El primer máuser argentino



 por Luis Carranza Torres


El Mauser Modelo 1889 era un fusil de cerrojo belga. Más conocido simplemente como el Mauser belga de 1889, se trató de una excelente arma que dio lugar a una descendencia perfeccionada que brilló en distintos sitios con igual intensidad. 

Fue empleado en todos los continentes desde la Revolución filipina de 1896 a la Segunda Guerra Mundial, pasando por la Guerra hispano-estadounidense, filipino-estadounidense, guerras coloniales belgas varias, Primera Guerra Mundial, la Guerra greco-turca de 1919 a 1922, la Guerra de Independencia turca, la Guerra del Chaco entre Bolivia y Paraguay y la Guerra Civil Española.

De allí nos viene el Mauser Modelo 1891 argentino, que a su vez sería tomado como punto de desarrollo del Mauser turco de 1890, una versión simplificada del modelo argentino.

Fabricados principalmente por la empresa alemana Ludwig Loewe en Berlín, no fue en rigor de verdad, el primer rifle Mauser adquirido en Argentina o por una autoridad pública. Años antes, durante la escalada de la crisis entre el gobierno nacional y la provincia de Buenos Aires que desembocó en la crisis de 1880 y la federalización de la ciudad de Buenos Aires, el gobernador de dicha provincia, Carlos Tejedor, adquirió para las fuerzas provinciales fusiles Mauser del año 1871, monotiro, calibre 11x60mmR, pólvora negra. 

La República Argentina estableció una Comisión de Armamentos en 1890 con vistas a la modernización de los fusiles, la que determinó la adquisición del Mauser 1891 Modelo Argentino, para las tropas de infantería e ingenieros del ejército y las tripulaciones de los buques de la  Armada Nacional. 

El mismo era una variación del Mauser Belga modelo 1889, cambiando la agarradera de la bayoneta entre otras leves modificaciones y disparaba una munición calibre 7,65x54. Su sistema de carga y descarga de municiones, era manual a cerrojo, al igual que toda la línea Mauser. 

Su mecanismo de cierre esta constituido por un cerrojo de movimiento combinado. El almacén, instalado frente al guardamonte del gatillo puede contener cinco cartuchos y se encuentra colocado debajo del cajón de mecanismo; su aprovisionamiento se hace por medio de un cargado completamente independiente del mecanismo de repetición.

El culote del cartucho es con garganta y sin reborde. El cartucho no se aloja completamente en la recámara.

Pesaba 3,900 kilos sin bayoneta. Tenía un alcance efectivo de 500 metros y un alcance máximo a 32 grados de elevación de 3.900 metros.

El éxito en el desarrollo de este fusil se debió en gran parte al celo del presidente de la Comisión Técnica de armamento, el por entonces Teniente Coronel de artillería Pablo Riccheri, quien se aseguró, además de innovar en el diseño, que en su fabricación se usaran solo los mejores materiales disponibles con los más altos estándares de calidad posibles.

Podía perforar a 50 metros una plancha de acero Krupp ordinario de 10 mm. A 125 metros, una plancha de buen hierro laminado de Suecia de 8 mm y a 250 metros, de 5 mm.


Previo a ello se había desempeñado entre 1887 y 1889 como agregado militar en Paris y Alemania, tomando parte en Berveloo, Suiza, de ejercicios con armas de repetición, país donde también estudió la organización de las Escuelas de enseñanza militar.

Una prueba de su carácter y espíritu resulta su conducta cuando luego de obtener el contrato para la venta de los fusiles a la Argentina, la fábrica le entregó un cheque con la comisión que era de estilo para quien había tomado parte de la operación. Riccheri lo devolvió, expresando que debían añadirse al número de fusiles del contrato, unos 200.000, otros más por la suma que se pretendía darle. 

Existieron dos versiones del arma: una más larga para la infantería y otra más corta para las tropas de ingenieros. 

El ejército boliviano adquirió varios de los máuser argentinos. El ejército venezolano también fue usuario de este modelo.

Los aprendizajes en su uso, cristalizarían luego en otro modelo de dicho fusil: el máuser modelo argentino 1909. Pero esa es ya otra parte de la historia. 


Para leer más en el blog:
















SOBRE EL AUTOR DE LA NOTA: Luis Carranza Torres nació en Córdoba, República Argentina. Es abogado y Doctor en Ciencias Jurídicas, profesor universitario y miembro de diversas asociaciones históricas y jurídicas. Ejerce su profesión y la docencia universitaria. Es autor de diversas obras jurídicas y de las novelas Yo Luis de Tejeda (1996), La sombra del caudillo (2001), Los laureles del olvido (2009), Secretos en Juicio (2013), Palabras Silenciadas (2015), El Juego de las Dudas (2016), Mujeres de Invierno (2017), Secretos de un Ausente (2018), Hijos de la Tormenta (2018), Náufragos en un Mundo Extraño (2019), Germánicus. El Corazón de la Espada (2020), Germánicus. Entre Marte y Venus (2021), Los Extraños de Mayo (2022), La Traidora (2023) y Senderos de Odio (2024). Ha recibido la mención especial del premio Joven Jurista de la Academia Nacional de Derecho (2001), el premio “Diez jóvenes sobresalientes del año”, por la Bolsa de Comercio de Córdoba (2004). En 2009, ganó el primer premio en el 1º concurso de literatura de aventuras “Historia de España”, en Cádiz y en 2015 Ganó la segunda II Edición del Premio Leer y Leer en el rubro novela de suspenso en Buenos Aires. En 2021 fue reconocido por su trayectoria en las letras como novelista y como autor de textos jurídicos por la Legislatura de la Provincia de Córdoba.


Un territorio de frontera.
Un crimen atroz que va a vengarse.
Un hombre arrasado por la guerra.
Una mujer marcada por su pasado.

San Carlos de Bariloche, a fines de 1922. Por entonces, un poblado en el territorio nacional de Río Negro junto al lago Nahuel Huapi, en Argentina. 
A Guillermo Kepler, naturalizado argentino, una partida de bandoleros le mata a su familia, le roba sus caballos y le incendia su casa; le disparan hasta darlo por muerto, cayendo en las heladas aguas del lago. Pero, como en la guerra, sobrevive una vez más. 
Obediente de las leyes y los gobiernos hasta entonces, decide que ya es suficiente. Y ante las complicaciones que la resolución del caso tiene para el juez letrado y la policía local, hará justicia por mano propia. Pero aquellos que han destruido su vida tienen influencias poderosas al otro lado de la cordillera, en Chile. 
En su camino de venganza, cruzará destino con Ema, una enigmática mujer, tan herida y presa de tanta oscuridad como él mismo. Descubrirá entonces que ese destino, que puede ser muy cruel a veces, también, del modo más extraño, arroja a su paso ciertas segundas oportunidades. Pero el precio que deberá pagar no será fácil ni simple. Porque cuando se transitan senderos de odio, nadie sale sin heridas. 

Luis Carranza Torres ha escrito una novela de amor en tiempos de venganza, donde dar lugar a lo importante a veces queda relegado por el dolor.











Lo más leído

Imagen

La foto del 2 de abril

Imagen

La leyenda del Halcón