La curiosa invención de la rueda

 



por Luis Carranza Torres


La palabra "rueda" en español tiene varios significados, pero el principal refiere una pieza mecánica circular que gira sobre un eje para facilitar el movimiento. 

Su invención fue un proceso gradual que comenzó no como un medio de transporte, sino como una herramienta funcional. Su uso más antiguo resulta formas circulares de piedra o madera se usaron como muelas para moler granos o como poleas rudimentarias. 

La invención de la rueda es uno de los mayores avances tecnológicos en la historia de la humanidad. Inicialmente, se utilizaba como herramienta para la alfarería, y luego se adaptó para el transporte. 

Hasta ahora, la teoría más reciente apuntaba a que la rueda se habría inventado en los montes Cárpatos hace unos 6.000 años, conforme al hallazgo publicado por la Royal Society en 2024, sobre la llamada “Rueda de las Marismas”, considerada la más antigua de la historia.

Pero el hallazgo luego de una serie de espirales de husillo datadas de hace unos 12.000 años, recuperadas en la excavación de Nahal-Ein Gev II, en el norte de Israel, cambiaron eso. Dichos objetos, situados en la cultura natufiense, extendida por el Próximo Oriente entre el Epipaleolítico Final y el Mesolítico, tienen una mayor antigüedad. 

Igual que los carros o las prensas de aceite, conformados por objetos circulares unidos por un eje, pensados para convertir el movimiento lineal en giratorio, tales objetos, unos 113, estaban realizados mayoritariamente en piedra caliza, mostrando una forma circular y un agujero central.

Hacia el 3500 a.C., en la región de Mesopotamia, se desarrollaron las primeras ruedas de madera integradas a un eje fijo, lo que derivó en el nacimiento del carro. A partir de allí, todos los medios de transporte por tierra han apelado a ella. 

La rueda de Liubliana, en Eslovenia, es la rueda más antigua encontrada físicamente (3200–3500 a.C.), hecha de madera, usada en un carro. Pero existen representaciones de ruedas en Ur, actual Irak en relieves sumerios por el 3500 a.C. también de carros que resultan primeras pruebas gráficas del transporte con ruedas.

La adición de la rueda a los carros, todos los planos de la historia humana. Para empezar, revolucionó el transporte y el comercio, pero también, con la aparición del carro de guerra, transformó a los ejércitos.

El carro de guerra fue introducido en la península de Anatolia por los hurritas hacia principios del siglo XVI a.C. Se trataba de un vehículo de una estructura lígnea muy ligera forrada a su vez con piel de buey y tirado por dos caballos. Sobre dicha estructura cabían para dos tripulantes: el kartappu o conductor, y el šuš, un combatiente armado con un arco compuesto el cual iba protegido por una armadura de escamas de bronce y un yelmo para, de ese modo, poder asaetear al enemigo de un modo seguro.  

Entre egipcios e hititas se dio la primera “carrera armamentística” en cuanto al desarrollo del arma principal de ambos ejércitos: el carro. En uno y otro ejército, respondían a conceptos diferentes. El egipcio contaba con un ancho eje en la parte trasera de la caja, para evolucionar a gran velocidad ante el enemigo y resultar un blanco muy difícil de acertar. El diseño hitita en cambio, con el eje en el centro de la caja, podía soportar más carga, pero con un giro más lento, a la vez que repartía el peso de los tripulantes con el yugo que uncía los caballos, cansando menos a los animales. 

Tal diseño, en ambos casos, respondía a la misión encomendada en los carros en una y otra formación armada: en tanto los egipcios lo usaban para hostigar y desgastar, los carros hititas resultaban un ariete para aplastar frontalmente al enemigo, llegando a usar unos 400 carros, agrupados en unidades básica de 10.


Carro de guerra egipcio en la parte superior e 
hitita en la inferior.

Las primeras ruedas estaban constituidas por simples discos de madera con una perforación central para poder insertarlas en un eje. La rueda con radios, más ligera y resistente, permitió vehículos más rápidos y eficientes. Se entiende que tal variante surgió durante la llamada cultura andrónovo (2000-1200 a. C.), al norte de Asia Central.

Luego, fue perfeccionada con la incorporación de aros de hierro, rodamientos y finalmente, neumáticos.

Las ruedas de radios de alambre, asimismo denominadas como ruedas de radios tensos o ruedas en suspensión, usadas en bicicletas y motocicletas fueron inventadas por el ingeniero aeronáutico británico George Cayley en 1808, pero sin solicitar patente, que sí registró Theodore Jones en Londres, el 11 de octubre de 1826. Por su parte, Eugène Meyer en Francia fue el primero en lograr una patente de dichas ruedas para una bicicleta.

Al principio los automóviles llevaron ruedas con radios de madera similares a los coches tirados por caballos, abandonándose a partir de 1920 por insuficientes prestaciones. Las ruedas de alambre se revelaron también débiles para soportar el peso de la carrocería hasta el desarrollo de las ruedas de radios tangenciales. 

Las ruedas de desmontaje rápido diseñadas por las empresas Rudge-Whitworth o Riley condujo a la instalación de ruedas de repuesto. 

Fue las mejoras dadas por la metalúrgica británica GKN de Joseph Sankey de las llantas de acero prensado, más baratas, que finalmente desplazaron a las ruedas de alambre.

Como puede verse, la evolución de la rueda es también la historia de cómo la inventiva humana puede superarse a sí misma, frente a nuevos desafíos. 


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Los Lobos del Atlántico






SOBRE EL AUTOR DE LA NOTA: Luis Carranza Torres nació en Córdoba, República Argentina. Es abogado y Doctor en Ciencias Jurídicas, profesor universitario y miembro de diversas asociaciones históricas y jurídicas. Ejerce su profesión y la docencia universitaria. Es autor de diversas obras jurídicas y de las novelas Yo Luis de Tejeda (1996), La sombra del caudillo (2001), Los laureles del olvido (2009), Secretos en Juicio (2013), Palabras Silenciadas (2015), El Juego de las Dudas (2016), Mujeres de Invierno (2017), Secretos de un Ausente (2018), Hijos de la Tormenta (2018), Náufragos en un Mundo Extraño (2019), Germánicus. El Corazón de la Espada (2020), Germánicus. Entre Marte y Venus (2021), Los Extraños de Mayo (2022), La Traidora (2023) y Senderos de Odio (2024). Ha recibido la mención especial del premio Joven Jurista de la Academia Nacional de Derecho (2001), el premio “Diez jóvenes sobresalientes del año”, por la Bolsa de Comercio de Córdoba (2004). En 2009, ganó el primer premio en el 1º concurso de literatura de aventuras “Historia de España”, en Cádiz y en 2015 Ganó la segunda II Edición del Premio Leer y Leer en el rubro novela de suspenso en Buenos Aires. En 2021 fue reconocido por su trayectoria en las letras como novelista y como autor de textos jurídicos por la Legislatura de la Provincia de Córdoba.


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