Los significados de una escarapela





 por Luis Carranza Torres

La actual escarapela nacional tiene un origen militar en la cucarda, que resultaba un distintivo para diferenciar a qué bando pertenecían las tropas en una batalla. Actualmente es un símbolo nacional en numerosos estados. 

Conforme la Real Academia Española en su Diccionario de la Lengua, resulta la “divisa compuesta de cintas por lo general de varios colores, fruncidas o formando lazadas alrededor de un punto, que se usa como distintivo, colocada en el sombrero, morrión, etc., o como adorno”

Se trata de un rosetón de tela superpuesto a un lazo en forma de V invertida, cuyos extremos exceden el diámetro del rosetón. También pueden ser colocados de forma independiente uno de otro. Inicialmente se lo usó en sombreros o morriones. Primero militares y luego civiles. Pero luego se lo colocó en las solapas de los trajes, o en el pecho del lado del corazón en cualquier tipo de prenda, ya en la actualidad.

 Los colores del con que se elabora tanto el rosetón como el lazo suelen tener los mismos colores que la bandera nacional del país que representa. Pero en el caso argentino fue al revés: los colores de la escarapela terminaron siendo los de la insignia nacional. 

En el caso argentino, el 18 de mayo es el Día de la Escarapela, siendo uno de los emblemas patrios más representativos. Fue creado en el año 1812 por el Primer Triunvirato a solicitud del brigadier general Manuel Belgrano, quien la pidió con los colores celeste y blanco para distinguir a sus Tropas, ya que los cuerpos del Ejército usaban escarapelas de distintos colores y era necesario uniformarlos a todos.

El color rojo fue omitido intencionalmente, ya que las tropas reales lo tenían por color identificatorio. 

El personal militar en el Ejército y la Fuerza Aérea, como otras Fuerzas de Seguridad, la lleva de modo permanente en todos sus uniformes y en la parte más alta de ellos. Es donde siempre ha sido portada, desde su creación.

En algunos de los últimos modelos de uniformes para el combate, existe un modelo llamado “táctico”, igual que la bandera en el brazo izquierdo, en que el celeste es reemplazado por negro y el blanco por un verde musgo. Son tonos de baja intensidad que permiten minimizar su distinción entre el ambiente en que se opera.   

Cuando se usa en aeronaves, generalmente militares o públicas, para distinguir el pabellón nacional al que pertenece cada aparato, se la denomina escarapela aeronáutica. Se trata del emblema aeronáutico militar de nacionalidad, sustituyendo al pabellón nacional que se enarbola en tierra y mar, ya que por la velocidad que alcanzan, no resulta posible enarbolar una bandera en su forma tradicional.



Mirage argentino durante la Guerra de Malvinas 
luciendo la escarapela aeronáutica. 

La primera escarapela utilizada como insignia nacional en un avión militar fue la francesa, utilizada por la Aeronáutica Militar de Francia en 1912. 

Gran Bretaña, por su parte, inicialmente empleó la Union Jack pintadas sobre sus aparatos, para abandonarla luego por una escarapela circular al estilo francés porque se confundía en ocasiones con la cruz de hierro que usaban los germanos. En países del Commonwealth, el círculo rojo central de la escarapela inglesa, fue reemplazado por una hoja de arce en Canadá, un canguro en Australia  y un kiwi en el caso de Nueva Zelanda.

Por su parte, las potencias centrales utilizaron cruces negras para identificar a sus aviones. 

Al presente se usan en versiones de baja visibilidad de tono grisáceo o similar, especialmente en escuadrillas activas y en combate.


SOBRE EL AUTOR DE LA NOTA: Luis Carranza Torres nació en Córdoba, República Argentina. Es abogado y Doctor en Ciencias Jurídicas, profesor universitario y miembro de diversas asociaciones históricas y jurídicas. Ejerce su profesión y la docencia universitaria. Es autor de diversas obras jurídicas y de las novelas Yo Luis de Tejeda (1996), La sombra del caudillo (2001), Los laureles del olvido (2009), Secretos en Juicio (2013), Palabras Silenciadas (2015), El Juego de las Dudas (2016), Mujeres de Invierno (2017), Secretos de un Ausente (2018), Hijos de la Tormenta (2018), Náufragos en un Mundo Extraño (2019), Germánicus. El Corazón de la Espada (2020), Germánicus. Entre Marte y Venus (2021), Los Extraños de Mayo (2022) y La Traidora (2023). Ha recibido la mención especial del premio Joven Jurista de la Academia Nacional de Derecho (2001), el premio “Diez jóvenes sobresalientes del año”, por la Bolsa de Comercio de Córdoba (2004). En 2009, ganó el primer premio en el 1º concurso de literatura de aventuras “Historia de España”, en Cádiz y en 2015 Ganó la segunda II Edición del Premio Leer y Leer en el rubro novela de suspenso en Buenos Aires. En 2021 fue reconocido por su trayectoria en las letras como novelista y como autor de textos jurídicos por la Legislatura de la Provincia de Córdoba.



Una ciudad: Londres.
Una mujer cruzada por dos naciones.
Una guerra inesperada.
Un hombre misterioso.
Una historia de espías.
Un amor que no distingue banderas. 

En abril de 1982 nada parece ir bien en la vida de Gabrielle Sterling. La relación con su jefe ha terminado en una desilusión amorosa y su carrera en el servicio civil británico no avanza. Sin embargo, la vida la sorprende cuando un hombre misterioso le hace una propuesta peligrosa. De aceptar, deberá traicionar los principios en que ha sido educada, aunque también rescatará es parte olvidada que su madre le inculcó. 
Tironeada por dos banderas, deberá elegir un bando en un conflicto que día a día se muestra más próximo. En ese proceso, pondrá su propia vida en juego mientras se siente cada vez más atraída por ese hombre misterioso.
En tanto la guerra escala, intrigas, pasiones y acontecimientos imprevistos la llevarán donde nunca antes había pensado estar, mientras quienes la persiguen se hallan más cerca de descubrirla. 
En medio de esa incertidumbre, Gabrielle se sentirá más viva que nunca. Tal vez no esté traicionando a nadie, sino encontrándose, por primera vez, consigo misma.  


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