Dos puentes sobre el río Berézina

 



por Luis Carranza Torres


En el proceso de documentarme para escribir la tercera parte de la saga sobre la Segunda Guerra Mundial, Náufragos en un mundo extraño encontré a este cuadro. Terminó definiendo al arma de uno de los personajes militares (ingenieros) y estar colgada una reproducción en el despecho del susodicho.


En la pared detrás del escritorio que ocupaba en la inspección general del ejército, justo abajo del crucifijo, Edgar tenía colocado una reproducción a tamaño original del cuadro titulado “Cruzando el río Berézina”. Un óleo sobre lienzo de Lawrence Alma-Tadema que recreaba la construcción durante la retirada de Napoleón de Rusia de dos puentes provisionales sobre pontones por los zapadores del capitán George Diederich Benthien en el río Berézina y que salvaron de la muerte a buena una parte de aquello que quedaba de la otrora Grande Armée de Napoleón.

De los doscientos hombres que construyeron en el agua helada del crudo invierno ruso los puentes, bajo la nieve y el fuego enemigo, sólo cuarenta sobrevivían tres días más tarde. Pero los puentes se habían hecho y el ejército pasaba por ellos.

Edgar siempre decía que ese era el espíritu de los ingenieros en el combate. Y que la geografía y el clima podían matar tanto o más que el propio enemigo.


No puedo pensar en una mejor descripción de lo que me dejó el lienzo siempre que lo visualicé. Aquí el pincel experto de Lawrence Alma-Tadema, pintor neerlandés neoclásico de la época victoriana, deja su temática del mundo antiguo pero en modo alguno pierde esa pasión por el detalle que ha definido a su obra. 


Formado en Bélgica y afincado en Inglaterra desde 1870, fue socio primero y miembro después de la Royal Academy. Fue nombrado caballero en el octogésimo primer cumpleaños de la reina Victoria en 1899. 


 "The Crossing of the River Berizina - 1812" fue pintada entre1859-1869. Se trató de un momento particularmente álgido de la campaña de Napoleón en Rusia. 


Los ríos también tuvieron especial importancia en la campaña. Sobre todo, en la retirada donde cada cruce era pagar un precio en vidas, desde Mohilow hasta Moskva, justo antes de Moscú. De todos ellos, el Bérézina se cobró un precio particularmente duro. Al punto que los franceses comenzaron a decir "C'est la Bérézina" para describir un desastre total". 


La mitad del ejército napoleónico nunca pudo atravesar su traicionero cauce de aguas heladas. Debía construirse puentes para pasarlo.


Todo se halla claro en el lienzo: las pésimas condiciones para levantar los puentes, el esfuerzo de los zapadores, la adversidad de todos los elementos. Una imagen de varios, técnicamente irreprochable, clínicamente bella y que entraña no poco de una estética brutal.


En su diario, el farmacéutico Jacob que acompañaba a las tropas, habla de historias sombrías de "encontrar hombres muertos en la nieve, cruzar al menos una sección de Beresina con su maleta al hombro y su cuerpo en el agua, comer caballos, caminar sin sombrero, sin bufanda y sin guantes durante la tormenta de nieve”


El duque de Fezensac, también participe de la expedición, escribió al respecto: “La historia no ofrece otro ejemplo de tal desastre, y este diario sólo puede dar una débil idea de su alcance; pero al menos he escrito lo suficiente para preservar la memoria de los acontecimientos que presencié, algunos de los cuales son poco conocidos”


En el cuadro de los "Pontonniers", queda el registro de los pontoneros que bajo las órdenes del capitán Benthien trabajaron en el agua helada del río Bérézina el 26 de noviembre de 1812, construyendo los dos puentes temporales que salvarían parte del gran ejército de Napoleón 


Se halla en el presente en el Museo de Ámsterdam. Y muestra como pocas obras, la entrega de esos constructores para paliar un tanto la catástrofe que se les venía encima.


Un visual recordatorio de lo mal que pueden ir las cosas en la guerra. Pero también, una imagen que muestra hasta donde el ser humano puede sacrificarse en cumplimiento de lo que entiende debe hacer, cuando las vidas de muchos depende de lo que haga en ese momento y ese lugar crítico. 



Para leer más en el blog:



Un amor rebelde en una época convulsa


Constanza y la botadura del Bismarck




SOBRE EL AUTOR DE LA NOTA: Luis Carranza Torres nació en Córdoba, República Argentina. Es abogado y Doctor en Ciencias Jurídicas, profesor universitario y miembro de diversas asociaciones históricas y jurídicas. Ejerce su profesión y la docencia universitaria. Es autor de diversas obras jurídicas y de las novelas Yo Luis de Tejeda (1996), La sombra del caudillo (2001), Los laureles del olvido (2009), Secretos en Juicio (2013), Palabras Silenciadas (2015), El Juego de las Dudas (2016), Mujeres de Invierno (2017), Secretos de un Ausente (2018), Hijos de la Tormenta (2018), Náufragos en un Mundo Extraño (2019), Germánicus. El Corazón de la Espada (2020), Germánicus. Entre Marte y Venus (2021), Los Extraños de Mayo (2022) y La Traidora (2023). Ha recibido la mención especial del premio Joven Jurista de la Academia Nacional de Derecho (2001), el premio “Diez jóvenes sobresalientes del año”, por la Bolsa de Comercio de Córdoba (2004). En 2009, ganó el primer premio en el 1º concurso de literatura de aventuras “Historia de España”, en Cádiz y en 2015 Ganó la segunda II Edición del Premio Leer y Leer en el rubro novela de suspenso en Buenos Aires. En 2021 fue reconocido por su trayectoria en las letras como novelista y como autor de textos jurídicos por la Legislatura de la Provincia de Córdoba.



Se casan en la Francia ocupada por los nazis. Él es un marino alemán, convencido de su deber, pero no de la guerra que pelea. Ella es una joven argentina. Pese a todo, pese a todos, pese a ellos mismos, se casan. Luego, él parte en una misión: el mar lo arrastra del lado de ella, a la que solo le queda esperarlo, como quien aguarda que una botella con un mensaje llegue a la costa.

La guerra también es la historia de las separaciones: familias que nunca más vuelven a verse, amantes que se esperan, hijos que van al frente sin saber muy bien por qué arriesgan sus vidas. La guerra nunca es una experiencia personal, sino tristemente colectiva.

En la novela, además de la pareja de recién casados conformada por Dieter y Constanza, los personajes pueblan la trama para convertirla en una historia coral, un mosaico de ese tiempo. Fiamma, atrevida y arrojada, vuela aviones mientras desoye las críticas por una relación con un hombre treinta años mayor. Ignacio decide adoptar un hijo de su exmujer aunque sabe que no es suyo, para que el pequeño no quede a mano de los nazis. Otto, argentino y descendiente de alemanes, ayuda a la resistencia francesa. Todos, sin embargo, son botellas arrojadas al mar, sin poder conseguir que alguien lea su mensaje, a la deriva, náufragos en un mundo salvaje y extraño.

Con esta historia, Luis Carranza Torres cierra el derrotero de la familia López de Madariaga, desde sus días en la embajada argentina durante el ascenso del Tercer Reich hasta el final de la Segunda Guerra Mundial, con una impecable reconstrucción histórica que no pierde detalle de los horrores ni de las pocas alegrías.


Cuatro preguntas clave sobre la Saga de la Segunda Guerra Mundial 


📌 ¿Cuántas novelas son?
Está compuesta por tres libros: "Mujeres de invierno", "Hijos de la tormenta" y "Náufragos en un mundo extraño".

📌 ¿Quiénes son los personajes principales?
Tiene como protagonista a la familia López de Madariaga y comienza con su viaje a Berlín 🇩🇪, ciudad donde Ignacio ocupará el puesto de embajador argentino.

📌 ¿Cuándo ocurre?
Comienza en los años 30,  por lo que los personajes serán testigos de cada momento desde el ascenso del Tercer Reich y se extiende hasta el final de la Segunda Guerra Mundial.

📌 ¿Qué temáticas se ponen en juego?
La Alemania más oscura es escenario de un abanico de historias tan intensas como atrapantes: redes de espionaje, amor, poder, pasión y una reconstrucción histórica exhaustiva de aquellos tiempos difíciles y desafiantes.


Lo más leído

Imagen

La foto del 2 de abril

Imagen

La leyenda del Halcón