Los aportes a la criminalística de Sherlock Holmes

 



por Luis Carranza Torres


La pluma de Arthur Conan Doyle no sólo creo a la figura del detective literario de misterios por antonomasia que es Sherlock Holmes. También puso de manifiesto un «método holmesiano», que se fundamenta en la elaboración de hipótesis a partir de la información recogida mediante una observación minuciosa. Tanto lo uno como lo otro, tendrán consecuencias mucho más allá de lo literario. 

Para empezar, mucha de la fama y conocimiento mundial de que disfruta Scotland Yard, “The Yard” para los leídos, es por las novelas de Holmes. Toda una paradoja, ya que no se trata en tales páginas, demasiado bien a la Policía Metropolitana de Londres, empezando por el  inspector Lestrade y siguiendo con su rival en la fuerza, Tobías Gregson.

En una nota en BBC New Mundo del 23 enero 2016 bajo el título de “La ciencia de la deducción: ¿podrías resolver un crimen como Sherlock Holmes?” en donde se trata la influencia del personaje de Conan Doyle en adoptar ciertas técnicas por parte de la policía, se expresaba que: “A pesar de que él mismo lo afirma, los poderes de deducción de Sherlock Holmes son cualquier cosa, menos elementales. Hacer una sola conexión puede ser fácil, pero hay una ciencia compleja para unir todos los puntos. Dos ciencias de hecho: medicina forense y criminología, y Sherlock Holmes podría considerarse un pionero de ambas”.

En tal sentido, como allí se expresa, el buen Sherlock no dudó en adoptar algunos de los métodos innovadores de la ciencia forense para vincular a un sospechoso a un crimen, “usando las huellas dactilares para resolver el caso en "El signo de los cuatro", publicado en 1890, más de una década antes de Scotland Yard adoptara la práctica, en 1901”.

Asimismo: “El campo criminológico de perfilación criminal también tiene más que un poco de Sherlock. La herramienta de investigación, que trata de prevenir y resolver crímenes mediante la comprensión de lo que motiva a los delincuentes, ha sido influenciada en gran medida por el concepto más característico de Sherlock Holmes: el razonamiento deductivo”.

Prácticas del detective como usar informantes o disfrazarse para conseguir datos, son práctica usual en todas las policías del presente. “Holmes tenía una notable variedad de habilidades para un solo hombre; en la investigación contemporánea ese trabajo está a cargo de varios especialistas distintos. Pero los meticulosos métodos de Sherlock todavía son evidentes en la actividad policíaca moderna, desde los análisis de sangre y de balística hasta el trabajo de los psicólogos y psiquiatras”.

Edmond Locard, médico y criminalista francés conocido por ser pionero en la ciencia forense y la criminología, a quien la prensa apodaba el “Sherlock Holmes francés”, siempre admitió la influencia de Conan Doyle en su trabajo, y obligaba a sus alumnos a leer las aventuras de Holmes.

Parte de su impulso al convertir dos habitaciones de un desván del palacio de Justicia de Lyon en el primer laboratorio de policía científica del mundo en 1910, tras salir de la universidad, fue su fascinación por la figura de Sherlock Holmes.

La revolución de Locard radicó en concentrar en un solo espacio todas las actividades científicas que pudieran aportar evidencias en una investigación policial, para así trabajarlas de forma combinada. Es más, él acuñó la base teórica de la ciencia criminalística: el principio de transferencia, según el cual “todo contacto deja su rastro”.

 También escribió más de cuarenta libros, siendo su Tratado de Criminología su obra magna, sentando las bases de la criminalística, bajo dicha misma influencia “Holmesiana”.

No se trata del único que ha enlazado tales historias literarias al desarrollo de la criminología. Por la época, el criminólogo Ashton-Wolfe quien expresó en The Illustrated London News del 27 de febrero de 1932) que: "Muchos de los métodos inventados por Conan Doyle son hoy en día en uso en los laboratorios científicos. Sherlock Holmes hizo del estudio de las cenizas de tabaco su hobby. Era una idea nueva, pero la policía se dio cuenta inmediatamente de la importancia de ese conocimiento especializado, y ahora cada laboratorio dispone de un juego completo de tablas que indican la apariencia y composición de las distintas cenizas”, además de barro y tierra de varios distritos que también son clasificados de manera muy parecida a la que Holmes describió, al igual que venenos, escritura a mano, manchas, polvo, huellas, huellas de ruedas, la forma y posición de heridas y hasta la teoría de los criptogramas, “todo esto y muchos otros métodos excelentes que germinaron en la fértil imaginación de Conan Doyle es ahora parte y paquete del equipo científico de cada detective".

Henry Morton Robinson en su libro “Science Catches the Criminal” de 1935 afirmaba asimismo que: “Sherlock Holmes tipificó dramáticamente el nuevo espíritu de investigación y curiosidad que se extendió por el mundo durante la última mitad del siglo XIX”. Algo que Sir Sydney Smith, destacado profesor de Medicina Forense en la Universidad de Edimburgo y experto forense del Ministerio de Justicia, en su autobiografía “Mostly Murder”, aparecida en 1959, también comentó: "Ahí reside el valor de las historias de Sherlock Holmes, aparte de su excelente entretenimiento. Hoy la investigación criminal es una ciencia, y el aficionado es un anacronismo. Esto no siempre fue así y el cambio se debe en gran medida a la influencia de Sherlock Holmes”

Tales afirmaciones, estamos seguros, arrancarían una sonrisa de satisfacción incluso a un detective tan flemático y circunspecto como dicen que era el más famoso habitante londinense del 221B de Baker Street. 


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Los Lobos del Atlántico






SOBRE EL AUTOR DE LA NOTA: Luis Carranza Torres nació en Córdoba, República Argentina. Es abogado y Doctor en Ciencias Jurídicas, profesor universitario y miembro de diversas asociaciones históricas y jurídicas. Ejerce su profesión y la docencia universitaria. Es autor de diversas obras jurídicas y de las novelas Yo Luis de Tejeda (1996), La sombra del caudillo (2001), Los laureles del olvido (2009), Secretos en Juicio (2013), Palabras Silenciadas (2015), El Juego de las Dudas (2016), Mujeres de Invierno (2017), Secretos de un Ausente (2018), Hijos de la Tormenta (2018), Náufragos en un Mundo Extraño (2019), Germánicus. El Corazón de la Espada (2020), Germánicus. Entre Marte y Venus (2021), Los Extraños de Mayo (2022), La Traidora (2023) y Senderos de Odio (2024). Ha recibido la mención especial del premio Joven Jurista de la Academia Nacional de Derecho (2001), el premio “Diez jóvenes sobresalientes del año”, por la Bolsa de Comercio de Córdoba (2004). En 2009, ganó el primer premio en el 1º concurso de literatura de aventuras “Historia de España”, en Cádiz y en 2015 Ganó la segunda II Edición del Premio Leer y Leer en el rubro novela de suspenso en Buenos Aires. En 2021 fue reconocido por su trayectoria en las letras como novelista y como autor de textos jurídicos por la Legislatura de la Provincia de Córdoba.


Un territorio de frontera.
Un crimen atroz que va a vengarse.
Un hombre arrasado por la guerra.
Una mujer marcada por su pasado.

San Carlos de Bariloche, a fines de 1922. Por entonces, un poblado en el territorio nacional de Río Negro junto al lago Nahuel Huapi, en Argentina. 
A Guillermo Kepler, naturalizado argentino, una partida de bandoleros le mata a su familia, le roba sus caballos y le incendia su casa; le disparan hasta darlo por muerto, cayendo en las heladas aguas del lago. Pero, como en la guerra, sobrevive una vez más. 
Obediente de las leyes y los gobiernos hasta entonces, decide que ya es suficiente. Y ante las complicaciones que la resolución del caso tiene para el juez letrado y la policía local, hará justicia por mano propia. Pero aquellos que han destruido su vida tienen influencias poderosas al otro lado de la cordillera, en Chile. 
En su camino de venganza, cruzará destino con Ema, una enigmática mujer, tan herida y presa de tanta oscuridad como él mismo. Descubrirá entonces que ese destino, que puede ser muy cruel a veces, también, del modo más extraño, arroja a su paso ciertas segundas oportunidades. Pero el precio que deberá pagar no será fácil ni simple. Porque cuando se transitan senderos de odio, nadie sale sin heridas. 

Luis Carranza Torres ha escrito una novela de amor en tiempos de venganza, donde dar lugar a lo importante a veces queda relegado por el dolor.


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