El momento cero de la escritura
En el proceso de la escritura de una obra de ficción, el momento de inicio no es meramente un acto de sentarse a teclear o tomar un bolígrafo, sino una fase compleja que involucra la pre-escritura y la toma de decisiones fundacionales que determinarán la estructura y el impacto de la obra.
Sí, es así como lo lees: La escritura, sobre todo de ficción, es un proceso complejo que se inicia por lo general sin escribir.
En el origen de casi todos, existe una idea, aunque no esté todavía completamente definida.
Es difícil escribir sin saber qué, aun de forma intuitiva. Debe existir cierto planteamiento previo.
1º) Gestación de la Idea Central
Toda obra comienza de una idea que se desarrolla. Estamos aquí en la etapa de prefiguración o invención. El escritor, consciente o inconscientemente, está configurando la experiencia que luego será narrada.
El "Motor" o la Chispa Inicial puede ser una idea, imagen, pregunta o conflicto que actúa como el germen de la trama. Puede tratarse de un personaje, una situación, un entorno, o una pregunta filosófica que el escritor siente la necesidad de explorar.
Esta inspiración debe ser lo suficientemente potente y original para sostener una narración extensa. Recuerda que la capacidad para seguir una historia constituye, enhebrar con la mejor calidad literaria la cadena de acontecimiento que supone una trama, lo que seguir preguntándose por el «luego» o el «entonces», por un momento posterior.
Activación del "Depósito Cultural": El proceso de invención no es un acto ex nihilo (de la nada), sino un entrecruzamiento de recuerdos, miedos, asociaciones, lecturas y experiencias. Es el momento de reconocer y poner en juego la propia memoria cultural y abonar esa idea inicial con experiencias de vida, propias o ajenas, así como la riqueza que proviene de las lecturas realizadas.
A medida que la idea se carga de nuevos elementos, en una estructura todavía iniciática, el escritor empieza a percibir un tono o una "voz" posible para la historia. Se busca la musicalidad y el ritmo, incluso en frases aisladas o breves fragmentos.
Para eso deberá considerarse como decisiones fundamentales:
- Definición del Conflicto y el Tema: El conflicto es el alma de la ficción. De allí que no podemos adelantar mucho sin definirlo, al menos tentativamente. ¿Cuál es la tensión dramática principal? ¿Cuál es la idea central o el tema que subyace? El experto debe buscar la claridad temática y la autenticidad, evitando clichés o lugares comunes.
- Intencionalidad Narrativa: ¿Qué se busca lograr con la historia? ¿Entretener, conmover, reflexionar, denunciar? Debemos tener en claro esta teleología o propósito de la obra desde el inicio, incluso si evoluciona luego. Se lo compartamos o no al lector (consejo: mejor, no).
- Verosimilitud y Coherencia Interna: Incluso en los entornos más fantasticos, el
mundo narrativo debe tener sus propias reglas lógicas que lleven a que la historia sea creíble dentro de su propio universo.
Se trata de los elementos estructurales de la narración, que moldearán el texto. El esboza de las figuras centrales. Si bien puede partirse de estereotipos, la clave es profundizar para construir personajes complejos y vivos, con motivaciones, conflictos internos y un potencial de evolución lo más significativo posible para transformarse a lo largo del relato.
Otro de los elementos pasa por la definición del espacio y tiempo (la cronología y la topografía) donde sucederá la acción. Ya sea un mundo realista o completamente inventado para ser fecundas deben estar abonadas en la investigación.
Se distinguen los hechos brutos de la historia (fábula) de la manera en que serán contados (trama). No es necesario tener el detalle toda la trama, pero sí cuanto menos tener claros los principales hitos estructurales.
El punto de vista y narrador resultan una elección crítica que determina la distancia entre el lector y la historia, y la cantidad de información que se revela. La primera persona aporta cercanía, pero limita el conocimiento del contexto. La tercera persona omnisciente sabe todo, pero tiene mayor distancia con el lector. Por su parte la tercera persona limitada , que filtra la información a través de un personaje, puede aportar equilibrio.
Existe un dicho en inglés: "show, don't tell". Es siempre preferible mostrar que contarlo. La narrativa más efectiva se logra a través de la sensorialidad y la acción, no por la simple descripción de emociones o hechos. De mi parte tengo otra: procura mostrar apelando a los cinco sentidos. No solo narrar desde lo visual, sino también aportar a la trama desde lo auditivo, lo olfativo, lo sensorial.
3º) Disciplina
y actitud de trabajo
Roma no se hizo en un día. Las obras tampoco. Iniciar una trama requiere una aproximación pragmática y comprometida al trabajo de escribir.
La escritura tiene mucha similitud con un músculo que se ejercita. Una buena historia depende más de la disciplina que de la inspiración fugaz. Y para eso el establecer una meta realista (tiempo o cantidad de palabras o páginas) es crucial.
En resumen, el inicio
de una obra de ficción es un acto fundacional donde la inspiración
(el germen) se somete a la reflexión técnica (la elección del narrador,
el conflicto, el estilo), para terminar apoyándose en una disciplina de trabajo.
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