La aventura de ser madre




por Luis Carranza Torres 


Cualquiera sea el tiempo o la cultura, a lo largo de la historia el ser madre nunca ha pasado desapercibido. 

La maternidad fue, desde tiempos lejanos, mucho más que procrear. Se trataba de algo tan sublime y misterioso como gestar vida, a la par de cuestiones igualmente vitales como asegurar la supervivencia futura de sociedades y naciones. 

Expresó al respecto Edwin Hubbel Chapin una idea que compartimos plenamente: "Ningún lenguaje puede expresar el poder, la belleza y el heroísmo del amor de una madre". 

Creo que no hay mejor vocablo que "heroísmo" para referir a la maternidad. Ha sido y es, asimismo, todo un acto de valor. Y no solo por los cambios y desafíos que supone en el proyecto de vida de cualquier mujer. Es, siempre y en todos los casos, aun hoy, una decisión valiente por las cuestiones médicas y de salud implicadas. 

Ese coraje de la maternidad no siempre ha sido apreciado. Durante milenios, el parto fue un evento de alto riesgo vital para la madre, una situación que solo empezó a cambiar radicalmente a finales del siglo XIX y, de forma masiva, a mediados del siglo XX.

Desde la Antigüedad hasta bien entrado el siglo XIX, la mortalidad asociada al parto fue extraordinariamente alta y se mantuvo en niveles estables y trágicos. Las tasas, aunque difíciles de cuantificar con precisión histórica, se movían en el rango de 1000 a 2000 muertes maternas por cada 100,000 nacidos vivos, o incluso más altas en focos de infección. En muchos lugares, hasta afectar 1 de cada 50 partos.

Dar a luz se trataba de una lotería biológica de alta fatalidad, en la que cuestiones como la "fiebre puerperal" o "fiebre de parto", que acaecía después del nacimiento debido a la infección bacteriana, la hemorragia posparto o la preeclampsia y la eclampsia se revelaban como fatales en la mayoría de los casos.

Recién a principios del siglo XX pudo reducirse en un rango de 500 a 1000 muertes. La gran caída de la mortalidad materna ocurre entre la década de 1930 y 1950 en el mundo desarrollado, marcando un hito en la historia de la medicina. Fue el resultado de tres pilares fundamentales: antisepsia y antibióticos, la capacidad de realizar transfusiones seguras y la institucionalización del parto que pasa del hogar al hospital, atendido por persona con entrenamiento profesional (obstetras, enfermeras y parteras cualificadas) que aseguraran protocolos de higiene y manejo de emergencias.

En la actualidad en los países de renta alta dicha mortalidad se ubica en menos de 10. Pero la media global, en aproximadamente 260 muestra la disparidad de nuestro mundo al respecto. Que se haya logrado mucho, no quiere decir que no falte mucho también por lograr. 

"La fuerza de una madre es más grande que las leyes de la naturaleza", dijo Barbara Kingsolver. Nada más cierto, respecto a que el coraje materno trasciende los límites biológicos o lógicos, permitiéndole proteger, luchar y sobrevivir por sus hijos ante cualquier adversidad.

Hay incontables ejemplos que lo demuestran. Si tengo que citar a uno, me quedo con la historia de Caroline  Aigle, la piloto de combate francesa que decidió no tratar su enfermedad para que el hijo que gestaba pudiera nacer. Lo hemos desarrollado en este blog en la entrada El último combate de una madre Águila.  

Coraje de madre. Así lo ha sido y lo es aun en nuestros días. Porque la humanidad entera, debe su existencia a la decisiones y esfuerzo de las madres. 

Es claro que la maternidad, a más del amor que se percibe de ordinario, supone también un acto de gran valentía y hazaña que no se visibiliza tanto. Se trata, las madres, por tanto, de verdaderas heroínas que se enfrenta al peligro por los demás; particularmente, por alguien que todavía no termina de ser, en franca conformación. 

Feliz día a todas. 


Para seguir leyendo en el blog:


La novela de un país


Una mujer admirable, una patriota ejemplar


Una presentación de novela a toda historia


La verdad sobre el cruce de los Andes





SOBRE EL AUTOR DE LA NOTA: Luis Carranza Torres nació en Córdoba, República Argentina. Es abogado y Doctor en Ciencias Jurídicas, profesor universitario y miembro de diversas asociaciones históricas y jurídicas. Ejerce su profesión, la docencia universitaria y el periodismo. Es autor de diversas obras jurídicas y de las novelas Yo Luis de Tejeda (1996), La sombra del caudillo (2001), Los laureles del olvido (2009), Secretos en Juicio (2013), Palabras Silenciadas (2015), El Juego de las Dudas (2016), Mujeres de Invierno (2017), Secretos de un Ausente (2018), Hijos de la Tormenta (2018), Náufragos en un Mundo Extraño (2019), Germánicus. El Corazón de la Espada (2020), Germánicus. Entre Marte y Venus (2021), Los Extraños de Mayo (2022), La Traidora (2023), Senderos de Odio (2024) y Vientos de Libertad (2025). Ha recibido la mención especial del premio Joven Jurista de la Academia Nacional de Derecho (2001), el premio “Diez jóvenes sobresalientes del año”, por la Bolsa de Comercio de Córdoba (2004). En 2009, ganó el primer premio en el 1º concurso de literatura de aventuras “Historia de España”, en Cádiz y en 2015 Ganó la segunda II Edición del Premio Leer y Leer en el rubro novela de suspenso en Buenos Aires. En 2021 fue reconocido por su trayectoria en las letras como novelista y como autor de textos jurídicos por la Legislatura de la Provincia de Córdoba.


Una mujer humillada y desposeída.

La tentación de recuperarlo todo.

Un secreto vital que obtener tras la cordillera.

Un general con un desafío por cumplir: cruzar los Andes.

 

Provincias Unidas de Sudamérica, 1816. Las tierras del antiguo Virreinato del Río de la Plata han declarado su independencia de la corona española, en el peor de los momentos posibles. El nuevo país, libre pero cargado de dificultades y retos, apuesta a remontar sus derrotas en el Alto Perú, con el audaz plan de formar un nuevo ejército y cruzar la cordillera para batir a los realistas por el oeste.

En Chile, Sebastiana Núñez Gálvez ha visto desbarrancar su mundo de lujos, pero también de oscuridades, tras la reconquista realista del país. Ajusticiado su esposo por liderar el bando patriota y confiscados todos sus bienes, malvive en la extrema necesitad. Una falta de todo que la ha hecho abjurar de cualquier creencia y hasta de su reputación, para conseguir subsistir.

El Mariscal español Marco del Pont lo sabe perfectamente, y le ofrece devolverle todas sus posesiones y alcurnia, a cambio de pasar a Mendoza y obtener el secreto mejor guardado del Gobernador de Cuyo y General en jefe de ese nuevo ejército, José de San Martín: por dónde pasarán sus tropas a Chile.

Sebastiana es una mujer decidida a todo para averiguarlo; apuesta para lograrlo a su antiguo y fuerte vínculo de amistad con la esposa del gobernador y General en jefe, Remedios de Escalada. No le importa tener que mentir, engañar o traicionar viejas lealtades.

Pero la imprevista relación con un oficial de granaderos trastocará sus planes. Alguien que, precisamente, debe mantener a los secretos de su jefe a salvo de los espías realistas. 




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