Una foto icónica

 


por Luis Carranza Torres


El propio fotógrafo Bruce McBroom reconocería luego a la revista Time que su contribución en la famosa foto, era menos de la habitual: “Fue la pose de Farrah, el traje de Farrah, la idea de Farrah. Ella eligió esa foto”.

Hablaba sobre lo que ya era un ícono  cultural: la foto de la sonriente Farrah Fawcett con un traje de baño rojo enterizo que tomara en 1976 por encargo de la compañía de carteles Pro Arts, que la publicó como póster ese año. 

No se trató de una primera toma. McBroom, que era más cercano al esposo de Farrah, Lee Majors, el célebre actor de la serie El Hombre Nuclear, la convenció de posar en traje de baño tras descartar otros vestuarios. Fue también una producción bastante “casera”, como se diría en ciertos círculos de la época. Se tomó con una cámara Nikon en los alrededores de la casa de Lee en Mulholland Drive. La malla enteriza era de la propia fotografiada, que por entonces solo había aparecido en un par de comerciales de champú. Farrah también se había peinado y maquillado ella misma. Y el fondo de colores que aparece en la foto es un sarape mexicano que servía de funda para el asiento de la camioneta de Bruce.

Con más de doce millones de copias vendidas, la mitad el primer año, se considera el póster más vendido hasta la fecha en Estados Unidos, siendo icono moderno y un símbolo cultural de finales de la década de 1970. El éxito de Farrah en la serie Los Ángeles de Charlie, de ese mismo año, ayudó en el asunto.


En enero de 1979, Cynthia Gorney entrevistó al fotógrafo y fundador de Pro Arts Ted Trikilis para su artículo “King of The Posters” aparecido en el diario The Washington Post. Allí recordó como surgió el encargo a Bruce McBroom de la foto. 

Se lee en la nota que: “Una cierta reverencia se cuela en la voz de Trikilis ante la mención del nombre de Farrah. Que una fotografía del cuerpo rubio en traje de tirantes de Farrah Fawcett-Majors ha vendido suficientes carteles (1,67 de descuento, $2,50 al por menor en el área de Washington) para calificarla para un premio de cartel de oro ordinario. (500.000 copias vendidas) alrededor de 16 veces. Fue para Farrah que Pro Arts Company de Trikilis creó el premio Special Gold Poster Award, lo que significa que el cartel no sólo ha vendido medio millón de copias sino que también ha dominado la lista de los 10 mejores carteles del boletín bimensual de la empresa llamado Pro-Vision”.

Trikilis cuentó la historia "con exquisito detalle, como un sobreviviente que recuerda la gran inundación". Todo inició en abril de 1976, un Viernes Santo, plantando junto a un amigo manzanos enanos en su granja. Un joven amigo lo estaba ayudando. Lloviznaba, Trikilis vestía ropa de trabajo y botas de cuero, el joven vestía una chaqueta vieja y una gorra. Mientras Trikilis estaba cavaba un hoyo y su amigo sostenía el árbol, este le comentó que debía hacer un poster con Farrah Fawcett'. Trikils no la conocía. "Quién?", le preguntó. "Farrah Fawcett-Majors, la chica que hace Wella Balsam, Noxema, la Cougar". Todas eran publicidades de champú para mujeres y Trikilis dejó de cavar, sorprendido por eso. 

 Tras sonrojarse, el ayudante explicó: "Nuestro dormitorio la eligió como la chica más hermosa de la televisión" y que habían recortado los anuncios para colocarlos en las paredes de sus dormitorios en la universidad.

Trikilis supo que tenía alguien para un poster. Pro Arts Inc. contrató a dos prestigiosos fotógrafos para el cometido que no conformaron a Farrah. Trikilis le preguntó entonces si tenía algún fotógrafo y ella le respondió: “Llama a Bruce McBroom”. Y eso hizo. 


Luego del éxito, a un precio de dos dólares y medio por ejemplar o solo 1,67 con descuento, "Farrah Who?" se transformó en un dicho en tono de broma en Pro Arts. Sin proponérselo, había dado con una verdadera mina de oro. Llovieron las demandas del poster desde todas partes. 

Farrah demostró también, no solo tener creatividad con su propia imagen, sino con los negocios. No muy convencida de hacer las fotos, la decidió el hecho que su imagen se estaba difundiendo sin su permiso ni cobrar por ellas, por los anuncios pegados en los cuartos de los jóvenes universitarios. Al aceptar ser retratada, su única exigencia fue conservar los derechos sobre su imagen. Ni un pelo de tonta, como dirían por la época.

En el año 2003, Chadwick Roberts en su ensayo "The Politics of Farrah's Body: The Female Icon as Cultural Embodiment" difundido en The Journal of Popular Culture, se explayó sobre el impacto en el desarrollo social y cultural de los Estados Unidos de la foto, entendiendo que representó un cambio en el ideal de belleza femenina corporal respecto de otros símbolos sexuales previos como Mae West y Marylin Monroe, donde la actitud predominó sobre lo físico, pues "las caderas de Fawcett eran estrechas, sus pechos eran pequeños y su nariz era larga, delgada y prominente, pero aún así en la imagen ella se las arregló para aparecer bella, sugestiva y “moderadamente” sexy".

Dicho en otras palabras, la sensualidad reemplazada a la voluptuosidad en el gusto del estadounidense promedio. Se dejaba de lado en materia de sentimientos a la diva inalcanzable para volverse a seres humanos de carne y hueso. 

Asimismo, el abundante cabello suelto de Fawcett, conforme el científico de la comunicación, representaba el nuevo ideal de la "next door girl" estadounidense, que dejaba atrás el estilo andrógino de finales de los años 60′ y principios de los 70′. También en la foto se dejaban ver partes del cuerpo, respecto del busto y muslos que mostraban un cambio en lo aceptable en cuanto a moralidad en los Estados Unidos. 

Héctor Fuentes en su artículo “El poster de Farrah Fawcett con traje de baño rojo: ¿Por qué es el más vendido de la historia?”, para la publicación digital Guioteca recuerda acaso la repercusión cultural de mayor visibilidad del poster: “En una escena de la famosa película de 1977 “Fiebre de Sábado por la noche”, su protagonista, el joven ítalo-americano Tony Manero, aparecía acicalándose en su habitación frente a un espejo antes de ir a la discoteca 2001 Odissey, donde era el rey absoluto de la pista de baile. A su alrededor aparecían varios pósters pegados en los muros, que mostraban a destacados íconos de la década de los 70′ (Rocky Balboa, Bruce Lee y Al Pacino en la película “Sérpico”), incluyendo también una imagen en traje de baño rojo de la rubia actriz norteamericana Farrah Fawcett, en un icónico poster que se colocaría de manera prominente en millones de paredes de dormitorios en los Estados Unidos y en todo el mundo y que, con el correr del tiempo, se convertiría en el cartel más vendido de todos los tiempos”.

También apareció en la película Boogie Nights o Juegos de Placer de 1997 y hasta tuvo su propia Barbie en 2011. 


Conforme Barbie Pedia la "Farrah Fawcett Doll" aparecida el 16/06/2011 tiene la siguiente descripción:  "Su traje de baño era rojo, su sonrisa era espectacular y su peinado hizo historia. Inspirada en el poster más vendido de 1976, esta fabulosa muñeca Farrah Fawcett recrea cada uno de los elementos esenciales que causaron sensación al instante. Posada permanentemente sobre una manta a rayas inspirada en el original, presenta un nuevo molde para el cuerpo y una cara esculpida que captura perfectamente sus ojos azules y su fabuloso cabello. ¡Es un maravilloso tributo a la chica americana que se convirtió en una estrella descalza y en traje de baño!".

No solo se la referenció en obras audiovisuales o muñecas. En la novela La Traidora la protagonista tiene celos de las fotos de Farrah y su traje de baño cuando descubre que su novio ha guardado una revista donde aparece. Y por esas cosas del amor-odio que tienen algunas con los íconos que les complican la vida, cuando Gabbs busca un peinado nuevo, adopta el estilo de Farrah.

Es que resulta una imagen que como pocas, marca a una época. 

Actualmente el traje de baño usado en la producción de fotos se exhibe en el Instituto Smithsoniano por donación de la familia de Farrah, quien falleciera en 2009.

Por los atributos propios de la imagen, que van más allá de la simple cuestión física, ese poster reflejó mucho de los deseos, aspiraciones e ideales de todo tipo, hasta estéticos y vitales de su tiempo. Y quizás, de los que siguieron. Por algo, a más de cuatro décadas de aparecido sigue siendo en su tipo, la obra más vendida de la historia. 


Para leer más en el blog:



Un amor rebelde en una época convulsa

Los Lobos del Atlántico







SOBRE EL AUTOR DE LA NOTA: Luis Carranza Torres nació en Córdoba, República Argentina. Es abogado y Doctor en Ciencias Jurídicas, profesor universitario y miembro de diversas asociaciones históricas y jurídicas. Ejerce su profesión y la docencia universitaria. Es autor de diversas obras jurídicas y de las novelas Yo Luis de Tejeda (1996), La sombra del caudillo (2001), Los laureles del olvido (2009), Secretos en Juicio (2013), Palabras Silenciadas (2015), El Juego de las Dudas (2016), Mujeres de Invierno (2017), Secretos de un Ausente (2018), Hijos de la Tormenta (2018), Náufragos en un Mundo Extraño (2019), Germánicus. El Corazón de la Espada (2020), Germánicus. Entre Marte y Venus (2021), Los Extraños de Mayo (2022) y La Traidora (2023). Ha recibido la mención especial del premio Joven Jurista de la Academia Nacional de Derecho (2001), el premio “Diez jóvenes sobresalientes del año”, por la Bolsa de Comercio de Córdoba (2004). En 2009, ganó el primer premio en el 1º concurso de literatura de aventuras “Historia de España”, en Cádiz y en 2015 Ganó la segunda II Edición del Premio Leer y Leer en el rubro novela de suspenso en Buenos Aires. En 2021 fue reconocido por su trayectoria en las letras como novelista y como autor de textos jurídicos por la Legislatura de la Provincia de Córdoba.



Una ciudad: Londres.
Una mujer cruzada por dos naciones.
Una guerra inesperada.
Un hombre misterioso.
Una historia de espías.
Un amor que no distingue banderas. 

En abril de 1982 nada parece ir bien en la vida de Gabrielle Sterling. La relación con su jefe ha terminado en una desilusión amorosa y su carrera en el servicio civil británico no avanza. Sin embargo, la vida la sorprende cuando un hombre misterioso le hace una propuesta peligrosa. De aceptar, deberá traicionar los principios en que ha sido educada, aunque también rescatará es parte olvidada que su madre le inculcó. 
Tironeada por dos banderas, deberá elegir un bando en un conflicto que día a día se muestra más próximo. En ese proceso, pondrá su propia vida en juego mientras se siente cada vez más atraída por ese hombre misterioso.
En tanto la guerra escala, intrigas, pasiones y acontecimientos imprevistos la llevarán donde nunca antes había pensado estar, mientras quienes la persiguen se hallan más cerca de descubrirla. 
En medio de esa incertidumbre, Gabrielle se sentirá más viva que nunca. Tal vez no esté traicionando a nadie, sino encontrándose, por primera vez, consigo misma.  

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