Una fortaleza llamada Pucará

 


Por Luis Carranza Torres

Un 20 de agosto de 1969 volaba por primera vez el IA-58 Pucará, construido por la entonces Fábrica Militar de Aviones de Argentina, actualmente FAdeA. Se trataba de un desarrollo nacional a partir de las necesidades de la Fuerza Aérea Argentina de contar con un avión de ataque y apoyo táctico biplaza con capacidad de Contra Insurgencia (COIN), de construcción enteramente metálica y capaz de operar en bases adelantadas o sitios con los menores requerimientos posibles, así como desde pistas cortas no preparadas.

Si bien el proyecto de inició en 1966, se logró realizar el primer vuelo del prototipo a solo 11 meses de iniciada la construcción. La aeronave luego fue presentada oficialmente en octubre de 1969 y en 1974 comenzaron las entregas a la Fuerza Aérea Argentina.

Pucará, también aceptado como pucara, es un término de origen quechua que se emplea para aludir a un tipo de fortaleza que construían pueblos aborígenes precolombinos del continente americano en la zona andina. Se trataba de estructuras, que se erigían en zonas elevadas, con pircas o muros de piedra en seco.

Pucará en Tilcara

Presentaba una propulsión de dos motores ubicados en sus alas con hélices de tres palas. Sus características generales eran: envergadura 14,50 m; longitud 14,25 m; alto 5,36 m; superficie alar 30,30 m2; peso vacío 3.985 kg; peso máximo en despegue 6.625 kg; peso máximo en aterrizaje 5.800 kg; carga útil 2.640 kg; velocidad máxima a 3.000 m de altitud, 520 km/h; velocidad máxima de crucero 485 km/h; distancia de despegue 420 m; distancia de aterrizaje 230 m; alcance normal 1.400 km.

En cuanto al armamento fijo estaba compuesto por cuatro ametralladoras FN Browning de7,62 mm ubicadas a ambos lados del fuselaje y dos cañones HS 804 de20 mm en la parte inferior del morro. Disponía además tres pilones, uno bajo cada ala y el restante ventral en el fuselaje, para transportar cargas externas por un peso total de1.500 kg., pudiendo llevar bombas, coheteras o tanques de napalm.

Se asignaron al Grupo Aéreo 3 de Ataque en su versión A, que fue la única que alcanzó producción. 

Hubo otras versiones, como el IA-58B Pucara Bravo, un avión monoplaza equipado con dos cañones DEFA de 30 mm y aviónica mejorada que completó su vuelo inaugural en mayo de 1979, pero no entró en producción.

Pucará Charlie

Su actualización condujo al IA-58C Pucara Charlie, también monoplaza, que incorporaba una pantalla frontal, identificación de amigo o enemigo. Mantenía los cañones DEFA 553 de 30 mm en la nariz, pero incorporaba dos puntos de anclaje adicionales para transportar misiles aire-aire Magic 2 y misiles antibuque Martin Pescador de fabricación argentina. Se fabricó un único prototipo (AX-06) que voló por primera vez el 30 de diciembre de 1985, cancelándose luego el programa por falta de financiamiento. Dicho aparato se halla hoy en el Museo Aeronáutico de Río Cuarto.

Otra versión, el IA-58D, incorporaba mejores en aviónica, alas, motores y navegación satelital. Algunos IA-58A de la Fuerza Aérea Argentina fueron llevados a este estándar.

El IA-58H Pucará II reemplazaba los motores franceses Turbomeca Astazou por Pratt & Whitney PT6A-62 de 1150 shp y suponía el cambio de las hélices por Hartzell de cuatro palas, así como la instalación de un sistema integrado de navegación y ataque por parte de la empresa IAI. El prototipo voló con las nuevas turbinas Pratt & Whitney PT-6A, el 24 de noviembre de 2015 con matrícula AX-561.

Durante la Guerra de Malvinas de 1982, llegaron a las islas el mismo día de la recuperación al aeropuerto de Puerto Argentino. 

Durante el conflicto, un total de 24 Pucará fueron trasladados a las islas, operando desde las pistas de Puerto Argentino, Puerto Darwin y Puerto Calderón. Otras unidades formaron parte de la llamada Fuerza Aérea Sur, destacabas en el continente. 

Concretaron salidas de observación y de ataque, destacándose en la defensa de la Base Aérea Militar Cóndor, en el istmo de Darwin, así en ataques contra helicópteros. 



Al respecto,  el 28 de mayo a las 10:30 los Aviones Pucará del Teniente R. F. CIMBARO (Chaqueño) y el Teniente M. A. GIMENEZ tras una misión de ataque a las fuerza inglesas que asediaban Pradera del Ganso, derribaron un helicóptero británico encargado de transportar pertrechos. 

El Brigadier Thompson, comandante de los Royal Marines, relata: “Los Pucarás persiguieron al helicóptero desde toda dirección concebible, desde cualquier altura y a una variedad de velocidades, disparando combinaciones de su mortífero armamento: cohetes, cañones y ametralladoras. Desafiaron todas las tácticas imaginables para aviones de ataque de ala fija, las que eran temidas por las tripulaciones de helicópteros, si bien habían sido prevenidas y adiestradas para enfrentarlas. Los “Pucarás” eran capaces de disminuir su velocidad y reproducir las maniobras de los helicópteros, constituyéndose en un letal enemigo”.

Nada mejor que el reconocimiento del enemigo para la evaluación de sus capacidades.

Pensado para otra clase de conflictos de menor intensidad, bajo condiciones climáticas extremas, los Pucará combatieron en diversas misiones, de exploración, apoyo cercano a las tropas, escoltas de helicópteros, exploración marítima o ataque a posiciones de artillería, demostrando ser un avión resistente y confiable. Solamente tres fueron derribados por la acción del enemigo.


La legendaria robustez del aparato, que le daba su mismo nombre, se evidenció en la enorme capacidad de resistencia ante el fuego enemigo, sobre todo cuando efectuaban incursiones sobre la cabeza de playa en el estrecho de San Carlos, así como también al cerrarse el cerco de las fuerzas británicas sobre la Base Aérea Militar Cóndor. Se ha contabilizado más de cincuenta impactos, solo en el blindaje de la zona de cabina, pudiendo a pesar de ello, mantenerse en vuelo y regresar a su su base sin problemas. Demostró asimismo una eficacia y precisión en batir tropas en el terreno, superando todos los parámetros para los que se había pensado para hacer frente.

Tras el fin de los combates, mecánicos británicos se abocaron a la tarea de reunir partes de las aeronaves dispersas en todo el teatro de operaciones, muchas de ellas inutilizadas por los propios argentinos para evitar que cayeran en manos inglesas previo al cese de los enfrentamientos. Se consiguió reconstruir uno de ellos, mayoritariamente del avión matrícula A-515, que fue trasladado a Inglaterra.


Tras ser evaluado en intensas pruebas de vuelo, pasó a ser parte del Aerospace Museum en RAF Cosford, dejando su matrícula inglesa ZD485 para adoptar la forma argentina durante la guerra.

En 1989 fueron donados tres aviones a la Fuerza Aérea de Colombia que los retiró del servicio en 1998, también se vendieron cuatro aeronaves a Sri Lanka.

Además operaron desde 1981 hasta el 2017 en la Fuerza Aérea Uruguaya siete ejemplares. Seis adquiridos en 1980 y uno más armado en la FAU, desde la célula del A-605. 

Los pucará fueron matriculados en la Fuerza Aérea Uruguaya FAU 220, FAU 221, FAU 222, FAU 223, FAU 224, FAU 225. Años después la Fuerza Aérea Argentina arrendó en dos oportunidades los aviones A-571 y A-574, los que volaron en la FAU con la matrícula FAU 226. 

En 1999 se trajo a Uruguay el A-605 y con el apoyo de un equipo técnico mixto uruguayo-argentino, se lo terminó de fabricar, en Durazno, Uruguay, siendo este el último IA-58 fabricado. Este avión recibiría la matrícula FAU 227. 


Pucará colombiano

El empleo de dichas aeronaves por parte de Sri Lanka fue intensa, en misiones de apoyo contra la guerrilla de los Tigres Tamiles.

En el año 1998, los IA-58 efectuaron vuelos de reconocimiento durante las inundaciones en el Litoral argentino, especialmente en el norte de la provincia de Santa Fe.

En el año 2000 aviones Pucará realizaron los ejercicios Vigía en el norte argentino y Unidos por la Paz en el sur. En 2002 los sistemas de armas participaron del ejercicio Comprobación junto a todas las brigadas de la FAA.

Pucará uruguayo

En 2004 se realizó un ejercicio de similares características, llamado Fénix. Tanto en ese año como el siguiente, los IA-58 formaron parte del ejercicio Plata, de control del espacio aéreo, en Posadas.

En noviembre de 2005 integraron el ejercicio Ceibo en la IV Brigada Aérea. Ese mismo año brindaron seguridad aérea, a través de una zona de exclusión aérea en torno a Mar del Plata, a la IV Cumbre de las Américas. En 2006 formaron parte del operativo de seguridad de la cumbre del Mercosur realizada en Córdoba.

Pucará de Sri Lanka

En marzo de 2007 un Pucará voló por primera vez utilizando biocombustibles de producción local. La prueba tuvo lugar en el Aeroparque Jorge Newbery.

En 2008 se encargaron de la seguridad de la cumbre del Mercosur realizada en San Miguel de Tucumán.

En 2009 participaron del ejercicio Byrcom (Búsqueda y Rescate en Combate, posteriormente denominado Valkyria). Ese año brindaron seguridad aérea a la cumbre de Unasur realizada en San Carlos de Bariloche.

Pucará Fenix

Retirado de la Fuerza Aérea Argentina en 2019 tras 45 años de servicio, en ese mismo año comenzó un nuevo proceso al iniciarse en FAdeA una versión experimental del avión, denominada Pucará Fénix, para emplearlo como aeronave de inteligencia, vigilancia y reconocimiento, con nueva planta motriz, nuevas hélices cuatripalas y aviónica, sin descartar restituirle sus características de ataque.  Ello a fin de poder emplear las aeronaves que conservan un interesante remanente de vuelo.

Se partió para tal desarrollo de los cambios previstos en el IA-58H Pucará II.


La intención es dotarlo con un radar de barrido electrónico activo y un pod de observación aérea desmontable, desarrollados por las empresas INVAP y Fix View, respectivamente. Dicho equipamiento consta de: 

• Sensor multiespectral con capacidad de visión óptica, FLIR (Forward Looking Infrared, es decir, visor hacia adelante en modo infrarrojo)

• Designador de blancos laser.

• Módem satelital con transmisión Data Link en tiempo real.

• Instalación de radar de apertura sintética.

• Instalación de equipamiento COMINT (Inteligencia de Comunicaciones)

• Modernización de cabina y comunicaciones.

Este programa permitirá no sólo obtener nuevas capacidades operativas sino que de llegar a su culminación iniciaría toda una nueva etapa de esta legendaria aeronave.



 

Para leer más en el blog:

Una novela entre la lealtad y la traición


Un amor rebelde en una época convulsa

Los Lobos del Atlántico


El día cero del Mayo Francés


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SOBRE EL AUTOR DE LA NOTA: Luis Carranza Torres nació en Córdoba, República Argentina. Es abogado y Doctor en Ciencias Jurídicas, profesor universitario y miembro de diversos asociaciones históricas y jurídicas. Ejerce su profesión y la docencia universitaria. Es autor de diversas obras jurídicas y de las novelas Yo Luis de Tejeda (1996), La sombra del caudillo (2001), Los laureles del olvido (2009), Secretos en Juicio (2013), Palabras Silenciadas (2015), El Juego de las Dudas (2016), Mujeres de Invierno (2017), Secretos de un Ausente (2018), Hijos de la Tormenta (2018), Náufragos en un Mundo Extraño (2019), Germánicus. El Corazón de la Espada (2020), Germánicus. Entre Marte y Venus (2021), Los Extraños de Mayo (2022) y La Traidora (2023). Ha recibido la mención especial del premio Joven Jurista de la Academia Nacional de Derecho (2001), el premio “Diez jóvenes sobresalientes del año”, por la Bolsa de Comercio de Córdoba (2004). En 2009, ganó el primer premio en el 1º concurso de literatura de aventuras “Historia de España”, en Cádiz y en 2015 Ganó la segunda II Edición del Premio Leer y Leer en el rubro novela de suspenso en Buenos Aires. En 2021 fue reconocido por su trayectoria en las letras como novelista y como autor de textos jurídicos por la Legislatura de la Provincia de Córdoba.



Una ciudad: Londres.
Una mujer cruzada por dos naciones.
Una guerra inesperada.
Un hombre misterioso.
Una historia de espías.
Un amor que no distingue banderas. 

En abril de 1982 nada parece ir bien en la vida de Gabrielle Sterling. La relación con su jefe ha terminado en una desilusión amorosa y su carrera en el servicio civil británico no avanza. Sin embargo, la vida la sorprende cuando un hombre misterioso le hace una propuesta peligrosa. De aceptar, deberá traicionar los principios en que ha sido educada, aunque también rescatará es parte olvidada que su madre le inculcó. 
Tironeada por dos banderas, deberá elegir un bando en un conflicto que día a día se muestra más próximo. En ese proceso, pondrá su propia vida en juego mientras se siente cada vez más atraída por ese hombre misterioso.
En tanto la guerra escala, intrigas, pasiones y acontecimientos imprevistos la llevarán donde nunca antes había pensado estar, mientras quienes la persiguen se hallan más cerca de descubrirla. 
En medio de esa incertidumbre, Gabrielle se sentirá más viva que nunca. Tal vez no esté traicionando a nadie, sino encontrándose, por primera vez, consigo misma.  

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