Una cultura a la medida de nuestros sueños


 por Luis Carranza Torres

En argentina, desde 1982, se estableció el 29 de julio resulta el Día de la Cultura Nacional en recordación al fallecimiento de Ricardo Rojas, ocurrido en esa fecha en 1957.

La cultura nacional es mucho más que folklore o tradiciones. Resulta ese tejido simbólico que nos une como comunidad, en plural, y nos da un sentido de pertenencia frente a un mundo agitado, en singular.

Se trata de historia, sentimientos, valores y símbolos compartidos. Una conexión emocional profunda que liga a los que estamos con quienes nos han precedido, y en particular, nos obliga de cara a los argentinos por venir.

“¿Qué país queremos dejarles a nuestros hijos?”, es una buena pregunta que lo compendia y que escuché muchas veces de mi papá.

No solo es herencia, sino “gestión” en el presente y, sobre todo, un legado a futuro.

Va mucho más allá de la política y la coyuntura. Se manifiesta en tradiciones, lengua, costumbres y expresiones artísticas que transmiten la historia de cómo somos, cómo hemos sido y lo que estamos determinados a ser.

Es un puente entre generaciones, manteniendo vivas las raíces culturales.

Resulta lo absolutamente opuesto a un discurso único, pero tampoco existe sin un núcleo duro de valores, sentimientos y fraternidad o concordia compartida.  

Porque no somos uno, sino muchos. Los argentinos somos diversos, de distintas regiones, etnias y tradiciones bajo una identidad común. La argentinidad es un gran manto celeste y blanco que cobija y tiene espacio para todos. Se trata de ese común denominador que nos a comprometernos a construir una mejor sociedad.

Se trata de una identidad que muchas veces no podemos precisar, pero que indudablemente está. La creación artística, literaria y filosófica la reflejan, aun de forma indirecta.

En tal sentido, el legado de figuras como Ricardo Rojas, ha sido esencial para promover la autonomía cultural y la identidad nacional. Su obra literaria y filosófica defendía la idea de una identidad nacional construida desde lo propio, lo autóctono y lo simbólico.

Fue el fundador de la primera cátedra de Literatura Argentina en la Universidad de Buenos Aires en 1913, de la que fue rector entre 1926 y 1930.

Entre su vasta y calificada producción, su obra más emblemática, Historia de la literatura argentina, va más allá de lo meramente historiográfico, para terminar constituyéndose en un ensayo filosófico de más de 4000 páginas que propone una visión nacional de la literatura como expresión de la identidad colectiva.

Fue asimismo de los primeros que defendió la idea de la “argentinidad” como una construcción simbólica compuesta por territorio, pueblo, idioma e ideales.

Por eso, en el decreto que estableció esta fecha como efeméride nacional, se destacó que Rojas “encarna una preocupación argentina de preservar y difundir las características de la cultura nacional”.

Su obra más famosa, El santo de la espada, escrito en 1933 en un tono y estilo a medias entre la novela y la biografía, trató de mucho más que la vida de José de San Martín: se convirtió en una piedra angular en la construcción simbólica de la identidad argentina.

Rojas no retrató a San Martín como estratega militar, sino principalmente en su faceta humana y, por sobre todo, cívica. Se trata de un modelo ético y espiritual que lo instituye como héroe civil, con ideales republicanos, sensibilidad humana y visión continental.

Su pluma, de sencilla grandeza, de lectura accesible y emotiva, no solo narró la vida de San Martín, sino que la interpretó como un espejo de los valores que Argentina aspiraba a encarnar.

Tanto desde su contenido, encumbrando la obra de San Martín como principal dentro de los próceres de nuestra historia, como en cuanto a su estilo de narrar con aspectos marcadamente simbólicos, influyó de modo determinante en numerosas manifestaciones de nuestra cultura, por lo que hay quienes entienden que la obra posee un “interés cultural estratégico”.

Como se dijera en los fundamentos del decreto que estableció el día 29 de julio como Día de la Cultura Nacional:

“Ricardo Rojas representa muy singularmente, en su polifacética y honda personalidad intelectual, diversas manifestaciones culturales y encarna una preocupación argentina de preservar y difundir las características de la cultura nacional. El primer Congreso Nacional de directores de Cultura de la Argentina, realizado en Buenos Aires en septiembre de 1957, eligió su figura de hombre del interior, defensor de la esencia nacional y promotor de las letras, las artes y las ciencias evocando su memoria como orientadora en sus deliberaciones”.

Nada más ni nada menos. Feliz día de la cultura nacional a todos.


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SOBRE EL AUTOR DE LA NOTA: Luis Carranza Torres nació en Córdoba, República Argentina. Es abogado y Doctor en Ciencias Jurídicas, profesor universitario y miembro de diversas asociaciones históricas y jurídicas. Ejerce su profesión, la docencia universitaria y el periodismo. Es autor de diversas obras jurídicas y de las novelas Yo Luis de Tejeda (1996), La sombra del caudillo (2001), Los laureles del olvido (2009), Secretos en Juicio (2013), Palabras Silenciadas (2015), El Juego de las Dudas (2016), Mujeres de Invierno (2017), Secretos de un Ausente (2018), Hijos de la Tormenta (2018), Náufragos en un Mundo Extraño (2019), Germánicus. El Corazón de la Espada (2020), Germánicus. Entre Marte y Venus (2021), Los Extraños de Mayo (2022), La Traidora (2023), Senderos de Odio (2024) y Vientos de Libertad (2025). Ha recibido la mención especial del premio Joven Jurista de la Academia Nacional de Derecho (2001), el premio “Diez jóvenes sobresalientes del año”, por la Bolsa de Comercio de Córdoba (2004). En 2009, ganó el primer premio en el 1º concurso de literatura de aventuras “Historia de España”, en Cádiz y en 2015 Ganó la segunda II Edición del Premio Leer y Leer en el rubro novela de suspenso en Buenos Aires. En 2021 fue reconocido por su trayectoria en las letras como novelista y como autor de textos jurídicos por la Legislatura de la Provincia de Córdoba.



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