El nacimiento del tenedor


Tenedor Christofle de trinchar estilo Art Nouveau


por Luis Carranza Torres

Se trata, a diferencia de sus compañeros, el cuchillo y la cuchara, del más joven de los cubiertos. Distinto de ellos, no fue la necesidad sino la evolución de las costumbres sociales lo que llevó a desarrollarlo. 

En el caso del tenedor fue la necesidad de limpieza en las manos lo que condujo a su surgimiento. Hoy y desde siempre, las manos han sido su gran adversario en la mesa. 

Tiene también, a diferencia de la cuchara, una estrecha relación con el cuchillo. Al punto que no se conciben demasiado sin ese compañero. De hecho, hay quienes ven tal asociación aún más estrecha y hablan que la necesidad del tenedor fue permitir tomar los alimentos sin el riesgo de cortarse con el cuchillo las manos al trocearlos.  

Tal seguridad y su mayor capacidad de mantener aferrados el alimento del que se trate con sus pinchos, consagró su perdurabilidad en el tiempo.

Claro que para llegar a disponer de tenedores, debió transcurrir cierta historia. Los egipcios y los griegos usaron un antepasado suyo, mucho más rústico y menos efectivo. En realidad, se trataba de un simple pincho, pero que ya mostraba lo básico del utensilio.  

El pincho egipcio y griego devino luego en estiletes y punzones, siempre de plata u oro ya que se trataba de un utensilio solo empleado en grandes banquetes, en donde por lo común los alimentos, eran previamente trozados en pequeñas porciones antes de ser servidos a la mesa.

Si hemos de estar a lo escrito, al parecer el origen del tenedor debemos agradecerlo a Teodora, una princesa bizantina del siglo XI, hija del emperador Constantino Duca.

Casada por la política de alianzas que imperada en la época con el Gran Dux de Venecia, Domenico Selvo,  se dice que mandó fabricar un utensilio que le permitiera no tener que tocar la comida con las manos. 

Se trató de un refinamiento que asombró y escandalizó a los venecianos con sus costumbres tan mundanas y cosmopolitas, así como luego a la Europa toda.

En el libro de Godofredo Olivares, Brujulario, se expone que un predicador alemán de la época decía que “Dios no nos hubiera dado dedos si quisiera que usáramos tan infernal instrumento”.

Traído de Bizancio por los mercaderes venecianos, hechos de oro y plata con incrustaciones de piedras preciosas, empezó a aparecer como un artículo de lujo en las mesas más refinadas del siglo XI.

Se los llamaba horquillas, tridentes o cuadrigilios según tuvieran, dos, tres o cuatro puntas. 

La nobleza italiana se contó entre las primeras que lo acogió en sus mesas, aunque hubo que esperar al siglo XVI para que Catalina de Medici introdujera en la corte francesa, tras su matrimonio con Enrique II, la costumbre de la nobleza italiana de usar tenedores para, llegado el siglo XVIII, acompañar al cuchillo y la cuchara en todas las mesas de cierto nivel de Europa.

Hoy se ha vuelto tradicional en nuestras mesas. Al punto de invisibilizarse toda esta historia que tiene por detrás. 


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SOBRE EL AUTOR DE LA NOTA: Luis Carranza Torres nació en Córdoba, República Argentina. Es abogado y Doctor en Ciencias Jurídicas, profesor universitario y miembro de diversas asociaciones históricas y jurídicas. Ejerce su profesión y la docencia universitaria. Es autor de diversas obras jurídicas y de las novelas Yo Luis de Tejeda (1996), La sombra del caudillo (2001), Los laureles del olvido (2009), Secretos en Juicio (2013), Palabras Silenciadas (2015), El Juego de las Dudas (2016), Mujeres de Invierno (2017), Secretos de un Ausente (2018), Hijos de la Tormenta (2018), Náufragos en un Mundo Extraño (2019), Germánicus. El Corazón de la Espada (2020), Germánicus. Entre Marte y Venus (2021), Los Extraños de Mayo (2022) y La Traidora (2023). Ha recibido la mención especial del premio Joven Jurista de la Academia Nacional de Derecho (2001), el premio “Diez jóvenes sobresalientes del año”, por la Bolsa de Comercio de Córdoba (2004). En 2009, ganó el primer premio en el 1º concurso de literatura de aventuras “Historia de España”, en Cádiz y en 2015 Ganó la segunda II Edición del Premio Leer y Leer en el rubro novela de suspenso en Buenos Aires. En 2021 fue reconocido por su trayectoria en las letras como novelista y como autor de textos jurídicos por la Legislatura de la Provincia de Córdoba.



Una ciudad: Londres.
Una mujer cruzada por dos naciones.
Una guerra inesperada.
Un hombre misterioso.
Una historia de espías.
Un amor que no distingue banderas. 

En abril de 1982 nada parece ir bien en la vida de Gabrielle Sterling. La relación con su jefe ha terminado en una desilusión amorosa y su carrera en el servicio civil británico no avanza. Sin embargo, la vida la sorprende cuando un hombre misterioso le hace una propuesta peligrosa. De aceptar, deberá traicionar los principios en que ha sido educada, aunque también rescatará es parte olvidada que su madre le inculcó. 
Tironeada por dos banderas, deberá elegir un bando en un conflicto que día a día se muestra más próximo. En ese proceso, pondrá su propia vida en juego mientras se siente cada vez más atraída por ese hombre misterioso.
En tanto la guerra escala, intrigas, pasiones y acontecimientos imprevistos la llevarán donde nunca antes había pensado estar, mientras quienes la persiguen se hallan más cerca de descubrirla. 
En medio de esa incertidumbre, Gabrielle se sentirá más viva que nunca. Tal vez no esté traicionando a nadie, sino encontrándose, por primera vez, consigo misma.  






 


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