La seducción de un rebelde

 


por Luis Carranza Torres


Alain Fabien Maurice Marcel Delon Arnold era su nombre completo, pero el mundo lo conoció como Alain Delon, a secas.

“Muere Alain Delon, icono del cine europeo por su talento y su poder de seducción, a los 88 años” se tituló el domingo 18 de agosto de 2024 en la sección de Cultura del diario El País. Más abajo, el artículo que lleva la firma de Sara González consignaba en la bajada del título: “Su irrupción en los años sesenta le llevó al estrellato con películas como ‘Rocco y sus hermanos’ o ‘El gatopardo’. La cinematografía francesa y europea de la segunda mitad del siglo XX no se entienden sin su figura”. Coincidimos totalmente.

“Participó en más de ochenta películas, al menos una docena de obras maestras y fue el rostro imprescindible del cine francés durante dos décadas. Aclamado como una de las estampas más seductoras del cine”, se expresa en dicha nota. 

Cierto. Por algo, como guiño de autor a los lectores en mi novela Los Extraños de Mayo el joven protagonista se llama Alan, nombre que no tarde en ser afrancesado a Alain. ¿De qué otra forma puede llamarse a un seductor en Francia, a fines de la década de 1960?


Su rebeldía le viene de temprano. Nacido en un suburbio de clase alta de París, al divorciarse sus padres cuando tenía cuatro años, fue enviado a vivir con otra familia. Inició sus estudios en un internado católico, la cual sería la primera de varias en donde se lo expulsaría por su conducta rebelde. Dejó la escuela a los 14 años y tras trabajar en la carnicería de su padrastro, con 17 años fue alistado durante tres años en la Marina francesa, sirviendo entre 1953 y 1954 como paracaidista durante la Guerra de Indochina. Su temperamento hizo que, en 1956, fuera licenciado sin honores por la marina, conforme el libro Les mystères Delon de Bernard Violet.

Al conocerse la noticia y entre las múltiples repercusiones, el presidente francés, Emmanuel Macron, destacó que fue un actor que “soñar al mundo”, habiendo interpretado papeles legendarios. “Prestó su rostro inolvidable para dar un vuelco a nuestras vidas”, escribió en X. “Melancólico, popular, reservado, era más que una estrella: era un monumento francés”, concluyó.

Marine Le Pen, líder del partido de extrema derecha Reagrupamiento Nacional (RN), escribió: “Una pequeña parte de la Francia que amamos se va con él”. Por su parte, Gilles Jacob, expresidente del Festival de Cannes afirmó que: “Es un alivio para él, su enfermedad era horrible”, a la par de expresar que “Era un personaje increíble que interpretó cerca de cien papeles, pero que llegaba con sus propias maletas, es decir, con esa vivacidad, esa sobriedad, esa clase”.


Trabajó con todos los grandes actores y directores de su generación como Luchino Visconti, Jean-Pierre Melville o o Jean-Luc Godard. Su especialidad fue las personalidades complejas, duras y sensibles a la vez, en los thrillers psicológicos y dramas. 

De su extensa filmografía, acompañada por el público (se dice que vieron sus películas unos 134 millones de personas) podemos citar a más de las ya mencionadas, El eclipse de 1962 con Monica Vitti sobre incomunicación afectiva humana en las grandes ciudades posmodernas; el filme de acción Lost Command de 1966 compartiendo cartel con Anthony Quinn, George Segal, Michèle Morgan y Claudia Cardinale; el convaleciente amnésico en Diabólicamente tuya de 1967 junto a Senta Berger es nuestro thriller psicológico preferido de los varios que llevó a cabo; La Piscine de 1968 junto a su ex Romy Schneider, con quien tuvo uno de los romances más sonados de la época; Borsalino de 1970, que además de actuar junto a  Jean-Paul Belmondo, produjo; o Círculo rojo junto a Yves Montand en ese mismo año; La prima notte di quiete de 1972 junto a Sonia Petrovna; El otro señor Klein junto a Jeanne Moreau y Francine Bergé, que también produjo; Parole de flic de 1985 es, a nuestro entender, uno de sus papeles maduros en donde Delon simplemente hace de Delon y le funciona. Tal como en ese personaje de Julio César en Astérix en los Juegos Olímpicos donde saca todo su histrionismo lúdico.

Fue, además de actor, un productor que apostó por proyectos que salían de lo convencional y hasta dirigió algunas cintas. Por eso recibió premios como un César honorífico en 1999 por su contribución al cine o una década después en el Festival de Cannes, la Palma de Oro honorífica en reconocimiento a su amplia y exitosa carrera.

Apodado como “El rostro perfecto del cine” sirvió de inspiración, entre otras creaciones, hasta en la historieta. El dibujante Enrique Villagrán, quien firmaba bajo el pseudónimo de Gómez Sierra, se basó en sus rasgos para la creación del personaje de historietas Alexander Pawkorsky, un príncipe polaco exiliado de su país de origen, de la saga Los aventureros de la editorial argentina Columba, con guiones escritos por la mítica pluma de Robin Wood.

En el mundo políticamente correcto de la Europa del siglo XXI no tuvo miedo de ser el gran provocador de siempre, dentro y fuera de la pantalla. Opiniones fuertes y en ocasiones, muy difíciles de comprender. No oculto tampoco su amistad por líderes como Jean-Marie Le Pen. 

En un ambiente como el cine galo de tendencias mayoritarias hacia la izquierda, nunca ocultó sus preferencias políticas en sentido contrario, hacia la derecha. Apoyó en las arenas de la política, de forma sucesiva, a Chirac, Fillon y Sarkozy. En 2013, levantó controversia al anunciar su apoyo al Frente Nacional. Bien o mal, era su reacción, al igual que la de muchos franceses, frente a las corrientes inmigratorias que cambiaban con rapidez el rostro clásico de Francia.


Otro hubiera sido cancelado de cuajo, pero Alain jugaba en otra liga. Una solo de él, en cuanto a la consideración pública. Por lo menos, de ese público silencioso y mayoritario. Y hasta el jurado del Festival de Cannes no pudo, aun con una campaña en contra en los medios, dejar de otorgarle una Palma de Oro por su carrera ese mismo año. 

El comunicado familiar que informó respecto de su deceso, enviado a la agencia France Presse, expresaba: “Alain Fabien, Anouchka, Anthony y Loubo están profundamente entristecidos al anunciar el fallecimiento de su padre. Murió pacíficamente en su casa de Douchy, rodeado de sus tres hijos y su familia”, pidiendo privacidad en el asunto. 

Loubo era su último perro. Un pastor belga malinois, adoptado en 2014. Delon estaba gravemente enfermo desde que sufrió un accidente cerebrovascular en 2019. Una de sus principalmente preocupaciones de morir, es que Loubo pudiera sufrir demasiado por su ausencia.

Delon nunca ocultó su afición, al punto de expresar su deseo de ser enterrado junto a ellos, que descansan en los terrenos de su residencia en Douchy. “Toda mi vida está ahí, en las tumbas de mis perros“, había dicho entrevista. En dicha propiedad, su lugar en el mundo y en donde murió, se hallan enterrados unos 50 perros, cada uno con una lápida con su nombre, algunos enterrados en parejas. Para Delon, ellos son los únicos seres que, le han “amado incondicionalmente”.

Como puede verse, un hombre de pensamiento y acciones de vida tan complejas como los papeles que interpretó en el cine. 

La muerte de Alain Delon cierra una vida compleja de uno de los íconos de la cultura de Francia y del cine de la segunda mitad del siglo XX al presente. Una persona compleja, seductora, pero por sobre todo, rebelde y transgresora de principio a fin.

En suma, alguien único por donde se lo mire. 

Para leer más en el blog:

Una pasión rebelde en el caos

Una mujer empoderada





Los Lobos del Atlántico


El día cero del Mayo Francés





SOBRE EL AUTOR DE LA NOTA: Luis Carranza Torres nació en Córdoba, República Argentina. Es abogado y Doctor en Ciencias Jurídicas, profesor universitario y miembro de diversas asociaciones históricas y jurídicas. Ejerce su profesión y la docencia universitaria. Es autor de diversas obras jurídicas y de las novelas Yo Luis de Tejeda (1996), La sombra del caudillo (2001), Los laureles del olvido (2009), Secretos en Juicio (2013), Palabras Silenciadas (2015), El Juego de las Dudas (2016), Mujeres de Invierno (2017), Secretos de un Ausente (2018), Hijos de la Tormenta (2018), Náufragos en un Mundo Extraño (2019), Germánicus. El Corazón de la Espada (2020), Germánicus. Entre Marte y Venus (2021), Los Extraños de Mayo (2022), La Traidora (2023) y Senderos de Odio (2024). Ha recibido la mención especial del premio Joven Jurista de la Academia Nacional de Derecho (2001), el premio “Diez jóvenes sobresalientes del año”, por la Bolsa de Comercio de Córdoba (2004). En 2009, ganó el primer premio en el 1º concurso de literatura de aventuras “Historia de España”, en Cádiz y en 2015 Ganó la segunda II Edición del Premio Leer y Leer en el rubro novela de suspenso en Buenos Aires. En 2021 fue reconocido por su trayectoria en las letras como novelista y como autor de textos jurídicos por la Legislatura de la Provincia de Córdoba.





Francia, mayo del 68, los estudiantes ganan las calles. Una rebelión está a punto de estallar. Y el mundo ya no volverá a ser el mismo.

En tiempos de ebullición, cuando todo parece querer estallar, es posible pensar un mundo distinto. Hay, en ese pensamiento, algo que se vuelve vital, que entusiasma: todo el tiempo se está en la barricada, hasta que, finalmente, el mundo cambia.

Alan llega a Francia. El mundo conocido por él ha quedado atrás y todo lo que sabía de este, al que acaba de llegar, ha quedado obsoleto. Ya no es la realidad atildada y circunspecta que ha conocido a través de los libros y las historias de su familia, sino que se encuentra una París en efervescencia, en la que se discute en cada café al psicoanálisis de Lacan y a los Rolling Stones, al cine de la nouvelle vague y la Guerra de Vietnam, a los hippies y a la revolución sexual.

También, además de esa realidad que lo deslumbra, Alan encuentra a Adèle, que lo guía en ese mundo nuevo para él. En medio de ese vínculo, que nace sin que lo hayan planeado, estallan las protestas del mayo francés de las que Alan y Adèle forman parte del lado de los estudiantes. Creen, como todos ellos, que pueden cambiar el mundo. Creen, también, a pesar de sentirse extraños, que son invencibles.

Autor: Luis Carranza Torres

Editorial: Vestales

Páginas: 384







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