Twiggy, el rostro de 1966

 



Por Luis Carranza Torres
Especial para el blog.

Fue un rostro y un estilo que marcó una época. Como suele suceder, fue una foto la que disparó todo. 

En enero de 1966, la joven de dieciséis años tuvo la suerte de hacerse un cambio de imagen en los estudios de Leonard Lewis en Mayfair. Leonard  ya era por entonces el estilista de The Beatles y, compartía con Vidal Sassoon el gusto por los cortes de cabello corto en las mujeres.

Twiggy no era todavía Twiggy, aunque estaba a punto de serlo. La conocían muy pocos y únicamente como Lesley Hornby, una joven delgada de 16 años crecida en Neasden, en los suburbios de Londres, hija de Helen, operaria de imprenta y William Hornby, carpintero, que estudiaba en Brondesbury and Kilburn Highschool en Salusbury Road, Kilburn.

Devota de la moda, su madre la enseñó a coser en su más tierna infancia e hizo alguna de su ropa desde joven. Soñaba con parecerse a la modelo inglesa Jean Shripmton, por lo que se dejó el pelo largo y empezó a ponerse los vestidos que después se convertirían en su propia seña de identidad. Para costear sus gastos empezó a trabajar como "Shampoo Girl", uno de los peldaños iniciales del estilismo de la época, a tiempo parcial los sábados en una peluquería de Mayfair.

Uno de aquellos sábados, Leonard decidió experimentar con la cabeza de su asistente. Llamó entonces a Barry Lategan, un fotógrafo conocido y le dijo "Tengo aquí a una chica con un apariencia muy interesante, pero nunca se ha tomado una foto. Quiero hacer mi nuevo corte de cabello en ella. Si la envío ¿podrías ponerla frente a la cámara y decirme si es fotogénica?". 

Lewis le pidió al fotógrafo Barry Lategan que se reuniera primero con Twiggy y Justin, su novio de entonces. 

Lategan tiene buenos recuerdos del día en que Twiggy entró con confianza en su estudio de Baker Street. Después de que uno de los mejores peluqueros de Londres le peinara, comenzó la sesión de fotos.

"Miré a través de mi cámara y esta cara me devolvió la mirada y me volví hacia Leonard y simplemente dije 'wow'. Fue el efecto de ella mirándome, no puedo encontrar el adjetivo para describir Creo que fueron los ojos, ella tenía tanta presencia. Era desgarbada pero tenía una especie de elegancia. Algunas personas se acobardan frente a la cámara, pero ella se convirtió en quien era".

Al día siguiente, Leonard hizo lo suyo en el salón de su propiedad. Como diría Barry luego al diario The Daily Mail: "¡Gracias a Dios que me arriesgué! Todo tomó siete horas y media. Leonard cortaba un poco y luego me enviaba arriba para ver a Daniel Galvin por el color, luego Leonard cortaba más. ¡Se hizo cada vez más corto!".

Leonard Lewis dando los toques finales de un corte que daría la vuelta al mundo.

Cuando las tijeras dejaron de agitarse, el cambio era importante. Esencialmente inglés, este peinado estilo flapper retro combinaba perfectamente con las facciones de la joven, que pasó del salón al estudio de Lategan para la sesión de fotos oficial.

Leonard no había dudado en aclarar y hacer desaparecer su melena castaña en un estilo pixie. En el devenir de los tiempos, se aclararía aun más hasta llegar al rubio platino, acompañado de un maquillaje con ojos muy marcados e impactantes pestañas pintada al estilo de las muñecas la convirtieron en una modelo única.

El antes y después del cambio en el salón de Lewis,  


Barry lo percibió de inmediato: “Llegó con el pelo en un corte juvenil. sus pestañas estaban pintadas en su cara y mientras estaba sentada frente a mi cámara estaba absolutamente deslumbrada. Ella me miró directamente. Es difícil explicar qué es fotogénico, pero ella lo era".

Mientras estaba en su estudio, Lategan recordó estar encantado con la chica. “En un momento durante la sesión, Justin la amonestó diciendo 'deja de morderte las uñas Twigs'. Entonces le pregunté, ¿cómo la llamaste? y él respondió: "Twiggy, ¡porque es tan flaca!".

A Lategan le pareció un apodo perfecto para una modelo y le dijo: "si llegas a modelar, deberías usarlo"

Foto de Barry Lategan  en 1966 que la haría famosa

Las fotos resultantes fueron colgadas en el salón de Lewis, siendo vistas por la periodista del Daily Express, Deirdre McSharry, en una visita al salón para arreglarse el cabello. McSharry obtuvo el número de teléfono de Justin y concretó una entrevista, para lo cual  Lesley debió faltar a la escuela. 

“Tenía un encanto genuino, una aplicación extraordinaria y era una mariposa de hierro, que miraba todo con frialdad, sin perder nunca la oportunidad de brillar. Me encantaban sus ojos de Bambi", contaría luego la periodista. Es por eso que cuando se reunieron, ésta le dijo: "Quiero hacer un reportaje sobre ti".

Para la sesión de fotos del Daily Express, Twiggy ahora vestía su propia ropa: un par de jeans de campana y un suéter ajustado de cuello polo Ala Mary Quant. Pronto, tales prendas serían icónicas para la décdad de 1960.

Producción de fotos para el Daily Express

Cuenta Lesley que "todos los días, durante unas dos semanas, mi padre compraba el Daily Express y no había nada. Pensábamos que sería una pequeña columna. Dos semanas después mi papá llegó. Estaba en las páginas centrales. El titular era "Twiggy: la cara del '66".

La imagen correspondía a una toma facial que había hecho Barry, y fue la que cambió el rumbo de la vida de Twiggy. 

A partir de allí su teléfono no dejó de sonar. Varias agencias se disputaron su contrato. Tan solo tres meses después ya se encontraba en París haciendo fotos y un año más tarde llegaría a los Estados Unidos, en donde consiguió aparecer en la portada de Vogue.

Delgada, de 1,69 metro de estatura y tan solo 40 kilos de peso su imagen aniñada, andrógina rompió los cánones de belleza de la época en la que reinaban las curvas y las melenas ondulas. Como pocas, acaso como ninguna resumió en sí la estética pop de la época que aún inspira.

Su vestuario impactó en los moldes estéticos de la época. La minifalda, las medias de colores, los jerséis con motivos pop y las botas de caña alta se convirtieron en un sinónimo de ella.

Había nacido la primera supermodelo del mundo. Y el rostro de la juventud de esa agitada época de cambios. 

Para seguir leyendo:









Una época de romance, tecnología y espías


NOTICIA DEL AUTOR: Luis Carranza Torres nació en Córdoba, República Argentina. Es abogado y Doctor en Ciencias Jurídicas, profesor universitario y miembro de diversos asociaciones históricas y jurídicas. Ejerce su profesión y la docencia universitaria. Es autor de diversas obras jurídicas y de las novelas Yo Luis de Tejeda (1996), La sombra del caudillo (2001), Los laureles del olvido (2009), Secretos en Juicio (2013), Palabras Silenciadas (2015), El Juego de las Dudas (2016), Mujeres de Invierno (2017), Secretos de un Ausente (2018), Hijos de la Tormenta (2018), Náufragos en un Mundo Extraño (2019), Germánicus. El corazón de la espada (2020) y Germánicus. Entre Marte y Venus (2021). Ha recibido la mención especial del premio Joven Jurista de la Academia Nacional de Derecho (2001), el premio “Diez jóvenes sobresalientes del año”, por la Bolsa de Comercio de Córdoba (2004). En 2009, ganó el primer premio en el 1º concurso de literatura de aventuras “Historia de España”, en Cádiz y en 2015 Ganó la segunda II Edición del Premio Leer y Leer en el rubro novela de suspenso en Buenos Aires. En 2021 fue reconocido por su trayectoria en las letras como novelista y autor de textos jurídicos por la Legislatura de la Provincia de Córdoba.  







Lo más leído

Imagen

La foto del 2 de abril

Imagen

La leyenda del Halcón