La primera bandera argentina que ondeó en Malvinas


 

por Luis Carranza Torres


El hecho del primer izado de la bandera argentina en las Islas Malvinas el 6 de noviembre de 1820 es de crucial importancia para la Argentina, constituyendo un acto fundamental en la consolidación de su soberanía sobre las islas.

El evento fue llevado a cabo por el Coronel de la Armada Argentina David Jewett, un marino estadounidense al servicio de las entonces Provincias Unidas del Río de la Plata. 

Al mando de la fragata "Heroína", arribó a Puerto Soledad, en la Isla Soledad, el 27 de octubre, con la misión de reafirmar la soberanía del naciente Estado sobre las islas. 

Con fecha 2 de noviembre cursó nota a los capitanes de los buques allí estacionados, unos cincuenta, en español e ingles. 

La proclama no sólo reivindicaba los derechos nacionales sobre el lugar, sino que también advertía sobre el fin a la caza irrestricta de mamíferos marinos que depredaban los recursos naturales de las islas, respecto del cual debería contarse con el permiso o autorización correspondiente al caso.

La declaración fue bilingüe en razón que la mayoría de los que se dedicaban a tales actividades  provenían mayoritariamente de Estados Unidos y el Reino Unido. El texto en inglés había sido asimismo legalizado en cuanto a la concordancia de los términos por el cónsul británico en Buenos Aires, conforme lo exponen Fritz y Olga Hoffmann en su libro "Soberanía en disputa", publicado por el Instituto de Publicaciones Navales.

El texto de dicha circular que se distribuyó entre los navíos presentes en el Puerto Soledad decía:

Fragata del Estado Heroína, en Puerto Soledad, Noviembre 2 de 1820.

Señor, tengo el honor de informarle que he llegado a este puerto comisionado por el Supremo Gobierno de las Provincias Unidas de Sud América para tomar posesión de las islas en nombre del país a que éstas pertenecen por la Ley Natural. Al desempeñar esta misión deseo proceder con la mayor corrección y cortesía para con todas naciones amigas; uno de los objetos de mi cometido es evitar la destrucción de las fuentes de recursos necesarios para los buques de paso, que, en recalada forzosa, arriban a las islas, y hacer de modo que puedan aprovisionarse con los mínimos gastos y molestias, dado que los propósitos de Usted no están en pugna y en competencia con estas instituciones y en la creencia de que una entrevista personal resultará de provecho para ambos, invito a usted a visitarme a bordo de mi barco, donde me será grato brindarle acomodo mientras le plazca; he de agradecerle —a sí mismo— que tenga a bien, en lo que esté a su alcance, hacer extensiva mi invitación a cualquiér otro súbdito británico que se hallare en estas inmediaciones; tengo el honor de suscribirme señor, su más atento y seguro servidor.

Jewett, Coronel de la Marina de las Provincias Unidas de Sudamérica y comandante de la Fragata Heroína.

El 6 de noviembre de 1820, Jewett realizó una ceremonia solemne y pública, que incluyó el izamiento por primera vez del pabellón nacional argentino. Se había invitado a concurrir a los capitanes y tripulaciones de los buques anclados en el lugar. 

Cuenta Adrián Pignatelli que "Jewett preparó la ceremonia para el lunes 6 de noviembre. Había hecho emplazar un mástil e invitó a los capitanes de los barcos. Con los pocos hombres sanos con los que contaba, armó una suerte de desfile. Se marchó al son de un tambor y de un pífano. En ese ambiente, se izó por primera vez la bandera argentina en las Islas Malvinas".

Por su parte, "Los extranjeros, entre recelosos y temerosos -algunos creían que terminarían siendo víctimas de los hombres de Jewett- presenciaron como desde “La Heroína” se disparaban los 21 cañonazos de rigor que la ceremonia imponía, luego de que Jewett leyera una proclama".

Su lectura se hizo en español e inglés, agregamos de nuestra parte.

Emilio Biggeri (1907-1977).
 La fragata Heroína en Puerto Soledad 
Museo Naval de la Nación, Tigre.

No se trató dicha ceremonia de un acto aislado, sino una manifestación de continuidad en el ejercicio de la soberanía que se había heredado de la Corona Española en virtud del principio internacional de uti possidetis iuris.

En tal sentido, existía una ocupación de las islas de manera pacífica, continua y pública, manteniendo una guarnición en Puerto Soledad hasta 1811. Y desde 1810, los gobiernos patrios ya venían ejerciendo actos de administración, como el otorgamiento de permisos de pesca y disposiciones para la conservación de los recursos.

De hecho, esas ocupaciones se prueban, entre otros documentos, por una misiva que el propio San Martín escribió desde Mendoza el 14 de agosto de 1816 al ministro de Guerra en Buenos Aires, coronel Antonio Beruti, pidiéndole se indultara a los militares que cumplían penas, entre otros, en el presidio de puerto Soledad en Malvinas para incorporarlos al Ejército de los Andes. 

Si bien propiamente en Malvinas nunca hubo un presidio o cárcel, sí se enviaba allí a personas condenadas por delitos a cumplir con su condena, permaneciendo allí en condición de reclusos.

Hemos contado las particularidades de esa carta en la nota La carta de San Martín sobre las Malvinas en este mismo blog. 

Desde la perspectiva del Derecho Internacional Público, el izamiento de la bandera y la lectura de la proclama del 6 de noviembre de 1820 son considerados un acto jurídico de gran relevancia que contribuyó a perfeccionar el título de soberanía argentina sobre las Malvinas.

La toma de posesión argentina de 1820 se conoció en el Reino Unido a través de los informes del explorador británico James Weddell, quien expresó sobre el izamiento de la bandera argentina que se había "tomado posesión formal de estas islas para el gobierno patriota de Buenos Aires, leyendo una declaración en virtud de sus colores, plantando en un puerto en ruinas y disparando una salva de veintiún cañonazos"

Fue asimismo publicada la noticia también en el diario The Times del 3 de agosto de 1821. En el detalle de la noticia, que reproducía la circular de la autoridad argentina, expresaba que el "Capitán Orme quien ha arribado el pasado martes" procedente de las islas, ha "furnished" (compartido, aunque hoy en día literalmente significa "amueblado") "con nosotros el siguiente acto de soberanía" ("act of sovereignty").  

El gobierno del Reino Unido no protestó ni tampoco realizó reserva de soberanía al firmar el Tratado de amistad, comercio y navegación de 1825 que reconocía la soberanía de las Provincias Unidas sobre las islas.

El acto de Jewett constituye una ocupación efectiva y notoria (en el sentido de animus et corpus), lo cual es fundamental en el Derecho Internacional para consolidar un título territorial, especialmente en el contexto del siglo XIX:

Este evento se enmarca en una serie de actos que culminaron en la creación de la Comandancia Política y Militar en 1829, estableciendo una presencia ininterrumpida hasta la usurpación británica de 1833.


Fuentes:

Arce, José (1951). The Malvinas (Our Snatched Little Isles). Madrid: Núñez de Balboa.

Beck, Peter (2014). Las Islas Malvinas como problema internacional. Routledge. 

Botta, Lucas (2024). Alta en el cielo. Una historia de la bandera argentina. Planeta.

Fiore, Jordan D. (1983). Research Note: Gunboat Diplomacy in the South Atlantic. Bridgewater Review, 1(3), 23-24. 

Goebel, Julius (1983). La pugna por las Islas Malvinas. Un estudio de historia legal y diplomática. Yale University Press.

Hoffmann, Fritz L. y Hoffmann, Olga M. (1992). Soberanía en disputa: Las Malvinas, 1493-1982. Buenos Aires: Instituto de Publicaciones Navales.

Ortiz de Rozas, Carlos (21 de junio de 2006). «Historia Oficial británica sobre las islas Malvinas: análisis crítico». Anales de la Academia Nacional de Ciencias Morales Y Políticas. 

Pignatelli, Adrián (2025) El corsario estadounidense que izó por primera vez la bandera argentina en las Islas Malvinas y las peripecias que debió superar. Infobae del 6 de noviembre de 2025.

The Times del 3 de agosto de 1821.


Para leer más del tema en el blog: 





Una ciudad: Londres.
Una mujer cruzada por dos naciones.
Una guerra inesperada.
Un hombre misterioso.
Una historia de espías.
Un amor que no distingue banderas. 

En abril de 1982 nada parece ir bien en la vida de Gabrielle Sterling. La relación con su jefe ha terminado en una desilusión amorosa y su carrera en el servicio civil británico no avanza. Sin embargo, la vida la sorprende cuando un hombre misterioso le hace una propuesta peligrosa. De aceptar, deberá traicionar los principios en que ha sido educada, aunque también rescatará es parte olvidada que su madre le inculcó. 
Tironeada por dos banderas, deberá elegir un bando en un conflicto que día a día se muestra más próximo. En ese proceso, pondrá su propia vida en juego mientras se siente cada vez más atraída por ese hombre misterioso.
En tanto la guerra escala, intrigas, pasiones y acontecimientos imprevistos la llevarán donde nunca antes había pensado estar, mientras quienes la persiguen se hallan más cerca de descubrirla. 
En medio de esa incertidumbre, Gabrielle se sentirá más viva que nunca. Tal vez no esté traicionando a nadie, sino encontrándose, por primera vez, consigo misma.  




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