El compromiso de un soldado liberto

 



Regimiento 6 de Pardos, Ejército del Norte. Ilustración de Gabriel Popolizio

 

Por Luis R. Carranza Torres

 

            La Asamblea del año XIII no sólo determinó la libertad de vientres, es decir la abolición de la esclavitud para los nacidos de vientre esclavo a partir de su inicio de sesiones. Sino que también ofreció la libertad a aquellos esclavos que quisieran incorporarse a sus ejércitos, indemnizando a sus dueños.

            Respecto de sus virtudes militares, cabe  señalar el testimonio del general San Martín, cuando afirma: "el mejor soldado de infantería que tenemos”. En otra oportunidad añade: "Los libertos resultan la mejor tropa de su línea”.

            La resolución que posibilitaba tal incorporación a filas, llegó a Córdoba el 30 de junio de 1813, formándose una comisión destinada a examinar a los esclavos que se presentasen.

Como nos cuenta Félix Torres, en su obra La historia que escribí: “Fue en esa oportunidad cuando el procurador del Colegio de Monserrat presentó a la comisión a un grupo de siete esclavos que se habían ofrecido como voluntarios para el servicio de armas. Se procedió a su revisación por el médico don Pablo Pastor, siendo rechazado por faltarle dos dientes el negro José Roque”.

            El tema no era menor. Ya que los déficits dentarios en esa época no eran una causal de rechazo por las complicaciones a nivel de ingerir alimentos, como fue luego en el siglo XX, sino que apuntaba a algo mucho más vital: El cartucho utilizado entonces para los fusiles, encerraba en torno a un duro papel, tanto a la pólvora como al proyectil de plomo. Una y otro debían cargarse de forma separada pero sucesiva por la boca del arma. Para ello, por tener una mano sosteniendo el fusil verticalmente, tal cartucho debía romperse con los dientes. Una cuestión, en el fragor de la batalla, de vida y muerte. La propia.   

No obstante ello, apenas conocido el resultado, el rechazado protestó la medida expresando textualmente que "no le embarazaba este defecto para romper el cartucho, por tener firme el resto de la dentadura". De nada valieron las razones con que intentaron hacerlo desistir. Ante su insistencia en ser incorporado, la comisión volvió a deliberar, aceptándolo finalmente.

Tiempo después salía de Córdoba junto a un contingente de reclutas de color, enviado para su instrucción militar a Buenos Aires, junto a sus seis compañeros del Monserrat. El grupo tuvo su bautismo de fuego en la Banda Oriental. Donde el ejército patriota sitiaba la ciudad de Montevideo desde octubre de 1812.

En 1814, Montevideo continuaba resistiendo el asedio, amparado en sus murallas y merced al continuo flujo de aprovisionamientos que los sitiados recibían a través de su puerto, donde se recibía los frutos de la depredación de las poblaciones ribereñas de los ríos Paraná y Uruguay por parte de la escuadrilla naval española, perteneciente al Real Apostadero Naval de Montevideo.

Era imperioso que Montevideo cayese cuanto antes, ya que era un secreto a voces que la expedición de 10.000 hombres que se preparaba en España a órdenes del general Morillo para aplastar al movimiento independentista tenía a dicha plaza como destino, antes de atacar Buenos Aires.

La recién formada escuadra del Almirante Brown, se enfrentó a la flota española entre los días 15 y 17 de mayo de 1814. Con la derrota de la Real Armada Española, la suerte de la ciudad estaba sellada y un mes después Montevideo fue recuperada por los patriotas por vía terrestre. Desfilaron entonces por sus calles, rumbo a la Fortaleza del Cerro, junto a las demás tropas sitiadoras, nuestros soldados negros del Monserrat.

En tal sitio, la bandera española fue reemplazada por la bandera celeste y blanca, recientemente aprobada por la Asamblea del Año XIII. Y hasta no hace mucho, prohibida.

Los españoles perdieron su único punto de apoyo en contacto con el Atlántico en el sur de América. Merced a ello la expedición del general español Morillo debió dirigirse a la costa de Colombia y Venezuela (a fines de 1815 vencería a los patriotas en Venezuela), suspendiéndose los intentos de una invasión española por mar al territorio argentino.

En febrero de 1815, por exigencia de Artigas, las fuerzas del Directorio evacuaron Montevideo. Entre las tropas que desocuparon la plaza, debieron ir José Roque y sus compañeros. Luciendo orgullosos, sobre el brazo derecho, el escudo de la toma de Montevideo, que el directorio había conferido a las tropas que tomaron parte en tan crucial empresa.

Lamentablemente, no han quedado datos de su historia posterior. Pero como dice Felix Torres: “…El episodio, rigurosamente histórico, sirve para ejemplificar la adhesión de los esclavos a la causa de la libertad… El negro Roque, junto con tantos otros hicieron honor a esa causa”.

Son esas historias de las personas comunes que, gota a gota, se funden para dar forma a los grandes eventos históricos. 

 

Para leer más en el blog:



Un amor rebelde en una época convulsa

Los Lobos del Atlántico







SOBRE EL AUTOR DE LA NOTA: Luis Carranza Torres nació en Córdoba, República Argentina. Es abogado y Doctor en Ciencias Jurídicas, profesor universitario y miembro de diversas asociaciones históricas y jurídicas. Ejerce su profesión y la docencia universitaria. Es autor de diversas obras jurídicas y de las novelas Yo Luis de Tejeda (1996), La sombra del caudillo (2001), Los laureles del olvido (2009), Secretos en Juicio (2013), Palabras Silenciadas (2015), El Juego de las Dudas (2016), Mujeres de Invierno (2017), Secretos de un Ausente (2018), Hijos de la Tormenta (2018), Náufragos en un Mundo Extraño (2019), Germánicus. El Corazón de la Espada (2020), Germánicus. Entre Marte y Venus (2021), Los Extraños de Mayo (2022) y La Traidora (2023). Ha recibido la mención especial del premio Joven Jurista de la Academia Nacional de Derecho (2001), el premio “Diez jóvenes sobresalientes del año”, por la Bolsa de Comercio de Córdoba (2004). En 2009, ganó el primer premio en el 1º concurso de literatura de aventuras “Historia de España”, en Cádiz y en 2015 Ganó la segunda II Edición del Premio Leer y Leer en el rubro novela de suspenso en Buenos Aires. En 2021 fue reconocido por su trayectoria en las letras como novelista y como autor de textos jurídicos por la Legislatura de la Provincia de Córdoba.





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