Una piedra cordobesa para la tumba de Borges



por Luis Carranza Torres

Un 14 de junio de 1986, en la mañana de un sábado, Borges moría en la ciudad de Ginebra. En un departamento en el número 28 de la Grand Rue. Junto a él se hallaba María Kodama, con quien se había casado, por poder y vía Paraguay, el 26 de abril de ese mismo año.

Su cuerpo recibe sepultura en cementerio ginebrino de Plain Palais, cerca de la tumba de Calvino. Tiene la apariencia de un gran parque, ubicado en el centro mismo de Ginebra, en la orilla izquierda del río Ródano. Hay que atravesar cominos con bifurcaciones, por senderos solitarios, custodiados por longevos árboles, donde el césped está bien regado, lápidas grises varias y hasta alguna fuente, hasta llegar al pie de un ciprés, a cuya derecha está la sepultura. En la burocracia mortuoria ginebrina, tal espacio se identifica como "Número de tumba 735. Posición D-6".

Vemos su lápida, colocada un año después de haberlo enterrado allí. La roca que identifica la sepultura de Borges, es de mármol azul plata o piedra gris de la Punilla. A la vista, tal piedra se muestra blanca y parece áspera, aun sin necesidad de tocarla.

Originalmente fue parte de un bloque de 700 kilogramos, extraído de las sierras de Córdoba y despachado a Buenos Aires al taller del escultor Eduardo Longato. Allí, en pleno barrio de Palermo, en la calle Honduras entre Bulnes y Medrano, no lejos de donde Georgie vivó en una época, se dio forma a golpe de cincel a la obra, entre los meses de mayo a julio, siguiendo el encargue de María Kodama.

Se halla inspirada en las tallas del arte nórdico, teniendo sus medidas en metros, 1,20 de altura, 0,80 de frente y 0,25 de espesor. En su frente, en lo alto se lee "Jorge Luis Borges", y justo debajo, la inscripción en anglosajón "And ne forhtedon na" (y no tuvieron temor), junto a un grabado circular, esculpido con forma de medallón, que muestra unas figuras de guerreros medievales durante la batalla de Maldon, una heroica defensa de las costas británicas, acaecida en el año 991, en el río Blackwater, en Essex. Por último, asoma en el conjunto, una pequeña cruz de Gales y "1899/1986".

Respecto de la figura de los guerreros, él había descripto otra similar, en estos términos: "Una lápida del norte de Inglaterra representa, con torpe ejecución, un grupo de guerreros nortumbrios. Uno blande una espada rota; todos han arrojado sus escudos; su señor ha muerto en la derrota y ellos avanzan para hacerse matar, porque el honor les obliga a acompañarlo".

Como dice el escritor español Juan Jacinto Muñoz Rengel: “Las afirmaciones que Borges hizo en vida sobre la muerte son contradictorias. A veces dijo no temerla, sino ansiarla como la única vía para salvarse de sí mismo. Otras, dijo no suicidarse sólo por cobardía. Los heroicos guerreros sajones de su lápida parecen querer infundirle valor ante su último acto en el mundo... y que no temiera”.

En su reverso, con un relieve de unos tres centímetros de profundidad, surge de la piedra un barco vikingo con sus tripulantes. Acompañados de unos trazos en escandinavo antiguo con un fragmento de la saga Volsunga: "Toma la espada Gram y la coloca desnuda entre ellos". Además, debajo se lee: "De Ulrica a Javier Otárola".

El sentido literario de esa segunda inscripción hace referencia a la historia del héroe Sigurd, que, para evitar tocar a la pretendida por el hermano de su esposa, Brynhild, una noche que comparte el lecho con ella, coloca la espada entre ambos. Borge utilizó esos versos como epígrafe de su relato Ulrica, acaso su único relato de amor, cuyo protagonista se hace llamar Javier Otálora. Escrito en 1975 y aparecido en El libro de arena, por ese tiempo Borges ya conocía a María Kodama.

Rústica, adornada con figuras y idiomas extraños que jamás tuvieron existencia en ella, enterrada por su base treinta y cinco centímetros en el suelo, ese pedazo de piedra otorgado por las serranías cordobesas guarda y anuncia pues, la tumba borgeana. Un sitio, por lo que fuera, que nunca suscitó su interés literario aunque lo visitara varias veces. 

¿Qué pensaría Georgie de la contradicción, entre tal materia y la cultura puesta en ella? Tal vez, lo apreciaría como propio de su estilo literario.


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SOBRE EL AUTOR DE LA NOTA: Luis Carranza Torres nació en Córdoba, República Argentina. Es abogado y Doctor en Ciencias Jurídicas, profesor universitario y miembro de diversos asociaciones históricas y jurídicas. Ejerce su profesión y la docencia universitaria. Es autor de diversas obras jurídicas y de las novelas Yo Luis de Tejeda (1996), La sombra del caudillo (2001), Los laureles del olvido (2009), Secretos en Juicio (2013), Palabras Silenciadas (2015), El Juego de las Dudas (2016), Mujeres de Invierno (2017), Secretos de un Ausente (2018), Hijos de la Tormenta (2018), Náufragos en un Mundo Extraño (2019), Germánicus. El Corazón de la Espada (2020), Germánicus. Entre Marte y Venus (2021), Los Extraños de Mayo (2022) y La Traidora (2023). Ha recibido la mención especial del premio Joven Jurista de la Academia Nacional de Derecho (2001), el premio “Diez jóvenes sobresalientes del año”, por la Bolsa de Comercio de Córdoba (2004). En 2009, ganó el primer premio en el 1º concurso de literatura de aventuras “Historia de España”, en Cádiz y en 2015 Ganó la segunda II Edición del Premio Leer y Leer en el rubro novela de suspenso en Buenos Aires. En 2021 fue reconocido por su trayectoria en las letras como novelista y como autor de textos jurídicos por la Legislatura de la Provincia de Córdoba.



Una ciudad: Londres.
Una mujer cruzada por dos naciones.
Una guerra inesperada.
Un hombre misterioso.
Una historia de espías.
Un amor que no distingue banderas. 

En abril de 1982 nada parece ir bien en la vida de Gabrielle Sterling. La relación con su jefe ha terminado en una desilusión amorosa y su carrera en el servicio civil británico no avanza. Sin embargo, la vida la sorprende cuando un hombre misterioso le hace una propuesta peligrosa. De aceptar, deberá traicionar los principios en que ha sido educada, aunque también rescatará es parte olvidada que su madre le inculcó. 
Tironeada por dos banderas, deberá elegir un bando en un conflicto que día a día se muestra más próximo. En ese proceso, pondrá su propia vida en juego mientras se siente cada vez más atraída por ese hombre misterioso.
En tanto la guerra escala, intrigas, pasiones y acontecimientos imprevistos la llevarán donde nunca antes había pensado estar, mientras quienes la persiguen se hallan más cerca de descubrirla. 
En medio de esa incertidumbre, Gabrielle se sentirá más viva que nunca. Tal vez no esté traicionando a nadie, sino encontrándose, por primera vez, consigo misma.  


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