Todos los sueños de David Lynch

 


por Luis Carranza Torres


“Murió el miércoles 15 de enero, apenas unos días antes de cumplir 79 años, mientras el incendio que devastó gran parte de Los Angeles continuaba ardiendo. Que Lynch muriese mientras la ciudad que tanto amó se quemaba es un final de ficción”. De esa forma abre Mariana Enriquez, su artículo (“Los búhos no son lo que parecen: Adiós a David Lynch”) sobre la muerte de David Lynch.

“Quien se atreve a ir contra la corriente debe estar dispuesto a pagar el precio”, dijo alguna vez Juan José Sebreli. David lo pagó y con creces. Con una poco común retribución: que se gustara de su estilo distinto, impredecible, vago y de tintes noir.

Fue destratado y cómo: En 1991, su película Fuego camina conmigo, que con el correr del tiempo terminaría germinando en la serie Twin Peaks, fue abucheada por el público en el festival de cine de Cannes. No importó que un año antes hubiera sido premiado con la Palma de Oro por otro filme: Corazón salvaje.

Como pasa, cuando el éxito lo alcanzó, los mismos que silbaban empezaron a aplaudir. Hipocresías y dobleces del género humano, que siempre en la esfera de las artes en general y de las audiovisuales en particular, ocurre y seguido. 

Fanático del cine noir que llamaba “de crimen”, su obra es un buceo a tientas por lugares oscuros en busca de esa parte oculta y vergonzante que la gente, individual o colectivamente, tiene. Más que películas o series, contaba sueños, suelo pensar. Y de modo soberbio. Imágenes que atrapan, conmueven sin terminar de entenderlas. 

Personalmente, creo que Lynch era más un cineasta francés de la Nouvelle vague infiltrado en Hollywood que un estadounidense típico del país profundo, nacido en Missoula, estado de Montana, un 20 de enero de 1946.

Tenía de nacimiento, un pie zambo o equinovaro. Vivió durante su niñez y juventud con su familia en diferentes sitios, entre el noroeste de Estados Unidos y Carolina del Norte. Fue boy scout y con 15 años participó como acomodador en la ceremonia de posesión en el cargo del presidente John F. Kennedy.

De sus muchos filmes, me quedo con El hombre elefante de 1980, la historia de un hombre deformado en el rostro que es exhibido como fenómeno en un circo en el Londres del siglo XIX. Actúan, entre otros, John Hurt, Anthony Hopkins y Anne Bancroft. David no sólo la dirigió, sino que coescribió el guion. Conmovedora. Allí se muestra un Lynch capaz de emocionar, antes que conociéramos a su otra faceta: la del contador de historias que atrapan tanto como desorientan y atemorizan, merced a sucesivos bucles narrativos. 


“Lynch rompió el cine estadounidense, aunque sus películas fueron muy apreciadas y financiadas en Europa —ganó la Palma de Oro en 1990 en el festival de Cannes por Corazón salvaje y obtuvo el premio a la mejor dirección con Mulholland Drive en 2001—. Títulos como Cabeza borradora (1977), Terciopelo azul (1986) o Carretera perdida (1997) supusieron una sacudida en la narración visual y tuvieron tantos admiradores como detractores”, expresa Luis Pablo Beauregard en su artículo para El País sobre el deceso del creador.

Creo que el resultado más acabado de ese estilo fue Mulholland Drive, titulada como El camino de los sueños en Argentina y Sueños, misterios y secretos en otras partes. Una película de culto rodada en 2001, que muestra con un encuadre neo-noir, los bajos fondos de Los Ángeles, que en realidad lo son de la especie humana. Escrita y dirigida por David Lynch, protagonizada soberbiamente por Naomi Watts, Laura Harring y Justin Theroux, poblada de escenas surrealistas e impulsada con una narrativa muy críptica, cuenta la historia de la relación de una joven aspirante a actriz Betty Elms, con la enigmática Rita, una mujer que padece amnesia tras sufrir un accidente  en Mulholland Drive.  

“De no haber sido por David Lynch, no habría permanecido en Hollywood. Llevaba 10 años fracasando en audiciones, sin que nada sucediera. Estaba tan desesperada que incomodaba a la gente porque no dejaba de repetir: ‘¡Necesito un trabajo!’”, comentó  Naomi Watts al enterarse de la muerte de Lynch, revelando no poco del costado humano del creador: “David tiene una manera muy distinta de elegir a sus actores. Me sentó frente a él, me miró a los ojos y me hizo preguntas. Yo solo pensaba: ‘¿Cómo salgo de aquí? Seguro que no soy la indicada’ porque tenía esa programación: no soy graciosa, no soy sexy, soy demasiado vieja, soy demasiado esto, demasiado aquello. Y él simplemente me vio y pudo levantarme un poco las apariencias” 

El éxito de la película la hizo famosa y una actriz requerida. Ella volvería a trabajar en dos producciones más con Lynch: Rabbits y Twin Peaks: The Return.


Pero quizás la más emblemática de sus obras audiovisuales no sea una película, sino la serie televisiva que lo hizo famoso para el público general: Twin Peaks. Creada con Mark Frost y emitida en la cadena de televisión ABC entre abril de 1990 y junio de 1991 sus dos primeras temporadas de 29 episodios y un piloto. Luego hubo una tercera, con 18 capítulos adicionales rodada 25 años después. Un total 48 capítulos en que no se obtiene una respuesta concreta sobre quién mató a la popular y bella joven Laura Palmer, pero nos enteramos de muchas otras cosas por el camino. Pueblo chico, infierno grande, dicen y la frase le cabe de lleno a esa ficticia población entre pinos y montañas, supuestamente ubicada en el noreste del estado de Washington. Aun cuando casi todas las escenas en interiores fueron rodadas en un estudio de grabación en Valle de San Fernando.

Poco conocido es que la serie inspiraría no uno sino cinco libros, varios de los cuales fueron escritos por parientes de los productores. El más difundido es “The secret diary of Laura Palmer”, escrito por la hija de David Lynch, Jennifer Lynch, en 1990 sobre la doble vida de la adolescente, publicado, nada casualmente, durante el verano que transcurre entre las emisiones originales de la primera y segunda temporada.

“The autobiography of F.B.I. Special agent Dale Cooper: My life, My tapes”, de 1991 fue escrito por el hermano de Mark Frost, Scott Frost. Centrado en el personaje del agente Dale Cooper, se presenta como una recopilación de las transcripciones de sus cintas de audio desde la niñez hasta el momento en que se le asigna el caso. Otro fue “Twin Peaks: An access guide to the town”, en ese mismo año, de tono humorístico y que resulta una parodia de la típica guía del viajero, supuestamente publicada por la Cámara de comercio de Twin Peaks. 


Por último y distanciado en el tiempo, “The Secret History of Twin Peaks”, escrito por Mark Frost en 2016 narra los eventos posteriores al cliffhanger final de la segunda temporada a lo largo de un cuarto de siglo. Casualidad o no, salió antes de la difusión en 2017 de la tercera temporada.

Tanto influyó en todos, que hasta la noticia de su fallecimiento publicada en Facebook por su familia imitaba su estilo: “Hay un gran agujero en el mundo ahora que ya no está con nosotros, pero como él diría: ’Mantén la vista en el donut y no en el agujero”, para concluir con un guiño a a las informaciones meteorológicas que Lynch dio a partir de 2005 con su particular estilo en un programa de radio conducido por Joe Escalante: “es un día precioso con dorada luz del sol y cielos azules por todas partes”. 

Dicen en que un viaje es más importante el recorrido que a dónde nos dirigimos. Si eso valiera para las historias, David Lynch sería uno de los mejores contadores de historias de nuestro tiempo. Eso sí, no le pidan que le ponga un final definitivo. Porque los sueños, tienen siempre un significado, y quizás también un principio. Pero nunca, jamás, un fin. 


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SOBRE EL AUTOR DE LA NOVELA: Luis Carranza Torres nació en Córdoba, República Argentina. Es abogado y Doctor en Ciencias Jurídicas, profesor universitario y miembro de diversas asociaciones históricas y jurídicas. Ejerce su profesión y la docencia universitaria. Es autor de diversas obras jurídicas y de las novelas Yo Luis de Tejeda (1996), La sombra del caudillo (2001), Los laureles del olvido (2009), Secretos en Juicio (2013), Palabras Silenciadas (2015), El Juego de las Dudas (2016), Mujeres de Invierno (2017), Secretos de un Ausente (2018), Hijos de la Tormenta (2018), Náufragos en un Mundo Extraño (2019), Germánicus. El Corazón de la Espada (2020), Germánicus. Entre Marte y Venus (2021), Los Extraños de Mayo (2022), La Traidora (2023) y Senderos de Odio (2024). Ha recibido la mención especial del premio Joven Jurista de la Academia Nacional de Derecho (2001), el premio “Diez jóvenes sobresalientes del año”, por la Bolsa de Comercio de Córdoba (2004). En 2009, ganó el primer premio en el 1º concurso de literatura de aventuras “Historia de España”, en Cádiz y en 2015 Ganó la segunda II Edición del Premio Leer y Leer en el rubro novela de suspenso en Buenos Aires. En 2021 fue reconocido por su trayectoria en las letras como novelista y como autor de textos jurídicos por la Legislatura de la Provincia de Córdoba.


Un territorio de frontera.
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Luis Carranza Torres ha escrito una novela de amor en tiempos de venganza, donde dar lugar a lo importante a veces queda relegado por el dolor.



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