferencia en todas las cadenas de radio​ y se convirtió en un enorme éxito europeo que a finales de año había alcanzado los 500.000 ejemplares vendidos.

Françoise la grabó en inglés (Find Me A Boy, como parte del álbum Françoise Hardy Sings in English, de 1963), en italiano (Quelli Della Mia Età, en el disco Françoise Hardy canta per voi in italiano, 1963), y en alemán (Peter Und Lou, integrando la producción discográfica Françoise in Deutschland, 1965).

En Francia, Inglaterra, Italia y Alemania, se vendieron, en total, más de tres millones de copias.


En aquella época conoce al fotógrafo Jean-Marie Périer​ que la fotografía para un reportaje para la revista "Salut les Copains". Se trataba de la publicación masiva, que vendía  un millón de ejemplares solo en Francia y que resultaba el el órgano oficial de la generación juvenil que el sociólogo Edgar Morin bautizaría como "yé-yé".  

Fue el inicio de una relación creativa que desembocó en un historia de amor. Jean-Marie es quien da forma desde su cámara a la imagen de mujer sofisticada, misteriosa y distante de Hardy. 


“Françoise Hardy para mí era la más bella, precisamente porque ella no era consciente. Tuve la suerte de vivir mi primera historia de amor con ella. Se le identifica con una imagen de melancolía, de tristeza, recuerdo que en aquellos años sus presentaciones en Londres, era la imagen de la moda y el estilo francés”, no duda en decir en una entrevista con Carles Gámez para el diario el País en noviembre de 2015, sin dejar de apuntar luego: “Cincuenta años después sigue siendo mi mejor amiga”.


Paris Match publica su fotografía en portada el 5 de enero de 1963. En este año también participa en Festival de la Canción de Eurovisión 1963 representando a Mónaco con el tema L'amour s'en va.

Son ya los primeros pasos de una estrella que se transformará en ícono de una época. Pero esa es ya otra parte de la historia. ​


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NOTICIA DEL AUTOR: Luis Carranza Torres nació en Córdoba, República Argentina. Es abogado y Doctor en Ciencias Jurídicas, profesor universitario y miembro de diversos asociaciones históricas y jurídicas. Ejerce su profesión y la docencia universitaria. Es autor de diversas obras jurídicas y de las novelas Yo Luis de Tejeda (1996), La sombra del caudillo (2001), Los laureles del olvido (2009), Secretos en Juicio (2013), Palabras Silenciadas (2015), El Juego de las Dudas (2016), Mujeres de Invierno (2017), Secretos de un Ausente (2018), Hijos de la Tormenta (2018), Náufragos en un Mundo Extraño (2019), Germánicus. El corazón de la espada (2020) y Germánicus. Entre Marte y Venus (2021). Ha recibido la mención especial del premio Joven Jurista de la Academia Nacional de Derecho (2001), el premio “Diez jóvenes sobresalientes del año”, por la Bolsa de Comercio de Córdoba (2004). En 2009, ganó el primer premio en el 1º concurso de literatura de aventuras “Historia de España”, en Cádiz y en 2015 Ganó la segunda II Edición del Premio Leer y Leer en el rubro novela de suspenso en Buenos Aires. En 2021 fue reconocido por su trayectoria en las letras como novelista y autor de textos jurídicos por la Legislatura de la Provincia de Córdoba.  






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