La caída del "principito"



 por Luis Carranza Torres


Ahora es simplemente Andrew Albert Christian Edward Mountbatten Windsor. Hasta no hace mucho, se trataba de un Príncipe del Reino Unido y del Duque de York con tratamiento de Alteza Real. 

Fue la última salpicadura al susodicho traída desde caso “United States v. Jeffrey Epstein, 19 Cr. 490 (RMB)”, en el cual Virginia Roberts Giuffre lo acusó de abuso sexual por haber tenido relaciones siendo ella menor de edad. Él tenía 41 por entonces y su acusadora, 17.

En su defensa en una entrevista con la BBC trató de desmentirla apelando a dicho conflicto. Virginia había dicho que tenía una “sudoración profusa” mientras ambos bailaban en el club nocturno Tramp de Londres, antes de ir a la casa de Epstein. “Era un bailarín horrible y estaba sudando profusamente sobre mí. Solo recuerdo como, ‘necesita una ducha, esto es desagradable’. Él negó eso, explicando que el intenso trauma que experimentó en la Guerra de Malvinas, donde según él le “dispararon”, lo llevó a que fuera “casi imposible para mí sudar”.

Durante la Guerra de las Malvinas en 1982 integró el grupo aéreo del portaaviones HMS Invencible como piloto de helicópteros Sea King. Quedó en la historia, más que por su actuación guerrera, por el comentario del jefe del componente naval argentino en las islas, ante el emplazamiento inglés de rendirse, diciendo “¡Qué venga el principito!", a modo de desafío.

De hecho, existe un serio cuestionamiento a su desempeño durante la Guerra de Malvinas. Veteranos británicos de la marina hablan de la asignación de misiones carentes de importancia militar, en zonas sin riesgo alguno, para preservar la vida de quien era por entonces el número dos en la línea de sucesión y el hijo preferido de la reina. Nunca llegó a combatir, siendo su participación una cuestión más de relaciones públicas que militar.

Siendo que no tuvo actuaciones de combate, hay quienes han tomado sus palabras durante la entrevista como una prueba en contra de la versión británica negacionista del ataque argentino a dicho portaaviones HMS Invencible, pues al no tomar parte de los combates de tierra, permaneciendo embarcado durante todas las hostilidades, la única manera que le hubieran disparado, es que su buque hubiera sido atacado.

Por otra parte, la defensa por el sudor no se sostuvo demasiado. El diario The Sunday Times publicó el domingo siguiente a dicha entrevista una foto del príncipe transpirando en el año 2000. Lo criticó también por presentarse como un “héroe de guerra". Se expresó en la nota, ácidamente que: "Los caballos sudan, los hombres transpiran, pero los miembros de la familia real no hacen más que brillar". Luego del tembladeral producido por la denuncia y la entrevista, se anunció el retiro de las actividades oficiales del duque.

No alcanzó para cambiar las aguas de la opinión pública, y el 13 de enero de 2022, su madre, la Reina Isabel II, decidió suspenderle el tratamiento de "Su Alteza Real", así como que devolviera todos sus mecenazgos a diversas organizaciones benéficas y cargos honoríficos militares, perdiendo así su papel oficial en la vida pública.

Todo parecía ir camino al olvido, cuando cerró con su denunciadora Virginia Giuffre, un acuerdo extrajudicial civil millonario en 2022 sin admisión de culpa. Pero volvió a reabrirse, luego que ésta se suicidara el 25 de abril de 2025 a la edad de 41 años en Australia, donde residía. Tras su muerte, aparecieron unas memorias suyas, tituladas "Nobody's Girl: A Memoir of Surviving Abuse and Fighting for Justice", revelaron que no fue una vez, sino tres y en distintos lugares (Londres, Nueva York y Little St. James) que mantuvieron relaciones, así como que no fue la única menor que lo hizo con Andrés Mountbatten Windsor. Respecto de la actitud hacia ella, Virginia escribió: “Fue lo suficientemente cordial, pero muy consciente de sus privilegios. Creía que tener sexo conmigo era su derecho de nacimiento."

El escándalo de lo revelado en tales memorias, determinó al actual soberano Carlos III, su hermano, a retirar el tratamiento de Alteza Real y el título de príncipe. Dicha medida fue publicada en The Gazette, el registro público oficial del Reino Unido, en donde se expresa: «El Rey ha tenido a bien, mediante Patente Real bajo el Gran Sello del Reino, de fecha 3 de noviembre de 2025, declarar que Andrés Mountbatten Windsor ya no tendrá derecho a ostentar el tratamiento, título o atributo de "Alteza Real" ni la dignidad titular de "Príncipe"». Previamente había sido convencido de renunciar a sus otros títulos reales en octubre, incluido el de duque de York.

Sigue siendo, legalmente, un Príncipe del Reino Unido según las Letters Patent de 1917 por nacer como hijo del monarca, pues dicho título solo puede ser retirado mediante una Ley del Parlamento o mediante otra Letters Patent emitida por el monarca, pero sin el tratamiento de tal.

Tanto la Reina Isabel II como el Rey Carlos III actuaron en la cuestión bajo la denominada “prerrogativa real” (poderes no escritos y residuales del Soberano), empleándola para suspender todos los tratamientos, roles y afiliaciones militares que lo vinculaban a la institución.

Entre las pocas cosas que ha conservado, está la denominada “South Atlantic Medal”, una medalla dada a todos quienes participaron en la Guerra de Malvinas, ya que se considera una distinción ganada por un servicio militar activo y no un honor real.

Algunos, claro, pondrían eso también en duda.


Para leer más del tema Malvinas en el blog: 





Una ciudad: Londres.
Una mujer cruzada por dos naciones.
Una guerra inesperada.
Un hombre misterioso.
Una historia de espías.
Un amor que no distingue banderas. 

En abril de 1982 nada parece ir bien en la vida de Gabrielle Sterling. La relación con su jefe ha terminado en una desilusión amorosa y su carrera en el servicio civil británico no avanza. Sin embargo, la vida la sorprende cuando un hombre misterioso le hace una propuesta peligrosa. De aceptar, deberá traicionar los principios en que ha sido educada, aunque también rescatará es parte olvidada que su madre le inculcó. 
Tironeada por dos banderas, deberá elegir un bando en un conflicto que día a día se muestra más próximo. En ese proceso, pondrá su propia vida en juego mientras se siente cada vez más atraída por ese hombre misterioso.
En tanto la guerra escala, intrigas, pasiones y acontecimientos imprevistos la llevarán donde nunca antes había pensado estar, mientras quienes la persiguen se hallan más cerca de descubrirla. 
En medio de esa incertidumbre, Gabrielle se sentirá más viva que nunca. Tal vez no esté traicionando a nadie, sino encontrándose, por primera vez, consigo misma.  





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