Cuando el lobo se hizo amigo de los humanos
Por Luis Carranza Torres
Hace mucho, mucho tiempo. Miles de años. Un cuadrúpedo entra a una caverna, iluminada por un fuego. El olor a comida y el calor lo atrae. Los humanos vestidos con pieles dentro, lo contemplan. Uno y otros se observan, extrañados, algo amenazados. Es un lobo, o al menos lo parece. Pero también, no muestra la agresividad de esa especie. Al fin, la curiosidad cede al miedo y se acercan. El recién llegado se echa al fuego. Los humanos le tiran un trozo de comida. Se sella, sin saberlo, una unión entre animal y humanos que pervivirá en la historia: el primer antecesor de los actuales perros, ha encontrado hogar entre los antecesores del actual homo sapiens.
Pudo o no haber pasado de esa forma. De hecho, no sabemos como sucedió a ciencia cierta el inicio de la convivencia entre perros y humanos. A mí me gusta verla de ese modo, es como me lo contaron de niño. En el volumen de "Dime cuéntame" de la enciclopedia básica Argos.
Las más de quinientas razas de perros que se conocen en la actualidad, chicos, grandes o medianos, derivan del lobo. Por eso comparte no pocas características con su ancestro. Pero también, presenta ciertas diferencias no menores. El Dr Juan Enrique Romero ha ilustrado al respecto en la nota "Cuál es el origen de los perros y en qué se diferencian de los lobos" publicada el 24 de febrero de 2023 por Infobae.
La principal, son dos genes distintivos que hallamos en los canes y que hace que ellos sean, por caso, por la neotenia, "un niño eterno" con las conductas de tales. El otro, permite que el perro pueda digerir el almidón.
Lo de dar vueltas antes de acostarse, o arañar la superficie, le viene de los lobos preparando un ambiente silvestre para echarse. Lo de contestar los ladridos, también. Es una forma de marcar su posición, y también, su soledad.
Tal larguísima ha dejado también su huella en la cultura. Por profesión, de todas las artes en que se ha reflejado a este buen amigo, prefiero de mi parte la escrita.
Literariamente, el perro aparece por primera vez en la obra Metamorfosis escrita por Ovidio en el año 8 d. C. No se trata de un can ordinario, sino de uno de tres cabezas llamado Cerberus, al que el dios Hades le ha encargado de vigilar las puertas del Inframundo para asegurarse de que nadie escapa.
Dante Alighieri, en su Divina Comedia escrita en el año 1472, lo hará reaparecer en el círculo tercero del infierno, con idéntica función.
Más modernamente, y siempre con los imaginarios de tres cabezas, tenemos a Fluffy, aparecido en la saga de Harry Potter.
En igual sentido atemorizador, sir Arthur Conan Doyle en 1901 creó a uno de los perros más famosos, aunque carezca de nombre, en una de las novelas más famosas del detective Sherlock Holmes: El sabueso de los Baskerville.
Más adorable y más cercano en el tiempo tenemos a Totó, el terrier que L. Frank Baum creó como el mejor amigo de Dorothy en el libro El maravilloso Mago de Oz.
También en el bando de los adorables pero en el universo de las historietas, Hergé creó en 1929, a Milú, el Fox Terrier inseparable compañero de Tintín.
De distinta e indeterminada raza, Ideafix, el diminuto pero agerrido perro de Obélix, ha sido parte de las aventuras del gigantón amigo de Astérix con este último en las historietas del ramo.
El aporte creativo en el ramo lo tenemos con Pichichus, la fiel mascota de Hijitus, el dibujo tanto animado como de historietas creado por Manuel García Ferré.
Comparte el tamaño chico con Milú y Ideafix, también es de una raza indeterminada, blanco, con la oreja derecha negra. Otro rasgo en común es su bravura a pesar del tamaño. O, quizás, precisamente por eso.
Dejamos para el final a la participación femenina en el asunto. Hablamos de Lassie, collie protagonista del cuento "Lassie vuelve a casa", escrito en 1938 por el británico Eric Knight y que tuvo diversas historias, novelas, películas y hasta series de televisión.
Todo este repaso no hace sino confirmar esa entrañable comunidad entre perros y humanos que se remonta a los albores mismos de ambas razas.
Para leer más en el blog:
Una novela entre la lealtad y la traición
Un amor rebelde en una época convulsa
Constanza y la botadura del Bismarck