Un mundo de historieta
por Luis Carranza Torres
Tuve una juventud de historietas. Las revistas de la editorial Columba fueron una parte de los inicios de la vida lectora de muchos y yo estuve entre ellos. Fue una afición que ha dejado su huella. Aun hoy, cuando cae alguna en mis manos, mayormente digitalizada, no puedo resistir echarle una leída.
Dicha editorial fue fundada en 1928 por Ramón Columba, quien además de taquígrafo del Congreso de la Nación, era un experto dibujante, junto a su hermano Claudio. Tres generaciones de la familia dirigieron su actividad hasta 2001. Su desaparición fue un efecto más de la crisis económica argentina de aquel año.
Generalmente se entiende que fueron los hijos de los fundadores, que también se llamaban Ramón y Claudio, respectivamente, lo que llevaron a su cenit a la editorial. Por lo que sea, la siguiente generación familiar que la dirigió, aunque eran primos segundos, también se llamaron Ramón y Claudio.
Había una revista para cada gusto. En mi caso era fan de El Tony con Argón, Martín Toro, Vargas, Pepe Sánchez, Mojado, Aquí la legión y tantos otros. Las chicas tenían a Helena pero en Mi novia y yo el terreno era común.
El Tony, mi revista favorita, nació como una separata de Páginas de Columba en 1928. Apareció entre dicho año hasta 1967, siendo la primera dedicada integralmente al medio en el país. Luego de esa fecha, continuó hasta el año 2000 en forma de anuarios y álbumes.
De sus muchas historias y personajes, podemos citar a Brigada Madeleine, sobre una unidad francesa en la segunda guerra mundial, Haakon o Vikings, escritos por Héctor G. Oesterheld. Argón el justiciero de Armando Fernández, Martin Toro, el sargento de los fortines de frontera, creado por Sergio Almendro y dibujado primero por Carlos Casalla y luego por Reler. Y cómo no hablar de Pepe Sánchez, Mark, Kozakovich & Connors y Jackaroe, todos creados por Robin Wood.
Intervalo apareció el viernes 13 de abril de 1945, publicando adaptaciones de obras literarias hasta 1967, si bien continuó hasta el año 2000 apareciendo en forma de anuarios y álbumes. Allí se darían cita historias de plumas varias, en texto o imagen, y la generalidad de las historias románticas o de personajes femeninos de la casa.
Fantasía, "la pequeña revista de las grandes historietas", con formato de bolsillo y apaisado, presentaba material de origen argentino, estadounidense e ingles. Apareció desde 1950 hasta 1959 y al igual que Intervalo, continuó luego a modo de álbumes y anuarios.
En esos álbumes y anuarios apareció Cabo Savino, escrito por Julio Álvarez Cao, Jorge Claudio Morhain con dibujos de Carlos Casalla, Rubén Furlino, Pascual u Horacio Merel. También, Big Norman de Robert O'Neill, uno de los seudónimos de Robin Wood, Chindits, también de Robin Wood, Alan Braddock o Wolf, entre otros.
En 1957 hace su aparición D'artagnan, con una colección de varias historietas de diversa temática por número. Allí aparecieron de las historias más famosas como Nippur de Lagash y Gilgamesh el inmortal. También, Dennis Martin, Savarese, Or-Grund.
Con su propio nombre o con otros, Robin Wood fue el autor cuyas historias más me atrajeron y, por lejos, el más prolífico de los autores de la editorial. No era tan fan de Nippur de Lagash como de Dago. No muy conocido fuera de los cenáculos de los autores del comic, es un autor que creó más de 95 personajes y 10.000 guiones de historietas.
Solo de mucho más grande, supe que Mateo Fussari, Roberto Monti, Rubén Amézaga o Cristina Rudlinger, eran todos en realidad, seudónimo mediante, Robin Wood.
Se debe asimismo a su pluma, la creación que probablemente más afectos haya reunidos en ese universo de historias gráficas: Nippur de Lagash.
Aparecido por primera vez en la revista D'Artagnan N° 151, primero en blanco y negro y luego a color, fue publicado desde 1967 hasta 1998 en 450 episodios.
Tras convertirse en la historia estrella de dicha revista durante 12 años, tanto era el suceso que a partir de diciembre de 1979, tuvo su propia publicación, la revista Nippur Magnum.
Hemos escrito sobre el particular de Nippur en El eterno errante en este mismo blog.
También había lugar para los personajes femeninos y decididos. A la par de Helena de Robin Hood, Ella, La Mujer, personaje guionado por Ricardo Ferrari y dibujado por Alfredo Falugi se destacó por ese tiempo. Una periodista (Helena), la otra empresaria (Eva Sandra Wëlander), mostraron que podían existir historias donde lo femenino tuviera otros aires.
Mucho de mi imaginación en los años de juventud se la debo a tales lecturas. Tal como muchos otros. Por lo mismo, mi escritura está influida por esas historias que me abrieron los ojos a un mundo de emociones, acción y aventuras.
Hemos procurado no desilusionar a Nippur, a Dago, Martín Toro, Argon, Helena y hasta a Pepe Sánchez en nuestros propios relatos. Algo nada fácil.
Como no evocarlas entonces, desde recuerdo nostálgico que se siente fuerte y sigue gozando de buena salud dentro de uno, pues tales historias forman parte, en más de un sentido, de lo que hoy somos.
Más que una heroína de historieta