Una Nación hecha de a caballo

 


por Luis Carranza Torres


Cada 20 de setiembre se celebra en la República Argentina el "Día del Caballo". Se trata por lo general de una efeméride que pasa de largo en la vida de las grandes ciudades. Pero no es así en las extensas tierras de la Argentina rural y profunda. 

Mi familia viene de una localidad, en las serranías de Calamuchita, Córdoba, en donde la gente aprendía a montar mucho antes de saber leer y escribir. Pasó en mi caso. A los cuatro o cinco años ya se montaba y recién a los siete, en la escuela, el aprendizaje de los bemoles de la lectoescritura. 

La fecha se estableció por Ley Nacional N° 25.125, promulgada en 1999, con el objetivo de reconocer la importancia de este animal en la historia, la economía y el deporte de la República Argentina. Se eligió tal día por la llegada a Nueva York de los dos famosos caballos criollos, "Mancha" y "Gato", que junto al jinete suizo Aimé Félix Tschiffely, completaron una increíble travesía ecuestre desde Buenos Aires.

El periplo, que duró más de tres años entre 1925 y 1928, demostró la resistencia, fuerza y nobleza de la raza de caballos criollos argentinos, y se convirtió en un récord mundial de distancia.

Pero la hazaña no debe hacernos perder de vista el papel crucial que esos nobles equinos han cumplido para el desarrollo histórico y cultural del país.

Fuimos, como dice el título, una Nación hecha de a caballo. En lo militar, económico y hasta político. Y no es un detalle menor. Puedo dar fe que el mundo se ve distinto sobre los lomos de un caballo. Por eso, mis hijos subieron a un caballo antes de terminar de hablar o caminar. La felicidad que les daba me recordó lo mucho que les debemos. Sobre todo, como leales compañeros en la ruta de la vida en las zonas rurales. 

Se trata de uno de los animales más nobles sobre la faz de la tierra, a quien mucho debemos como raza humana. Sobre sus lomos a cabalgado gran parte de los hechos definitorios de la civilización. Su misma evolución es una secuencia maravillosa de evolución y adaptación que podemos remontar a 60 millones de años.

No por nada, la expresión "caballero" viene de caballo. O es el único animal entre las piezas del ajedrez. Indicador de la nobleza con que su actuar lo impregnaba todo. 

Su más remoto antepasado fue el Eohippus, del tamaño de un perro pequeño, que vivió hace aproximadamente 55 millones de años, durante el Eoceno, en América del Norte que transitaba por cerrados bosques que evolucionó creciendo en tamaño desde el Mesohippus (hace 40-30 millones de años) hasta el Merychippus (hace 18-10 millones de años), con una altura de aproximada de un metro y vivía en manadas, el primero en tener la apariencia más reconocible de un caballo. 

Luego vendría el Pliohippus (hace 10-5 millones de años), "abuelo" del caballo moderno, siendo el primer équido en tener una sola pezuña en cada pata. El Equus, como lo conocemos hoy, apareció hace unos 4-5 millones de años en las estepas de Eurasia occidental. Su domesticación ocurrió estimativamente hace unos 6.000 años, lo que cambió para siempre la historia de la humanidad.

Y en lo que concierne a la historia argentina, la riqueza ganadera se hizo de a caballo siendo el gaucho nuestro personaje nacional más emblemático, el cual resulta inseparable de considerar sin su caballos. 

Nuestro regimiento más famoso y escolta presidencial, el de granaderos, es "de a caballo", como lo fueron en su tiempo los Húsares de Pueyrredón. 

Cuando a Belgrano el pueblo de Tucumán le pidió que no los desprotegiera frente al avance realista, la única condición que puso para desobedecer las órdenes de retirarse hasta Córdoba y presentar batalla, fue que le proporcionaran una tropa de caballería, compuesta por los paisanos del lugar. 

Mientras San Martín ejecutaba el cruce de los Andes, los gauchos de Güemes defendían la frontera norte con incursiones relámpago sobre las fuerzas realistas merced a sus caballadas. 

Es así que los relatos mencionan al famoso bayo-blanco de San Martín, del que se dice que era un animal de gran resistencia, ideal para la exigencia de las travesías militares. El Moro, que montaba Facundo Quiroga ha sido inmortalizado en poemas y relatos tanto como su jinete, en las cuales se lo describe como un caballo rápido y leal. También ha pasado a la historia, el caballo de pelaje oscuro de Justo José de Urquiza. Por solo citar algunos. 

Tanta es la influencia en nuestra cultura, que Argentina es de los poco países que tiene deportes propios, de a caballo, como el Pato. Por lo mismo, destacó desde siempre en el Polo, en que es considerada la potencia mundial indiscutida. Esta posición de liderazgo se ha forjado a lo largo de más de un siglo, gracias a la combinación única de jugadores de élite, caballos de raza insuperable y una cultura profundamente arraigada en este deporte.

Y mientras el polo fue un deporte olímpico, la selección argentina fue quien obtuvo las dos medallas de oro en los Juegos de 1924 y 1936, las únicas en la historia de este deporte en las olimpíadas.

Aun hoy se lo emplea, aun en zonas rurales, para tareas de vigilancia. Y para las labores del campo con el ganado. También la cría equina tiene a nuestro país, en distintas razas, y actividades deportivas varias desde el polo al salto como una referencia mundial. 

Compañero fiel de recorridos, solitarios o en compañía, de los galopes por la serranía, muy, muy feliz día.


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La novela de un país


La gesta sanmartiniana hecha novela


Una presentación de novela


Remedios y José



SOBRE EL AUTOR DE LA NOTA: Luis Carranza Torres nació en Córdoba, República Argentina. Es abogado y Doctor en Ciencias Jurídicas, profesor universitario y miembro de diversas asociaciones históricas y jurídicas. Ejerce su profesión, la docencia universitaria y el periodismo. Es autor de diversas obras jurídicas y de las novelas Yo Luis de Tejeda (1996), La sombra del caudillo (2001), Los laureles del olvido (2009), Secretos en Juicio (2013), Palabras Silenciadas (2015), El Juego de las Dudas (2016), Mujeres de Invierno (2017), Secretos de un Ausente (2018), Hijos de la Tormenta (2018), Náufragos en un Mundo Extraño (2019), Germánicus. El Corazón de la Espada (2020), Germánicus. Entre Marte y Venus (2021), Los Extraños de Mayo (2022), La Traidora (2023), Senderos de Odio (2024) y Vientos de Libertad (2025). Ha recibido la mención especial del premio Joven Jurista de la Academia Nacional de Derecho (2001), el premio “Diez jóvenes sobresalientes del año”, por la Bolsa de Comercio de Córdoba (2004). En 2009, ganó el primer premio en el 1º concurso de literatura de aventuras “Historia de España”, en Cádiz y en 2015 Ganó la segunda II Edición del Premio Leer y Leer en el rubro novela de suspenso en Buenos Aires. En 2021 fue reconocido por su trayectoria en las letras como novelista y como autor de textos jurídicos por la Legislatura de la Provincia de Córdoba.





Una mujer humillada y desposeída.

La tentación de recuperarlo todo.

Un secreto vital que obtener tras la cordillera.

Un general con un desafío por cumplir: cruzar los Andes.

 

Provincias Unidas de Sudamérica, 1816. Las tierras del antiguo Virreinato del Río de la Plata han declarado su independencia de la corona española, en el peor de los momentos posibles. El nuevo país, libre pero cargado de dificultades y retos, apuesta a remontar sus derrotas en el Alto Perú, con el audaz plan de formar un nuevo ejército y cruzar la cordillera para batir a los realistas por el oeste.

En Chile, Sebastiana Núñez Gálvez ha visto desbarrancar su mundo de lujos, pero también de oscuridades, tras la reconquista realista del país. Ajusticiado su esposo por liderar el bando patriota y confiscados todos sus bienes, malvive en la extrema necesitad. Una falta de todo que la ha hecho abjurar de cualquier creencia y hasta de su reputación, para conseguir subsistir.

El Mariscal español Marco del Pont lo sabe perfectamente, y le ofrece devolverle todas sus posesiones y alcurnia, a cambio de pasar a Mendoza y obtener el secreto mejor guardado del Gobernador de Cuyo y General en jefe de ese nuevo ejército, José de San Martín: por dónde pasarán sus tropas a Chile.

Sebastiana es una mujer decidida a todo para averiguarlo; apuesta para lograrlo a su antiguo y fuerte vínculo de amistad con la esposa del gobernador y General en jefe, Remedios de Escalada. No le importa tener que mentir, engañar o traicionar viejas lealtades.

Pero la imprevista relación con un oficial de granaderos trastocará sus planes. Alguien que, precisamente, debe mantener a los secretos de su jefe a salvo de los espías realistas. 


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