Lo que aprendí de Wilbur Smith

 


por Luis Carranza Torres

Especial para el blog


Wilbur Addison Smith nació un 9 de enero de 1933 en Broken Hill, por entonces Rodesia del Norte y hoy Zambia. Nunca me conoció, de hecho murió el 13 de noviembre de 2021 sin saber de mi existencia, en ciudad del Cabo, Sudáfrica. Tampoco yo lo traté en persona, pero leí bastante de su obra. Tales lecturas, siendo adolescente, despertaron en mí un sentido de la aventura que influyó en mi vida en todo sentido. 

La pasión por viajar, la afición a  buscar lo distinto, a recorrer los senderos apartados, a no seguir el camino de cientos fue algo que tal vez llevaba dentro, pero que sin dudas esas lecturas despertaron en mí. 

Si como lector me hizo viajar por lugares diversos, en particular por la sabana africana, de más grande como escritor su ascendiente no disminuyó. Los libros de Wilbur era siempre un texto de referencia cuando uno estaba un poco perdido sobre cómo contar cierta parte de sus historias. Los rasgos conflictivos de varios de mis personajes, el coraje de otros, lo tienen como inspirador. 

Sagas como las de la familia Courtney o de los Ballantyne han dejado su huella en novelas como Palabras Silenciadas o Mujeres de Invierno. No por nada, el personaje de Roberto Arguelles en Secretos de un ausente tiene algo de Hector Cross, protagonista de Those In Peril (2011), Vicious Circle (2013) o Predator (2016). En las partes de acción de Hijos de la Tormenta y Náufragos en un mundo extraño hay influencia de sus libros. 

Casualmente fue con el segundo libro de la saga de Cross, traducida al castellano con el título de Venganza de sangre fue que rompí ese idilio con el autor. No me pareció un texto a la altura no solo del anterior libro, sino de otros que habían dominado mi fascinación lectora como El lado oscuro del Sol (1965), Tentar al diablo (1968), Rastro en el cielo (1974), Viene el lobo (1976), Hombres muy hombres (1981), El llanto de los ángeles (1982), Zorro Dorado (1990) o la serie egipcia que principia con Río Sagrado (1994).

Wilbur ya no era Wilbur, al menos para mí, pero conservé los buenos recuerdos de las lecturas pasadas. Cuando aparecieron novelas escritas en colaboración, decidí no comprarlas, por más que me asaltara la tentación. Un Wilbur a medias no era él tampoco. 

Gracias por todo Wilbur: por los sueños, por hacerme viajar por el mundo y vivir esas historias trepitantes, gracias por la ayuda como autor con escenas difíciles y también por enfrentarme a ciertas situaciones incómodas, cuando los ídolos dejan de serlo, pues ya en cumplido con su función y uno debe avanzar a solas por el camino. 

Por eso la foto que ilustra esta nota, tal como te conocí de adolescente en la contratapa de tus novelas, rodeado de ellas. 

Gracias, muchas gracias. Y descansa en paz. 


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NOTICIA DEL AUTOR: Luis Carranza Torres nació en Córdoba, República Argentina. Es abogado y Doctor en Ciencias Jurídicas, profesor universitario y miembro de diversos asociaciones históricas y jurídicas. Ejerce su profesión y la docencia universitaria. Es autor de diversas obras jurídicas y de las novelas Yo Luis de Tejeda (1996), La sombra del caudillo (2001), Los laureles del olvido (2009), Secretos en Juicio (2013), Palabras Silenciadas (2015), El Juego de las Dudas (2016), Mujeres de Invierno (2017), Secretos de un Ausente (2018), Hijos de la Tormenta (2018), Náufragos en un Mundo Extraño (2019), Germánicus. El corazón de la espada (2020) y Germánicus. Entre Marte y Venus (2021). Ha recibido la mención especial del premio Joven Jurista de la Academia Nacional de Derecho (2001), el premio “Diez jóvenes sobresalientes del año”, por la Bolsa de Comercio de Córdoba (2004). En 2009, ganó el primer premio en el 1º concurso de literatura de aventuras “Historia de España”, en Cádiz y en 2015 Ganó la segunda II Edición del Premio Leer y Leer en el rubro novela de suspenso en Buenos Aires. En 2021 fue reconocido por su trayectoria en las letras como novelista y autor de textos jurídicos por la Legislatura de la Provincia de Córdoba.  



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