Confluencias y paralelismos entre Borges y Cortázar
por Luis Carranza Torres
Situados en las antípodas en materia de ideas políticas, gustos, estilos de vida, percepciones sobre el mundo, Borges y Cortázar no fueron amigos, pero se admiraron a la distancia y siempre uno habló en buenos términos del otro. Una muestra, a dos bandas, de apertura mental, tolerancia y riqueza espiritual.
A primera vista, no pueden resultar más distintos. Pero en realidad, tienen más de un punto en común, aparte de su vocación y pasión literaria.
Para empezar, ambos nacieron en el mes de agosto, Jorge Luis Borges el 24 en 1899 y Julio Florencio Cortázar el 26 en 1914. Por eso mismo, compartían signo zodiacal: Virgo.
Se trata del sexto signo del zodíaco, el tercero de naturaleza negativa y de cualidad mutable. Simboliza el trabajo y pertenece junto a Tauro y Capricornio al elemento Tierra. Regido por Mercurio, su opuesto complementario es Piscis.
Respecto a la literatura, según el artículo “El clásico de la literatura ideal para cada signo del Zodíaco” publicado en la sección Horóscopo de La Nación del 20 de junio de 2022: “Las personas de Virgo son observadoras e inteligentes. A la hora de leer un libro, disfrutan de encontrarse con grandes historias en las que deben utilizar su mente para pensar o memorizar datos”.
Tal parece que aplica para ambos la frase.
Gigliola Zecchin, más conocida como Canela, periodista, conductora de radio y televisión, productora, autora y editora, expresa sobre ambos en una página en internet del Ministerio de Cultura argentino que instala el tema de si se prefiere a uno u otro (“¿Borges o Cortázar?” del 12 de setiembre de 2019): "Los dos, son cara y cruz de la moneda de un tiempo muy valioso de nuestra literatura. Y no me gusta la idea de sumarme a la grieta que los ha separado en el canon que aún circula. Ha sido de razones mezquinas. Celebro por igual el talento de ambos".
En cuanto a sus obras, de Borges destaca Ficciones y de Cortázar, Historias de Cronopios y de Famas. En ambos casos por ser “libros revelan un admirable dominio de la virtud narrativa: enigma, sorpresa, poesía. Para el lector, el pleno goce de nuestro riquísimo idioma".
Se cruzaron tres o cuatro veces en vida. Pero no sin dejar frutos, tales encuentros.
La primera vez que cruzaron camino fue en 1946. Borges ya era un autor conocido por su poesía, ensayos y cuentos de ficciones. Dirigía la revista “Los Anales de Buenos Aires”, donde observó entrar un día a “un muchacho muy alto, que me trajo un cuento manuscrito”. Era Cortázar que dejó un cuento para ser valorado. Le dijo que volviera a los diez días y le daría su opinión. Al parecer, no pudo con la ansiedad autoral (suele pasar) y retornó a la semana. Borges entonces que tenía varias noticias, que el cuento ya había sido entregado a la imprenta y que también le había gustado a su hermana Norah, por lo que saldría con dos ilustraciones de ella. El cuento era “Casa tomada”.
Muchos años después, en una entrevista televisiva con Antonio Carrizo, Borges recordaría que: “era un cuento muy lindo” y que cuando se volvieron a encontrar años después en Paris, Cortázar le agradeció por eso, ya que le dijo que “no había publicado nunca nada en su vida y le debía la sensación tan grata de ver su obra y su nombre en letras de molde, de haber sido aceptado en una revista literaria”.
Maximiliano Tomas traza otro paralelismo muy poco conocido, “entre los dos cuentistas argentinos más notables del siglo XX”, como dice: ambos tuvieron un accidente y escribieron sobre ello.
Borges escribió “El sur”, publicado en 1953 evocando un accidente que había sufrido en la Navidad de 1938, cuando al subir unas escaleras se cortó la cabeza con un ventanal que había quedado abierto. La herida se infectó, sufrió una septicemia y pasó una temporada internado al borde de la muerte.
Fue publicado el 8 de febrero de 1953, poco más de dos meses después, el 14 de abril, Cortázar tiene un accidente con su moto Vespa en París, cuando se le cruza una anciana en una calle. “Ese día me puse la Vespa de sombrero, para no matar a una vieja idiota que se me cruzó en una esquina cuando yo cruzaba con todo derecho y las luces verdes”, dirá luego. El resultado fue una doble fractura de la pierna izquierda, que se infectaría y lo dejaría un mes y medio internado.
No se sabe si leyó el cuento de Borges sobre el accidente, pero sí escribió uno sobre el propio, “La noche boca arriba”.
Como dice Maximiliano Tomas en su artículo al respecto titulado “Borges, Cortázar y el accidente que casi los mata” y publicado en el diario La Nación el 12 de agosto de 2022:
“Las semejanzas entre un cuento y otro son evidentes. No solo el accidente, la internación, las pesadillas y ciertos elementos (la sangre en la cara, el caldo que ambos personajes toman) se repiten. Sobre todo, lo hace la forma narrativa elegida: el deslizamiento de planos, el pasaje de una realidad a otra a través del velo de la fiebre y el delirio, la utilización de la figura del doble.
¿Ya descubrieron el lazo insólito? Borges se abrió la cabeza en 1938. Cortázar tuvo su accidente en 1953. Borges nació en agosto de 1899. Cortázar el mismo mes, pero de 1914. ¿Cuántos años tenía cada uno cuando casi se matan, el primero en Buenos Aires, el segundo en París? Hagan las cuentas. A la realidad le gustan las simetrías y los leves anacronismos”.
¿Casualidad o algo más? En todo caso, un aporte más a entender que lo distinto tal vez no lo sea tanto y que en materia de arte, cuando se tiene además de una gran cabeza, un buen espíritu, hasta los grandes disensos pueden convivir de algún modo. O, en otro sentido, que aquello que nos separa de una persona, no debe absolutizarse al punto de rechazarla. Pues por cada diferencia, puede haber algo que nos conecte.
Para leer más en el blog:
Una novela entre la lealtad y la traición
Un amor rebelde en una época convulsa
La verdadera genialidad de Borges