No existe amor más grande (en el papel)

 


por Luis Carranza Torres

Entre fines del siglo XX e inicios del XXI, el romance histórico inició un desarrolló de modo increíble en las letras, al punto de ser una presencia no solo significativa, sino decididamente preponderante que revitalizó a la misma lectura. 

Trajo también un proceso de exploración y enriquecimiento del género, con temas y matices inéditos en el género. Lo histórico fue de los principales elementos a los que se echaron mano. 

Lo romántico es mucho más que un género. Lo entiendo como un elemento transversal a todas las historias, sea que se evidencie más o menos. Por algo Wilbur Smith decía que toda novela en el fondo es una historia de amor y que tal ingrediente era uno de los que había conducido al éxito a sus obras, encuadradas dentro del género de la aventura. 

Concuerdo. Nada como el romance para poder no solo poner sentimientos en una trama, sino también trabajar las situaciones y los personajes. 

Por eso mismo, El Juego de las Dudas, Palabras Silenciadas, la saga de la Segunda Guerra Mundial de Mujeres de InviernoHijos de la Tormenta y Náufragos en un Mundo Extraño, la bilogía de Germanicus (El Corazón de la Espada y Entre Marte y Venus), Los Extraños de Mayo y La Traidora son novelas históricas en que la trama se halla motorizaba por las cuestiones de amor, deseo y romance de sus protagonistas. 

Abordaremos en otra oportunidad y más en detalle al fenómeno del boom romántico. Aquí lo referimos como introducción, desde el hoy, para ver hacia atrás, a los grandes romances que la literatura nos ha deparado. 

Entre los clásicos de la novela romántica, al igual que hoy, en el ayer la mujer ha ocupado un lugar destacado. Autores como Jane Austen, Luisa May Alcott o Emily Brontë entre otras, con sus obras como Orgullo y prejuicio, Cumbres Borrascosas o Mujercitas entre otras, definieron una línea principal del género: las historias de mujeres fuertes que desafían los roles y las normas de su época.

Anna Karenina, de Lev Tolstoi, también marcó un antes y después, por su reflexión sobre la invisibilización de la mujer y la frialdad de la sociedad frente a sus sentimientos. Pero de mi parte, en tren de aprendizajes literarios en el género, la narración naif de Mi Primer Amor de Iván Serguéievich Turguénev me dejó tanto como Tolstoi.



A pesar de resultar el iniciador realismo francés del siglo XIX, a Gustave Flaubert la fama se la dio una novela romántica, que tardó un lustro en poner en papel y que inicialmente se publicó en formato de folletines en La Revue de Paris: Madame Bovary, mœurs de province, tal su título original y que se inscribe en el denominado romanticismo tardío. 

Aquí se retrata la insatisfacción femenina por su lugar en la sociedad, que la lleva a rebelarse, a ser castigada socialmente por eso y que termina con la extinción de su propia existencia. Dicen que Flaubert proyectó en su personaje ese sentimiento propio de infelicidad que le producía la vida. Condenado como Emma Frente a un mundo que detestaba, solo la literatura podía brindarle refugio.

El Nóbel Mario Vargas Llosa dirá sobre dicha novela en el encuentro literario "París, Flaubert y el Escribidor", organizado en diciembre de 2022 por el Instituto Francés en Madrid, que tras adquirirla en uno de sus primeros viajes a París en su juventud, en una librería abierta hasta la madrugada: "Me pasé varias horas de la noche leyendo y me quedé transformado, descubrí la revolución literaria y me convenció de que la literatura era la mejor vocación del mundo y que se podía cambiar la sociedad escribiendo novela".

Viniendo al siglo XX, la tortuosa pasión entre dos seres muy heridos como Ludwig Fresenburg y Jeanne Madou que tan magistralmente plasmó con Arco de Triunfo, Erich Maria Remarque nos recuerda que amar pueden también resultar un camino de perdición. 

Unos años antes (1928), El amante de Lady Chatterley del escritor Herbert Lawrence, configuró no sólo el género erótico contemporáneo, con la descripción de relaciones sexuales de manera explícita, sino que también abordó cuestiones como la impotencia, la discapacidad y la crítica del belicismo de manera no menos frontal.

A lo largo de ese siglo XX la narración romántica se diversificará. Al igual que el propio amor humano, el género mostrará sus costados más disímiles, profundos y ocultos, y hasta incómodos. 

Pues en el fondo, amar comparte con la lectura y la escritura, de resultar a la par del placer, una indagación respecto de nosotros mismos. De qué somos, pero en especial, de hasta dónde podemos llegar.  Y por eso, la continua reinvención del género, así como su invariable elección por los lectores del rubro. 


Para leer más en el blog:



Un amor rebelde en una época convulsa

Los Lobos del Atlántico







SOBRE EL AUTOR DE LA NOTA: Luis Carranza Torres nació en Córdoba, República Argentina. Es abogado y Doctor en Ciencias Jurídicas, profesor universitario y miembro de diversas asociaciones históricas y jurídicas. Ejerce su profesión y la docencia universitaria. Es autor de diversas obras jurídicas y de las novelas Yo Luis de Tejeda (1996), La sombra del caudillo (2001), Los laureles del olvido (2009), Secretos en Juicio (2013), Palabras Silenciadas (2015), El Juego de las Dudas (2016), Mujeres de Invierno (2017), Secretos de un Ausente (2018), Hijos de la Tormenta (2018), Náufragos en un Mundo Extraño (2019), Germánicus. El Corazón de la Espada (2020), Germánicus. Entre Marte y Venus (2021), Los Extraños de Mayo (2022) y La Traidora (2023). Ha recibido la mención especial del premio Joven Jurista de la Academia Nacional de Derecho (2001), el premio “Diez jóvenes sobresalientes del año”, por la Bolsa de Comercio de Córdoba (2004). En 2009, ganó el primer premio en el 1º concurso de literatura de aventuras “Historia de España”, en Cádiz y en 2015 Ganó la segunda II Edición del Premio Leer y Leer en el rubro novela de suspenso en Buenos Aires. En 2021 fue reconocido por su trayectoria en las letras como novelista y como autor de textos jurídicos por la Legislatura de la Provincia de Córdoba.



Una ciudad: Londres.
Una mujer cruzada por dos naciones.
Una guerra inesperada.
Un hombre misterioso.
Una historia de espías.
Un amor que no distingue banderas. 

En abril de 1982 nada parece ir bien en la vida de Gabrielle Sterling. La relación con su jefe ha terminado en una desilusión amorosa y su carrera en el servicio civil británico no avanza. Sin embargo, la vida la sorprende cuando un hombre misterioso le hace una propuesta peligrosa. De aceptar, deberá traicionar los principios en que ha sido educada, aunque también rescatará es parte olvidada que su madre le inculcó. 
Tironeada por dos banderas, deberá elegir un bando en un conflicto que día a día se muestra más próximo. En ese proceso, pondrá su propia vida en juego mientras se siente cada vez más atraída por ese hombre misterioso.
En tanto la guerra escala, intrigas, pasiones y acontecimientos imprevistos la llevarán donde nunca antes había pensado estar, mientras quienes la persiguen se hallan más cerca de descubrirla. 
En medio de esa incertidumbre, Gabrielle se sentirá más viva que nunca. Tal vez no esté traicionando a nadie, sino encontrándose, por primera vez, consigo misma.  


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