El día más largo del cine

 


Por Luis Carranza Torres


La película "El día más largo" (The Longest Day, 1962) es un hito tanto para la historia militar filmada como para la técnica cinematográfica.

La película se centra en el Desembarco de Normandía (Operación Overlord) del 6 de junio de 1944. Su principal fuerza radica en su intento de ofrecer una visión minuciosa y casi documental del evento, cubriendo las acciones desde las perspectivas de los bandos Aliado, Alemán y la Resistencia Francesa.

Su guion se basa en el best-seller de igual título del periodista e historiador Cornelius Ryan. Aparecido en 1959, se trata de una obra que se anticipó al género de la  novela testimonio y novela de no ficción, narrando de forma literaria un hecho histórico a partir de la visión y hechos que le acontecen a miles de sus participantes, abarcando todos los bandos y grupos involucrados, incluso civiles.

De tal forma, la trama sigue los pasos de una multitud de personajes históricos, desde generales clave como Dwight D. Eisenhower (aunque no aparece), Theodore Roosevelt Jr. (interpretado por Henry Fonda) y Norman Cota (Robert Mitchum) por el lado aliado, hasta oficiales alemanes como el General Günther Blumentritt (interpretado por Curd Jürgens). A ellos se le suman lo vivido por múltiples soldados de ambos bandos y los civiles del área.

Producida por Darryl F. Zanuck, fue una de las superproducciones bélicas más grandes de su época y marcó varios precedentes cinematográficos, estableciendo los rasgos de la Mega-Producción "Coral" bélica.

Destacó por su reparto estelar masivo, una práctica que se convirtió en sello del género bélico de gran escala. Incluyó a figuras de la talla de John Wayne, Robert Mitchum, Henry Fonda, Richard Burton, Sean Connery, entre otros.

Fue asimismo filmada por varios directores (Ken Annakin, Andrew Marton, Bernhard Wicki, entre otros) para manejar las complejas y simultáneas escenas de acción en las diferentes localizaciones.

Un punto central fue la decisión estética de filmarla en blanco y negro, a pesar de que el cine en color ya era la norma en 1962, a fin de dar un tono más sobrio, realista y "documental" a la narración, además de facilitar la mezcla con cierto de metraje original de archivo.

Para mantener el realismo, las escenas alemanas se rodaron con diálogos en alemán, y las francesas en francés, algo inusual para una producción de Hollywood de esa escala. Asimismo, se utilizó a decenas de asesores militares, incluyendo a varios que participaron realmente en el Día D, incluso un oficial alemán que interpreta su propio papel.

Hubo un esfuerzo en la producción para mostrar a los soldados alemanes de manera más realista y humana, evitando el estereotipo simple del nazi. Se destaca la confusión y la disfunción en el alto mando alemán, incluyendo la ausencia de Erwin Rommel en el momento crítico. 

La razón de ello tenemos que verla en el contexto de la época: la República Federal Alemana era nuevamente una potencia económica y un aliado clave en Europa de Estados Unidos dentro de la OTAN para contrarrestar el poderío de la Unión Soviética. 

A pesar de su fidelidad general a los sucesos históricos, existen algunas licencias dramáticas. La principal de ellas es la escena del asalto al Casino de Ouistreham, dramatizada con una aparición de monjas, algo que fue negado por los participantes reales de la batalla.

Su un presupuesto de $10 millones de dólares, enorme para la época), la hizo la película en blanco y negro más cara de la historia hasta La lista de Schindler en 1993. 

La escala de la filmación, los numerosos asesores militares, el uso de equipo auténtico y el reparto estelar explican dicha cifra. Además, en el rodaje utilizó vastos recursos, incluyendo miles de extras (muchos de ellos soldados reales), cuarenta lanchas anfibias, y cientos de armas auténticas.

Tuvo una recaudación mundial aproximada superior a los $50 millones de dólares. Par los estándares de la época, 1962, dicha cifra supuso un éxito masivo, con una rentabilidad de cinco veces su coste de producción.

Fue un éxito de crítica y taquilla. Ganó asimismo dos Premios Óscar por Mejor Fotografía en Blanco y Negro y Mejores Efectos Especiales.

El filme sirvió también para redefinir y marcar nuevos rasgos en cuanto a las superproducciones de guerra y el tratamiento de los hechos históricos. Cuanto menos en cuatro aspectos: a) establecimiento de la mega-producción coral bélica; b) posibilidad estética y económica de emplear múltiples estrellas en un mismo film. Incluso, con pequeños papeles; calidad logística, dada por la magnitud del costo, uso de varios equipos de filmación, rodaje en lugares reales y empleo de medios militares de época a gran escala; c) la adopción de un particular tono realista y de exactitud documental general, apegándose estrechamente a los hechos documentados y a las perspectivas de los participantes; d) estructura narrativa de "360 Grados", alternando el punto de vista narrativo entre los aliados, los alemanes y la resistencia francesa, para narrar eventos complejos.

El éxito financiero y de crítica de la película, repuso a la 20th Century Fox tanto del descrédito artístico como del fantasma financiero de la bancarrota que supuesto el fracaso de la película Cleopatra.

El día más largo creó la imaginería visual clásica de la invasión que influiría en obras posteriores, incluida la más moderna representación del Día D. La estética del desembarco tuvo influencia por caso en Saving Private Ryan de 1998.

Antes de ésta, filmes como Un puente lejano (A Bridge Too Far, 1977), también basada en una novela de Cornelius Ryan, y Patton (1970) mostraron la influencia de la película. 

Esto demuestra que El día más largo, a más de la película en sí con todos sus aciertos, supuso un modelo fundacional para el cine bélico moderno, que contaba los hechos de guerra integrando de modo exitoso escenas cinematográficas espectaculares con un realismo histórico.


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La familia López de Madariaga llega a Berlín, porque Ignacio, médico y político, jefe de la familia, va a ocupar el cargo de embajador argentino ante el III Reich. Hitler hace poco que ha subido al poder, pero Alemania ya se ha disfrazado del culto a su persona, de intolerancia y soberbia, de una desmesura que solo podía terminar en una guerra.
En ese contexto, la embajada se vuelve un lugar lleno de intrigas, de espías, de jerarcas nazis que fingen una docilidad que no poseen. Lucrecia, la mujer del embajador, descendiente de alemanes, se fascina con el nacionalsocialismo, se siente parte del cambio y del orgullo que propone Hitler. La hija del matrimonio, Constanza, va a descubrir, en una Berlín atribulada, la noche, el jazz, el amor, las incontables formas del deseo, la traición.
Entre ambas mujeres que se admiran y recelan, estará Ignacio, diplomático al fin, como un árbitro imparcial. También mostrará que un embajador no le debe cuentas solo a su patria, sino que el honor que representa se lo debe también a la historia y a su tiempo.
Luis Carranza Torres ha escrito uno de esos raros milagros literarios, una novela cuyos personajes siguen en la cabeza del lector mucho después de haber terminado el libro. Mujeres de invierno es un clásico inmediato de nuestro tiempo.




Cuatro preguntas clave sobre la Saga de la Segunda Guerra Mundial 

📌 ¿Cuántas novelas son?
Está compuesta por tres libros: "Mujeres de invierno", "Hijos de la tormenta" y "Náufragos en un mundo extraño".

📌 ¿Quiénes son los personajes principales?
Tiene como protagonista a la familia López de Madariaga y comienza con su viaje a Berlín 🇩🇪, ciudad donde Ignacio ocupará el puesto de embajador argentino.

📌 ¿Cuándo ocurre?
Comienza en los años 30,  por lo que los personajes serán testigos de cada momento desde el ascenso del Tercer Reich y se extiende hasta el final de la Segunda Guerra Mundial.

📌 ¿Qué temáticas se ponen en juego?
La Alemania más oscura es escenario de un abanico de historias tan intensas como atrapantes: redes de espionaje, amor, poder, pasión y una reconstrucción histórica exhaustiva de aquellos tiempos difíciles y desafiantes.

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