Claves para escribir romance contemporáneo
por Luis Carranza Torres
El romance contemporáneo no es un género, sino la ingeniería de la emoción. Un delicado mecanismo literario que, cuando se compone correctamente, tiene el poder de resonar en millones de corazones. Aquí lo analizamos junto a un selecto grupo de expertas en escribirlo te revelan lo que no tiene que faltar y lo que debe siempre tenerse en cuenta.
Las claves para escribir historias de romance en el presente (o romance contemporáneo) van hoy bastante más allá de los tópicos clásicos centrados en la relación afectiva que se narra. Se centran en la autenticidad y la relevancia cultural y emocional en el mundo actual.
Recordemos que el romance contemporáneo es un subgénero clave dentro de la ficción romántica que define el amor y las relaciones en el contexto de la vida moderna, diferenciándose claramente del romance histórico o de fantasía.
La distinción principal del romance contemporáneo radica en su realismo y relevancia inmediata:
Desde un punto de vista literario, se caracteriza por ser una ficción anclada en el presente o en un pasado muy reciente y debe cumplir dos requisitos esenciales: el primero referido al marco temporal y el segundo a los rasgos que debe poseer el romance.
En tal sentido y respecto de la época, debe existir una ambientación Actual, es decir la historia debe transcurrir en el presente o en un "paisaje" fácilmente reconocible para el lector de hoy. No sólo se trata de época, sino también de mostrar aspectos de la cultura contemporánea (v.g. uso de ciertos elementos actuales, vestir de determinada forma, integrar ciertas comidas o costumbres actuales).
Debe asimismo integrar dentro de ese marco las formas de lidiar de nuestros días, con la tecnología moderna (teléfonos, redes sociales, aplicaciones de citas, internet) incluida. En igual forma, los problemas, dilemas y obstáculos que enfrentan los protagonistas deben responder a los existentes en el presente.
En cuanto a la calidad del romance, la trama principal debe centrarse en el desarrollo de una relación romántica entre dos (o más) personas, con la progresión de sus sentimientos y la lucha por hacer que la relación funcione con modos, conversaciones y elementos emocionales (ideas, forma de expresar sentimientos) propios del presente.
Se dice que el Final Optimista Garantizado (HE o HFN) es el rasgo definitorio de casi toda la ficción romántica. Esto también es predicable respecto del romance comtemporáneo. La historia debe terminar con un "Felices para Siempre" (Happily Ever After - HEA) o al menos un "Felices por Ahora" (Happily For Now - HFN), a efectos de asegurar al lector una experiencia aspiracional y emocionalmente satisfactoria.
Ese final solo es posible si reviste los rasgos de resultar la resolución de un conflicto, para lo cual debe existir un conflicto emocional o externo fuerte previo que desafíe a la pareja, propio del tiempo actual. La resolución de este conflicto es lo que permite el desenlace positivo.
Creadoras que nos cuentan
Hasta aquí, lo que dice en general la teoría. Veamos cuando es puesta en práctica. Y para eso, qué mejor que preguntar a las autoras especialistas en el género.
Fernanda Pérez, escritora, periodista y docente, una de las hacedoras de la plataforma Babilonia Literaria y autora de novelas como Las maldecidas, El Sacramento, Los paraísos perdidos, La piel no olvida y el manual Cómo escribir una historia de amor, nos puntualiza sobre el tópico que: "En la actualidad casi no existen los géneros puros, y el romántico no queda al margen de esas hibridaciones. Las novelas contemporáneas que abordan historias de amor, también recorren otras temáticas y problemáticas. De alguna manera el amor es una excusa narrativa para contar otras cosas. El modo en el que amamos o queremos ser amados, la forma en la que se construyen las relaciones sexo afectivas, los dramas del amor y el desamor, son un reflejo de muchas otras cuestiones culturales. Sin dudas eso ha enriquecido al género y ampliado sus horizontes. Y le ha permitido explorar otras opciones por fuera de la "clásica novela rosa", lo que sin dudas hace posible que siga subsistiendo y manteniendo su público lector".
Paola Rimieri con obras en el género como 21 vidas o Mágica Eva, traza un panorama del género en los términos que siguen: "La narrativa romántica contemporánea se caracteriza por incluir personajes femeninos realistas, mujeres que guerrean el día a día, fuertes y decididas. Se suele narrar en primera persona logrando una visión introspectiva de sus conflictos internos. La tecnología de información y comunicación, los dispositivos, las redes, juegan papales preponderantes en estas historias. Los temas son actuales y apuntan a la crítica sobre las maneras de relacionarse en el siglo XXI, las diversidades y el amor siempre se manifiesta como una posibilidad de transformación o crecimiento personal".
Karen Zárate, autora de obras de romance como La complicidad de los cuerpos, En la memoria habito, Quere(r)me así, El club de las cosas imposibles o La chica que quería volar, nos dijo sobre el particular: "Creo que, para mí, una de las cuestiones fundamentales a la hora de escribir romance contemporáneo es la vida misma. Las historias que más me conmueven —y las que intento contar— nacen de lo cotidiano, de esos gestos simples que revelan todo: una mirada, un silencio, una despedida. Porque el amor, al final, no está solo en las grandes escenas, sino en los detalles que nos atraviesan todos los días".
Por su parte Paulina Maggi, autora, entre otras, de Ardiente como el fuego, Brillante como el mar o Promesa sobre hielo, nos reveló sus tres pilares esenciales que no deben faltar en una obra romántica de nuestros días:
1. Personajes con profundidad y química: La pareja debe estar formada por personas imperfectas, con motivaciones claras y, sobre todo, una chispa que trascienda la página. El lector debe sentir la atracción y la tensión.
2. Conflicto emocional sólido: El obstáculo que los separa no debe ser un simple malentendido, sino un desafío emocional serio: miedos, inseguridades o elecciones de vida que justifique la lucha por su unión.
3. Ambientación e interacción entre los personajes: La historia debe respirar actualidad. Usar un lenguaje y escenarios que reflejen el mundo de hoy para que la novela sea inmediata y totalmente inmersiva.
Para Mariela Fischbarg, autora de Tercera Oportunidad, En busca de Inés y Amores inesperados, tiene un aire e intencionalidad propios: "Escribir romance contemporáneo hoy, significa apartarse de los clichés, tan usuales hace unas décadas atrás. Los personajes deben ser creíbles y sus problemáticas también. La pobre muchacha que no sabe que en realidad es la heredera extraviada y antes de tener su "felices para siempre" debe perder la memoria, la vista y a su hija, y volver a recuperarlas; ya no nos basta. Los protagonistas actuales son activos artífices de su futuro. Enamorarse es su responsabilidad y su recompensa".
Marisa Potes, profusa escritora marplatense quien creó novelas como Corazón en hebras y Costa Alejada, en clave de romance contemporáneo, así como La soledad de los secretos, Rencor de amor y Como la luna en el mar de romance histórico, entiende que algunas de las cuestiones a considerar al escribir romance contemporáneo "anclado en un contexto social y geográfico parecido al que vivo, en el que se supone que la sociedad es más libre que en otras épocas pasadas", es lo referente al interior de los personajes.
"A veces son los mandatos, a veces las propias trampas que nos tiende la mente, o a veces no hay impedimentos. Sino que tengo que encontrar recursos que demoren ese romance, para convertirlo en una historia que se saboree de a poco. Y ahí está el desafío. Otro desafío, encontrar los conflictos de personas comunes en contextos comunes, y hacerlos literarios. Trabajar con elementos que sean cercanos y encontrar lo interesante, aquello en qué hacer foco".
Otro aspecto al que debe prestarse atención según Marisa es "qué elementos del contexto contemporáneo se incluyen. Si se utilizan expresiones muy atadas a un momento puntual, y no se manejan con cuidado, corremos el riesgo de que la historia quede obsoleta rápidamente, o que no sea comprensible para quienes no vivieron ese contexto. Y ahí es donde a la contemporánea la trato con los mismos parámetros que la histórica. Nunca jamás bloques de información, tratando al contexto como si lo estuviera contando desde afuera. El marco fluye con el andar de los personajes. Lo conocemos a través de ellos, no de un narrador erudito que le cuenta al lector lo que cree que el lector debe aprender de él".
Un género pródigo en posibilidades
"El amor es un acto de supervivencia. Una fortaleza. Un compromiso con la verdad", dice Suzanne Collins en Los Juegos del Hambre. Que si bien no es romance puro, la relación central es en gran parte romántica.
Creo que la frase muestra como pocas lo abundante que pueden resultar los planteos en materia de historias de romance. El tópico tiene a nuestro entender una amplia posibilidad en tal sentido que salen de los personajes arquetípicos del género y de los lugares comunes (y reiterados) para plantear tanto el génesis de la relación como el conflicto sentimental.
En tal sentido, el desarrollar personajes profundos y multifacéticos, que apoyen con otros aspectos de su personalidad al nudo romántico, o trazar arcos personales pródigos en elementos como metas, miedos y conflictos internos, así como mostrar sus imperfecciones y errores, son pasos en la dirección correcta.
El conflicto central (el obstáculo que impide que los protagonistas estén juntos fácilmente) debe ser verosímilmente impactante, se trate de obstáculos internos (miedo, inseguridad) o externos (guerra, deberes familiares).
La tensión amorosa debe ser una corriente que fluya, pero que en el amor no debe ir demasiado fácil ni el obstáculo ser algo imposible de superar. La química y conexión entre los personajes debe mostrarse antes que contarse, en gestos, actitudes, palabras que evidencien valores compartidos y vulnerabilidad, más allá de la mera atracción física.
Lo contemporáneo pasa también por mostrar otro tipo de personajes, de relaciones posibles entre las personas más allá de la dualidad hombre fuerte-mujer amable que es un molde tan clásico como cliché si no se le da un giro de trama.
Pues si bien el género romántico tiene sus tropos y patrones (enemigos a amantes o parejas por conveniencia), el desafío creativo casi siempre pasa por buscar la originalidad dentro del marco establecido. O, de ser el caso, traspasándolo.
En resumen, lo definitorio es lograr estructurar en palabras, a lo largo del desarrollo de una historia con ciertos personajes particulares y situaciones que sorprenden o emocionan, una conexión íntima y emocional doble: de la pareja del caso en el papel, y del lector con la novela en la realidad, rescatando aspectos de los sentimientos en este entorno digital y multifacético del siglo XXI.
Puede decirse entonces que, en esencia, el romance contemporáneo exitoso se logra cuando el escritor captura tanto la complejidad psicológica como la originalidad sentimental de sus personajes y sitúa su camino o tránsito emocional en el marco de la vida, desafíos y ansias de nuestro tiempo.
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