El mensaje de la Navidad


 


por Luis Carranza Torres


Comencemos por lo que no es: una excusa para comer, comprar cosas o regalar solo una materialidad.

Para los católicos, religión que me incluye, el significado de la Navidad es que Dios amó tanto al mundo, que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en Él no se pierda, sino que tenga vida eterna.

No es menor que el Hijo de Dios, Salvador del mundo, nazca de una mujer como María.

Navidad es redención, esperanza, pero no en abstracto. Se trata de la posibilidad de redimirnos. 

Es la esperanza del triunfo de la bondad en un mundo atacado por la oscuridad. Que el mal no prevalecerá y que el bien encuentra el camino para finalmente imponerse. 

Es por eso que, más allá de ser una fiesta religiosa, tiene un sentido profundamente humano que trasciende a la religión.

Se trata también de una fecha que ha impregnado nuestra cultura. Al punto, en no pocos, de desacralizarla. Pero aun en su versión civil, no es menor (aunque puede ser mucho más profundo que eso) que se trate de algo que convoque a la reunión con los afectos.

Tampoco está mal la Navidad de uno solo, si eso es lo que voluntariamente se ha querido. O de solo dos, por fuera de toda reunión. O circunscripta a una sola familia nuclear. Es el espíritu y no el número lo que cuenta.

Personalmente, prefiero una Navidad entre pocos, conocidos y con lazos de afecto, a otra multitudinaria donde confluyen personas que no se conocen ni tienen demasiado en común, por cuestiones de protocolo de relaciones. 

Creo sinceramente que Navidad es también no estar con quien no se quiere estar. 

La cercanía en el corazón es la unidad de medida, a mi simple entender: que esté quien se halle cerca, que no esté quien esté lejos. 

En tal caso, cercanía o lejanía no resultan, para nada, equiparables a distancia física. Varios de mis amigos más cercano, familia de la vida como decimos, están físicamente lejos. Pero nunca en el afecto.

Tampoco debe ser una maratón gastronómica, ni una reunión eterna. Sí, un encuentro sentido. Vivido. 

Tengan una muy linda, sentida, afectiva Navidad, crean o no en ella. De corazón. 



SOBRE EL AUTOR DE LA NOTA: Luis Carranza Torres nació en Córdoba, República Argentina. Es abogado y Doctor en Ciencias Jurídicas, profesor universitario y miembro de diversas asociaciones históricas y jurídicas. Ejerce su profesión y la docencia universitaria. Es autor de diversas obras jurídicas y de las novelas Yo Luis de Tejeda (1996), La sombra del caudillo (2001), Los laureles del olvido (2009), Secretos en Juicio (2013), Palabras Silenciadas (2015), El Juego de las Dudas (2016), Mujeres de Invierno (2017), Secretos de un Ausente (2018), Hijos de la Tormenta (2018), Náufragos en un Mundo Extraño (2019), Germánicus. El Corazón de la Espada (2020), Germánicus. Entre Marte y Venus (2021), Los Extraños de Mayo (2022), La Traidora (2023) y Senderos de Odio (2024). Ha recibido la mención especial del premio Joven Jurista de la Academia Nacional de Derecho (2001), el premio “Diez jóvenes sobresalientes del año”, por la Bolsa de Comercio de Córdoba (2004). En 2009, ganó el primer premio en el 1º concurso de literatura de aventuras “Historia de España”, en Cádiz y en 2015 Ganó la segunda II Edición del Premio Leer y Leer en el rubro novela de suspenso en Buenos Aires. En 2021 fue reconocido por su trayectoria en las letras como novelista y como autor de textos jurídicos por la Legislatura de la Provincia de Córdoba.


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