Contratos de estrellas

 


Por Luis Carranza Torres

El análisis de las distintas formas contractuales usadas con los actores y actrices en la Meca del Cine, es revelador tanto desde una perspectiva jurídica como para la historia del cine, de la evolución de Hollywood.

En sus inicios, el férreo “Sistema de Estudios” del denominado “Old Hollywood” imprimió su sello a las contrataciones de artistas. Aun los de mayor renombre.

Durante la era del cine mudo se usó la modalidad del contrato de salario semanal, todavía con muchos componentes del derecho laboral común, empezando por la periodicidad en el pago.

Esto se daba incluso en estrellas como Rodolfo Valentino quien, en sus primeros papeles principales, Los Cuatro Jinetes del Apocalipsis de 1921 con Metro, percibía un salario fijo, muy bajo en comparación con las ganancias generadas por la película, de alrededor de 250 dólares por semana.

Su vínculo era como actor con un estudio, y no por película como vino después. Los rígidos convenios de la época, en cuanto a la disponibilidad casi absoluta frente a las directivas del empleador, fueron precursores del famoso Contrato de Siete Años, que luego firmarían estrellas como Jean Harlow y Marilyn Monroe.

Luego del éxito masivo de El Sheik, también en ese año 1921, producida por Famous Players-Lasky (precursora de Paramount) Valentino se convirtió, de la noche a la mañana, en el mayor símbolo sexual y la estrella más grande y rentable del mundo. Sin embargo, su contrato no reflejaba tal poder de convocatoria. El estudio ganaba millones, mientras que él seguía atado a un salario semanal fijo, aunque progresivo. Las negociaciones de un mejor contrato no llegaron a nada y Valentino decidió romper las relaciones con su empleador, declarándose en "huelga" contra el sistema de estudio, negándose a filmar durante casi dos años. La medida, lejos de perjudicarlo, le dio el apodo de "El Gran Ausente" en la prensa, alimentando aún más su leyenda.

Al fin consiguió un nuevo tipo de contrato que le dio un poder sin precedentes para la época, especialmente con Famous Players y posteriormente con United Artists (el estudio independiente fundado por Chaplin y otros). Su salario se elevó hasta 7.500 dólares por semana, una cifra astronómica para el cine mudo, con ciertas cláusulas de control creativo que le permitieron influir en guiones y directores, algo que las estrellas de la siguiente generación como Monroe tendrían que luchar bastante por conseguir.

La hacedora de estos cambios copernicanos fue la esposa de Valentino, Natacha Rambova, que negoció activamente tales contratos. Por primera vez se dejó de pagar por la labor en sí para pasar a establecer el salario en proporción a la taquilla que generaba el artista.

La Edad de Oro de Hollywood, de 1930 a 1960, en donde los grandes estudios operaban como fábricas, fue también la era del “contrato plurianual” bajo el denominado Sistema de Estudios, por el cual estrellas firmaban contratos exclusivos de siete años.

La creadora del concepto de la “rubia platinada” en el cine, Jean Harlow tuvo uno de estos contratos con la Metro-Goldwyn-Mayer durante la década de 1930.

Conforme sus términos, el estudio tenía un control total de su carrera, estableciendo qué películas hacía, su salario (que era fijo, aunque progresivo en el tiempo, durante la vigencia del contrato); regulaba además su imagen pública, e incluso, en cierta medida, su vida personal. El estudio podía, incluso, suspenderla sin paga si se negaba a hacer un papel.

El contrato de Kim Novak de 1959 con Columbia Pictures, dirigida por entonces por Harry Cohn, es famoso por las “cláusulas de imagen” que buscaban transformarla en una nueva "diosa rubia" (Blonde Goddess) para el estudio, cubriendo el lugar dejado por la retirada de Grace Kelly para ser princesa de Mónaco. Se buscaba moldear su imagen pública como una mujer sofisticada y fría, a fin que contrastara con la sensualidad desbordante de Marilyn Monroe, la estrella rival de 20th Century Fox.

Una de las cláusulas en el contrato otorgaba al estudio el derecho a "darle un nombre artístico" para propósitos publicitarios y de marketing. Harry Cohn descartó que usara su nombre real, Marilyn Pauline Novak, temiendo que la duplicidad del nombre Marilyn causara confusión con su rival escénica. Buscó cambiar su nombre a "Kit Marlow", pero la actriz se negó rotundamente por considerarlo ridículo. Las negociaciones terminaron reteniendo su apellido familiar, Novak, y permitiendo el cambio de su primer nombre a "Kim".

Otra de las cláusulas establecía la obligación de mantener su cabello rubio, en un tono rubio claro y uniforme que destacara, pero sin llegar a ser platino. La exigencia contractual era parte de la estrategia de Cohn para crear una imagen de la "bomba rubia" (Blonde Bombshell) idealizada, que la diferenciara tanto de Marilyn como de la rojiza Rita Hayworth, ícono de Columbia por la época.

Otras de las cláusulas implicaban requisitos de mantenerse en cierto peso y el seguir pautas muy específicas en sus apariciones públicas, en las cuales debía mostrar un vestuario de alta costura, con diamantes y pieles incluidas, para dar una imagen de estrella inaccesible.

No sería hasta inicios de 1970 en que comenzaría una evolución hacia formas contractuales con mayor libertad creativa para los artistas, y mejores derechos respecto de la retribución de su trabajo. 

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SOBRE EL AUTOR DE LA NOTA: Luis Carranza Torres nació en Córdoba, República Argentina. Es abogado y Doctor en Ciencias Jurídicas, profesor universitario y miembro de diversas asociaciones históricas y jurídicas. Ejerce su profesión y la docencia universitaria. Es autor de diversas obras jurídicas y de las novelas Yo Luis de Tejeda (1996), La sombra del caudillo (2001), Los laureles del olvido (2009), Secretos en Juicio (2013), Palabras Silenciadas (2015), El Juego de las Dudas (2016), Mujeres de Invierno (2017), Secretos de un Ausente (2018), Hijos de la Tormenta (2018), Náufragos en un Mundo Extraño (2019), Germánicus. El Corazón de la Espada (2020), Germánicus. Entre Marte y Venus (2021), Los Extraños de Mayo (2022), La Traidora (2023), Senderos de Odio (2024) y Vientos de Libertad (2025). Ha recibido la mención especial del premio Joven Jurista de la Academia Nacional de Derecho (2001), el premio “Diez jóvenes sobresalientes del año”, por la Bolsa de Comercio de Córdoba (2004). En 2009, ganó el primer premio en el 1º concurso de literatura de aventuras “Historia de España”, en Cádiz y en 2015 Ganó la segunda II Edición del Premio Leer y Leer en el rubro novela de suspenso en Buenos Aires. En 2021 fue reconocido por su trayectoria en las letras como novelista y como autor de textos jurídicos por la Legislatura de la Provincia de Córdoba.





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