El nacimiento del helicóptero
Por Luis Carranza Torres
Pocos ingenios aéreos han cambiado tan poco, conceptualmente, desde su nacimiento y tenido un período de gestación tan largo.
La existencia del antepasado más remoto del helicóptero se remonta a China en el año 400 a.C., consistiendo en un artefacto similar a un trompo con hélices en su cúpula.
Mucho más similar a los actuales, es el boceto de Leonardo da Vinci en 1475, nunca llevado al plano experimental, respecto de una máquina sobre la cual era aplicada una gran hélice en espiral que giraba gracias a la fuerza del ser humano.
Más cerca en el tiempo, un proyecto de Gustave de Ponton d’Amecourt en 1816 basado en combustión de vapor no llegó a despegar. Casi un siglo después, en 1907, los hermanos Jacques y Louis Breguet, lograron que su prototipo de 500 kilos y cuatro hélices se elevara un tanto del suelo (50 centímetros), al que estaba amarrado. Lo llamaron Giroplano.
Pocos meses después otro francés Paul Cornu, realizó el primer vuelo libre de ascenso en un prototipo de dos rotores. Se mantuvo a 50 centímetros durante 20 segundos.
Mucho más práctico entre 1909 y 1910 Igor Sikorsky entendió que la técnica no estaba avanzada para dotar de viabilidad a sus dos modelos y se dedicó a los aviones de ala fija.
Un argentino nacido en Adrogué, Raúl Pateras Pescara, pareció encontrar la solución a los problemas de sustentación, estabilidad y regreso a tierra, que paralizaban el avance en la materia. En 1919 realizó las primeras pruebas en los alrededores de Barcelona, frente a diversos invitados. Uno de ellos, el ingeniero Fortrant, director del Instituto de Aeronáutica de Francia, le compró el invento en medio millón de francos. Antes lo había ofrecido al gobierno argentino quien no se interesó por entender que “no tenía la trascendencia necesaria para comprarlo”.
Bajo el número de patente francesa número 533.820, titulada "Rational Helicopter", se describía al helicoptero de nuestros días; en 1924, alcanzó los 13 kilómetros por hora en un helicóptero a una altura de 1,8 m en un recorrido de 736 metros.
En 1923 el español Juan de la Cierva realizó su primer vuelo, de 200 metros recorrido, con un ingenio de su invención: el Autogiro, un híbrido entre un avión y un helicóptero.
En ruso, el término "helicóptero" fue utilizado por primera vez por N.I. Kamov, registrándose tal uso en un el acta de un reunión de una comisión técnica de aviación el 8 de febrero de 1929.
Durante la Segunda Guerra Mundial, los soviéticos emplearon diversos autogiros para exploración, ajustes del fuego de artillería y entrega de carga tras las líneas enemigas a los partisanos.
Los alemanes por su parte emplearon el Flettner Fl 282 Kolibri un helicóptero monoplaza de observación y escolta que sirvió tanto con la Luftwaffe y como en la Kriegsmarine, por lo general como observadores de artillería. Se revelaron vulnerables a los cazas y fuego antiaéreo.
Emigrado a los Estados Unidos, Igor Sikorsky desarrolló por esos años su modelo denominado VS-300, con el cual voló personalmente en 1942, y que se considera el primer helicóptero de diseño acabado. Con su fuselaje constituido por un terliz abierto de tubos metálicos, presentaba dos dos rotores: uno, el principal, encima del fuselaje, el otro en la cola.
Había finalmente visto la luz el helicóptero tal como lo conocemos hoy.
Para leer más en el blog:
Una novela entre la lealtad y la traición
Un amor rebelde en una época convulsa
Constanza y la botadura del Bismarck