Un reo apodado Papillon



por Luis Carranza Torres 

Henri Charrière era su nombre, aunque hoy se lo recuerde más por su alias: Papillon. Significa mariposa en francés y le fue dado en virtud de un tatuaje que tenía en su pecho.

Charrière nació en Ardèche, Francia. Pero es en Paris, luego de terminar su servicio en la marina francesa, en donde precipita su historia. Allí frecuenta los bajos fondos de la noche, en esa delgada franja gris donde nada es demasiado legal ni tan manifiestamente ilegal. La combinación de actividades dudosas y compañías poco aconsejables fue nefasta para el joven Henri.

El 26 de octubre de 1931 es condenado a la pena de trabajos forzados a perpetuidad por el asesinato de un proxeneta, Roland le Petit. Tenía por entonces, 25 años. Él siempre sostuvo su inocencia. La justicia gala opinó, en forma persistente, exactamente lo contrario.

Tras un breve paso por algunas prisiones metropolitanas es enviado a cumplir su sentencia en las Islas de la Salvación, en la Guayana Francesa. El nombre resulta una suerte de cruel ironía: allí nadie se salva de nada y sólo fue para Charrière la última parada en un recorrido, para peor, de reclusorios cada uno mucho peor que el otro en términos de trato y condiciones de vida. 

En 1933, concreta su primera fuga, escapando del hospital colonial André-Bouron donde era ayudante de enfermería junto a otros dos presos, Clousiot y Maturette. Tras un periplo de novela hasta llegar a Colombia, son recapturados y extraditados en 1934 de vuelta a la Guyana, en donde se añaden dos años de aislamiento a su condena por la fuga, a cumplir en la isla de Saint-Joseph, apodada en el ambiente carcelario como "la devoradora de hombres". A su salida, se lo trasladó a la penitenciaría de la isla de Royale, donde fracasó en un nuevo intento de fuga por la delación de un informante. Suma otra condena a ocho años de aislamiento, pero es liberado de ella después de sólo 19 meses, por salvar de ahogarse a una pequeña niña de nombre Lissette, nadando en aguas infestadas de tiburones.

Pensando que la tercera puede ser la vencida, fingió estar demente, imitando a los reos que caían en la locura por los largos periodos pasados en aislamiento. El manicomio se hallaba también en una isla, rodeada de acantilados, pero poco vigilada por los guardias.

Luego de un fallido intento de escape a nado que culminó casi estrellándose contra un acantilado y ahogandose, Charrière decidió recobrar la cordura y tras su alta médica regresó al mundo de los cuerdos siendo transferido, por voluntad propia, al penal en la Isla del Diablo, la más diminuta de las islas de la Salvación, siempre azotada por fuertes corrientes en aguas con peligro de tiburones. Nadie había escapado de allí y se decía que era imposible huir de ese presidio. Pero Papillon, que se tenía mucha fe o no le quedaba otra, había observado cierta particularidad en el oleaje que podía alejarlo de la isla hacia el mar. Tras nombrar a esa corriente “Lissette”, como la niña que salvara, decide con la ayuda de otro recluso, Sylvain, huir arrojándose al mar desde los riscos de la isla usando una bolsa con cocos como balsa.



Por cuatro días y tres noches van a la deriva por el mar en esos improvisados flotadores, sin más agua ni alimento que los propios cocos. Al avistar tierra, Sylvain deja prematuramente la balsa y se ahoga faltándole poco menos de trescientos metros para llegar a la costa. 

Desde allí, todavía en tierra francesa, Henri consigue un bote más o menos digno de tal nombre y navega con él hasta Georgetown en la Guayana Inglesa y de allí por tierra a Venezuela. Corría ya el año 1941. Una vez allí descubrió que era libre de los franceses para tornarse en prisionero de los venezolanos, pasando varios años en la prisión de El Dorado. De darle la oportunidad hubiera vuelto a la Isla del Diablo, de donde había salido.

En 1945 es puesto en libertad condicional y por no existir tratado de extradición con Francia se queda en el país. Llega a Caracas y gracias a una habilidad genética para hacer amigos, que le había permitido sobrevivir en las prisiones más sórdidas, Henri Charrière pronto se hará parte de la vida caraqueña. Más precisamente, de sus noches. Primero con un restaurante y luego con un bar nocturno denominado “Caty-Bar”. Un local que, de acuerdo a sus palabras, "solo tiene clientela masculina porque hay chicas que les hacen compañía". Como quien dice, volvía a su primer amor, en esa franja gris. Pero esta vez, pudo mantenerse al margen de los problemas judiciales. Se naturalizó ciudadano venezolano en 1946, el mismo año en que Francia dispuso el cierre de la prisión en la Isla del Diablo, siendo un fugitivo de la justicia francesa hasta que su cumplió el plazo de prescripción de su causa en 1967.

Pirmera edición del libro

Dos años después publicó un libro, supuestamente sobre su vida en prisión bajo el título de “Papillón” que se convirtió en un éxito literario, de ventas y que desató feroces críticas al sistema carcelario francés. Aparecido en París en mayo de 1969, vende desde su aparición un millón de copias y es traducido a veintitrés idiomas.

En 1973 el director Franklin Schaffner, rodó una película basada en el libro, protagonizada por Steve McQueen y Dustin Hoffman. Fue otro éxito, esta vez de taquilla.

Luego del inmenso suceso de Papillon, diez mil lectores le enviaron cartas, queriendo saber sobre su vida, luego de dejar atrás la prisión. Escribió entonces "Banco", que cuenta sobre los 26 años que transcurrieron desde escapó de la cárcel hasta la publicación de Papillon. Según él lo escribe por un deseo de venganza. Las páginas reflejan a su vida en permanente peligro, siempre a la búsqueda de dinero añorando conseguirlo para retornar a Francia a matar a los hombres que le condenaron por el asesinato de un soplón de Montmartre, que él siempre negó haber cometido. 

 En 2017 el director danés Michael Noer realizó "Papillon: La gran fuga", un largometraje basado en las autobiografías de Charrière, Papillon y Banco, así como la anterior película de 1973, filmada Montenegro, Malta y, en su mayor parte, Belgrado, con los protagónicos de Charlie Hunnam y Rami Malek.

El guion del primer filme correspondió a Dalton Trumbo y Lorenzo Semple Jr. Este último figuraría también en los créditos de la segunda película junto a Aaron Guzikowski.

Aunque su historia ha sido narrada de diversas formas, desde el mismo en un libro al cine, fue con la historieta que la descubrí. Se trataba de la adaptación de su libro en la revista El Tony, con los dibujos de Carlos Pedrazzini, que como pocos podía crear escenas dramáticas con tinta y papel en un cuadro dibujado.  

Mucho después, en el año 2005, Charles Brunier, un antiguo amigo presidiario suyo, reveló que mucho de lo contado a título personal del libro en realidad le había sucedido a otros reclusos, siendo más una novela de ficción que una autobiografía. Otro tanto puede decirse de Banco. 

En alguna entrevista, el propio Henri había admitido antes, en una particular defensa que: "El setenta y cinco por ciento de lo narrado es la pura verdad. El resto son espantosos sufrimientos padecidos por mis compañeros".

Pero ya para entonces, el Papillón de carne y hueso, muerto tiempo atrás en Madrid en 1973 había pasado a segundo plano. Sólo quedaba su leyenda. Y como sabemos, ellas sólo tienen algo, únicamente algo y no todo de ciertas.

Lo cierto es que desde desde 1852 hasta 1946 la prisión de la Isla del Diablo se cobró la vida del 40 por ciento de los prisioneros, mayormente en el primer año de reclusión. Una prueba que a los humanos que siempre se le dificulta crear un paraíso en la tierra, tienen una proverbial facilidad, para edificar en este mundo, infiernos de entidad.

 


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SOBRE EL AUTOR DE LA NOTA: Luis Carranza Torres nació en Córdoba, República Argentina. Es abogado y Doctor en Ciencias Jurídicas, profesor universitario y miembro de diversos asociaciones históricas y jurídicas. Ejerce su profesión y la docencia universitaria. Es autor de diversas obras jurídicas y de las novelas Yo Luis de Tejeda (1996), La sombra del caudillo (2001), Los laureles del olvido (2009), Secretos en Juicio (2013), Palabras Silenciadas (2015), El Juego de las Dudas (2016), Mujeres de Invierno (2017), Secretos de un Ausente (2018), Hijos de la Tormenta (2018), Náufragos en un Mundo Extraño (2019), Germánicus. El corazón de la espada (2020), Germánicus. Entre Marte y Venus (2021) y Los extraños de mayo (2022). Ha recibido la mención especial del premio Joven Jurista de la Academia Nacional de Derecho (2001), el premio “Diez jóvenes sobresalientes del año”, por la Bolsa de Comercio de Córdoba (2004). En 2009, ganó el primer premio en el 1º concurso de literatura de aventuras “Historia de España”, en Cádiz y en 2015 Ganó la segunda II Edición del Premio Leer y Leer en el rubro novela de suspenso en Buenos Aires. En 2021 fue reconocido por su trayectoria en las letras como novelista y como autor de textos jurídicos por la Legislatura de la Provincia de Córdoba.





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